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Blog / El Perolas

El último peldaño antes de San Fermín

Por Carlos Marañón

Las fiestas de esta gloriosa ciudad que son unas fiestas sin igual están a punto de llegar. Celebramos el último de los peldaños antes de vestirnos de blanco y anudarnos el pañuelo en el cuello durante nueve intensos e irrepetibles días.

Las calles de Pamplona disfrutan del buen tiempo y el buen ambiente en el viernes de Sanfermines DANIEL FERNÁNDEZ (8)
Las calles de Pamplona disfrutan del buen tiempo y el buen ambiente en el viernes de Sanfermines de 2016. DANIEL FERNÁNDEZ

Y la ciudad dentro de poco comenzará a mutar. Recibimos una afluencia de visitantes por la que Pamplona pasa de 180.000 a un millón grosso modo. Conforme se acerca el 6 de Julio se empieza a “oler” a San Fermín. Al ver la estructura de la querida tómbola de Cáritas Diocesana se precipitan los cambios uno tras otro. Los escaparates de los comercios colocan más prendas rojas y blancas, algún que otro sábado noche suena música de peñas, miramos la hucha Sanferminera con ojos golosos, buscamos la tarjeta del abono de los toros y…los bares empiezan a pensar en esos nueve días que son vitales para muchas de las pertrechas economías de algunos hosteleros.

Y el efecto S.Fermín también afecta a los hosteleros. Un efecto que simplificando mucho tiene tres síntomas. El primero y el menos evidente de cara a la clientela es que se piensa en la “carta de S.Fermín”, una carta generalmente diferente a la del resto del año. Una carta que suele menguar y simplificarse sustancialmente.

El segundo de los síntomas mucho más cercano al 6 de Julio es el cambio de la decoración de los locales. Aparecen cámaras refrigeradoras, se acopia producto donde uno puede e hileras de barriles de cerveza y cajas de botellines se colocan por los establecimientos de la mejor forma posible. Y el último de los síntomas, el que más nos afecta, uno que seguro ya lo han adivinado. La subida de precios sanferminera que viene para quedarse el resto del año.

Y esta mutación/gestión lleva produciéndose año tras año desde que subía con mis padres de vermú mañanero y fritos a correr delante de caravinagre. ¿No será hora de cambiar?

¿No será hora de adaptarse a los tiempos? Las cartas cortas, los precios altos y locales que parecen pipotes de pueblo en vez de bares no dan el rendimiento económico que han dado durante muchos años. Hay días buenos, picos en algún momento que se parecen a la locura de hace años pero, son un espejismo. Aquellos San Fermines en donde las cajas y cajas de cava el día seis alimentaban el río de burbujas para celebrar el comienzo de las fiestas, el vermut servido por botellas junto con grandes platos de fritos en bandeja de papel con una blonda, los cubatas y copas a la noche por metros en la algarabía de un bar lleno hasta los topes ya no son rutina. Ese modelo a mi humilde entender esta caduco.

Un modelo caduco y que tiene que mutar ajustándose a los tiempos. Además de no dar el rendimiento esperado, ahuyenta a mucha clientela habitual el resto del año. Para tomar un mal vino en un vaso de plástico, con un frito medio pocho a un precio más alto que el resto del año, uno se va al bar del barrio, a casa, la bajera o la sociedad. Con lo que se rompe el hábito de ir al bar y, se deja de acudir en julio, en agosto, en septiembre porque se está tan ricamente en la sociedad. Y, nos sale mucho más barato que si vamos al bar zutanito que, acuérdate los que nos cobraron por cuatro vinos y cuatro fritos en San Fermín.

Toca repensar la logística, sirviendo los productos, vinos y bebidas de otra forma. Toca mimar al cliente esos días para que siga viniendo el resto del año. Toca poner precios justos en donde la relación calidad / precio sea buena e incluso excelente. Es hora de repensar los Sanfermines, de que apetezca tomarse un vermú, una copa, un almuerzo, quedarse a comer en cualquier sitio y decir tenemos que volver después de San Fermín porque estaba todo muy bien.

Conozco varios sitios que ya llevan haciéndolo varios años y, no les ha ido nada mal. He escuchado el tan buscado “que bien hemos trabajo este año” tras cambiar el paradigma. Incluso se han quedado sorprendidos cuando a la vuelta de vacaciones han trabajado más que cualquier otro año tras las fiestas. ¿Es hora de cambiar?

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El último peldaño antes de San Fermín