El chófer conducía un camión de cerdos con exceso de peso, hablando por el móvil y sin respetar "las elementales normas de atención y cuidado".
El Palacio de Justicia de Navarra acoge el jueves el juicio contra un camionero que causó un accidente con dos ciclistas muertos en junio de 2014. El siniestro tuvo lugar en Murillo el Cuende y, según el fiscal, el conductor del camión, que transportaba cerdos vivos, "no respetó las normas más elementales de circulación, la atención y el cuidado preciso". En el accidente murieron Jesús María Sobejano Murugarren, de 48 años; y Juan Antonio Mendívil Ausejo, de 57. Sufrió heridas muy graves Juan Jesús Irigaray Asín.
En su escrito, el fiscal pide 3 años de prisión por dos delitos de homicidio por imprudencia grave para el conductor que hablaba por el teléfono móvil y con un peso que superaba los límites en el momento del accidente. Según el ministerio fiscal, el acusado "invadió el carril contrario casi en su totalidad al tomar una curva hacia la derecha". Portaba 229 ejemplares de cerdos vivos con 620 kilos de exceso con respecto a la tara del camión. "Lo hacía hablando por teléfono sin prestar la necesaria y exigible atención a un profesional del volante que debe realizar con ese vehículo y esa carga una maniobra tan precisa en una carretera de doble sentido y en pendiente".
En el mismo texto, el fiscal señala que mientras realizaba la maniobra, por el sentido contrario llegaba 6 cicloturistas por el margen derecho. Al verlos, el conductor intentó reconducir el vehículo articulado a su carril, dando un volantazo hacia la derecha, lo que originó que el semirremolque se balanceara hacia la derecha para inmediatamente realizar un efecto "rebote" hacia la izquierda (efecto barca), lo que produjo que el acusado perdiera el control del vehículo, originándose el vuelvo del mismo hacia el lado izquierdo.
En el mismo relato de los hechos, la Fiscalía señala que hasta tal punto iba distraído el acusado que pese a que su velocidad no superaba el límite (51 km/h) perdió de manera "considerable su capacidad de reacción y reflejos, haciéndolo tarde".
Los ciclistas que encabezaban el grupo intentaron esquivar el semirremolque, tirándose a la cuneta, no pudiendo evitar quedar atrapados debajo del mismo. Dos de ellos murieron en el acto, mientras que Juan Jesús Irigaray quedó atrapado con muy graves lesiones. Los otros tres ciclistas que iban en el grupo resultaron ilesos.
