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TRIBUNALES

Piden 17 años y 3 meses a un pamplonés acusado de romper los dientes a su pareja

El hombre, que se encuentra en la cárcel por maltrato a la misma mujer, habría vuelto a agredirla brutalmente aprovechando los permisos penitenciarios. 

Tribunal Superior de Justicia de Pamplona.
Tribunal Superior de Justicia de Pamplona.

Un pamplonés se enfrenta a 17 años y 3 meses de cárcel por romper el hueso de la encía a su pareja, agresión por la que ha perdido varios dientes en una paliza durante un permiso penitenciario.  La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha celebrado el juicio oral este jueves 16 de junio al hombre de mediana edad que contaba con varias condenas pendientes de maltrato a su expareja por las que se encuentra actualmente en la prisión de Pamplona. 

Además, se le acusa de un delito de allanamiento de morada por entrar en la casa de su expareja con las llaves que le había robado para volver a agredirle.

PRIMERA AGRESIÓN DURANTE UN PERMISO 

Los hechos tuvieron lugar en torno dos permisos penitenciarios del acusado, en el primero de ellos, del 6 al 9 de mayo de 2015 el hombre se habría presentado en la casa de la víctima. Durante el juicio ha negado que fuese a la casa, además de la totalidad de las agresiones de las que se le acusa.

La mujer ha señalado que el hombre se personó voluntariamente pese a la orden de alejamiento que tenía y ella abrió la puerta después de que él insistiera. En un momento dado, ya en la calle, la mujer señala que él le pidió el móvil y ella dijo que no. La mujer ha indicado que su expareja consideró que si no le daba el móvil era porque "lo quería para hablar con alguien" que "si no se lo habría dado".

Tras la negativa el hombre la habría” empotrado contra la pared”, le quitó el móvil y al no poder encenderlo lo rompió contra la pared. Además el acusado le habría quitado unas llaves de casa que llevaba en el bolso pero la víctima no se percató del robo porque no eran las que ella usaba sino las que les dejaba a sus hijas.

SEGUNDA AGRESIÓN

Mes y medio más tarde, los días 23 y 24 de junio de 2015, el hombre volvió a disfrutar de un permiso penitenciario y de nuevo fue a casa de la víctima y comenzó a tocar el timbre hasta que la mujer finalmente le abrió la puerta. La mujer ha defendido que no llamó a la policía porque “no quería que se hicieran más daño” y “no creía que esto no se pudiera arreglar de otra manera”.

Una vez en el interior le habría propinado una fuerte paliza que según la mujer fue "constante durante toda la noche" del 23 al 24 de junio. Le dio puñetazos en la cara y en el abdomen hasta romperle el hueso de la encía quedando los dientes sujetos " de un hilo".

Salió de casa y el agresor también. La mujer fue sola a urgencias donde la examinaron pero dijo que no quería presentar ninguna denuncia. Llamó a la coordinadora de su trabajo para decirle que estaba en el hospital y que podría ser que no fuese a trabajar al día siguiente por lo ocurrido. La compañera se presentó en el centro médico y la acompañó de nuevo a su casa.

La compañera llevó en coche a la mujer que volvió a casa con las magulladuras visibles y un aparato bucal para sujetar los dientes. Antes de bajarse del coche de su compañera la mujer miró que no hubiese nadie en la calle y subió al piso. Entró en casa donde estaba todas las luces apagadas y su expareja en el interior que al parecer entró con las llaves que le habría quitado hacía mes y medio.

El hombre la volvió a agredir, le propinó puñetazos, cabezazos y la amenazó con una botella. La mujer ha descrito la agresión como “brutal y muy continuada, fue toda la noche”, "Tenía dudas de si me había roto la nariz”.

LA VERSIÓN DE LOS TESTIGOS

A la mañana siguiente la mujer tenía que ir a trabajar y salió de la casa, el hombre no se lo impidió. En la calle se encontraba el policía municipal encargado de vigilar que la expareja no se acercase a ella durante el permiso. El agente se bajó del vehículo vestido de paisano y vio que la mujer tenía sangre en la ropa, tenía los ojos amoratados, la nariz hinchada y se tapaba la boca para hablar ya que varias piezas dentales estaban colgando.

El agente que ha testificado ha señalado que tras la mujer, con unos 5 minutos diferencia salió el encausado del portal de la mujer y se colocó de forma desafiante frente a ellos. Cuando el agente se dirigió a él para decirle que qué había hecho, le preguntó que quién era y fue entonces cuando el agente se identificó como tal.

Procedieron a la detención del hombre. La mujer no quiso denunciar en el momento ya que según ha testificado el agente la mujer “estaba en estado de shock” y sólo pensaba en que llevaba poco tiempo en su trabajo y tenía que irse a trabajar. 

Durante el juicio han testificado tanto la doctora de cabecera de la mujer que valoró las lesiones como la doctora que lleva el seguimiento psicológico.

La doctora que examinó a la mujer ha señalado que la mujer presentaba una ruptura de la raíz de los dientes en la sujeción con el hueso y del propio hueso lo cual hacía que se tratase de un arreglo aún más complejo que si hubiese perdido los dientes.

Por su parte, su psicóloga ha señalado que la mujer padece un trastorno de personalidad y tendencia depresiva ya que no ha tenido una vida fácil, lo cual se vio drásticamente agravado con lo sucedido.

Con respecto a la relación que mantenía la víctima con el supuesto agresor, se le ha preguntado a la mujer si era suya la autoría de varias cartas enviadas a su expareja con términos como “Hola, cielo”, “Me dijiste que salías pronto y pasan los días y nada”, “te espero”, “Hola, amor mío”, “me haces mucha falta”. La mujer ha reconocido la autoría de las cartas que habrían sido escritas en el intervalo entre el robo de las llaves y el segundo permiso.

Al encausado se le pide una pena de 17 años y 3 meses de prisión, además de indemnizar a la víctima con 2.000 euros además del importe del arreglo de las piezas dentales que la mujer no ha podido arreglar porque ha señalado “no he tenido capacidad económica para arreglarlos”.

Por todos estos hechos, al hombre se le acusa un delito continuado de quebrantamiento de la orden de alejamiento, un delito de robo con violencia con maltrato no habitual, un delito de lesiones con deformidad, allanamiento de morada, maltrato no habitual, maltrato habitual y falta de daños. Para la sentencia se considerará agravante la reincidencia por varios delitos contra la misma persona por los que ya ha sido juzgado y condenado.

El encausado acumula varias condenas previas por casos anteriores de maltrato su expareja, la primera de ellas se remonta al año 2010 y el hombre lleva 6 años y prisión por estas causas.


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