• viernes, 29 de marzo de 2024
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TRIBUNALES

Las mujeres de los guardias civiles agredidos brutalmente en Alsasua, ante la juez: "No podemos ir ni a por el pan"

Estas son las duras declaraciones sobre la agresión que los guardias civiles y sus parejas relataron en la Audiencia Nacional.

Lugar donde se inció el linchamiento a los guardias civiles destinados en Alsasua. PABLO LASAOSA
Lugar donde se inció el linchamiento a los guardias civiles destinados en Alsasua. PABLO LASAOSA

El duro testimonio ante la Justicia de los dos guardias civiles y sus parejas tras la “brutal” paliza, en la que participaron unas 40 personas, en el bar Koxka de Alsasua ha visto la luz a través de unas grabaciones difundidas por Cadena Ser.

En ellas, los dos guardias civiles y las mujeres que los acompañaban en la madrugada del pasado 15 de octubre relatan un clima discriminatorio y de odio en el entorno abertzale hacia este Cuerpo que se extiende más allá de la fecha en la que se produjo la agresión, en la que incluso dicen que “llegaron a temer por su vida”.

Las declaraciones señalan que les rodearon en el bar y que recibieron puñetazos y patadas en la cabeza. Además, afirma una de las mujeres que acompañaba a los guardias civiles que “los que daban más fuerte estaban encapuchados”. Se trata de uno de los argumentos por los que la juez Carmen Lamela, de la Audiencia Nacional, ha considerado que existen indicios de que todo estaba preparado y no se trató de una pelea espontánea.

También, destacan que al llegar la primera patrulla de la Policía Foral les advirtió que “no podían moverse” hasta que pidieran refuerzos a Pamplona. Fue tras la llegada de éstos cuando comenzaron a detener a los sospechosos.

Todos los agredidos denuncian hechos graves como insultos (“perro vete al monte”), extorsiones o la imposibilidad de realizar actividades con libertad como ir a comprar el pan o apuntarse a un gimnasio en la localidad navarra.

“Alsasua está dividida en dos. Yo con mi novia procuro no ir a la zona de ellos”, relata el sargento agredido para denunciar que una de las calles corta el pueblo en dos. “Hay que tener cuidado por dónde se va”, señala para advertir que un lado de la vía es denominado “zona abertzale” y la otra “la nacional”.

Junto a todo esto, los agentes también añaden que “la ley del silencio” impera en la localidad desde hace mucho tiempo y señalan que la gente no toma partido para evitar un clima de violencia.

“Me da miedo, me provoca ansiedad. Estamos dentro de España y esto no debería pasar”, dice una de las mujeres agredidas. Sin embargo, este clima de horror inunda cualquier acción cotidiana que envuelve la vida de los que se alojan en el cuartel de la Guardia Civil.

En este sentido, los agredidos relatan varias situaciones que les han ocurrido a compañeros para advertir que la situación en la localidad navarra es más preocupante de lo que parece.

Por ejemplo, el sargento agredido cuenta que en un gimnasio donde se aprenden artes marciales, un compañero de cuartel asegura haber sido rodeado por el propio monitor y algunos compañeros para echarlo alegando que “las cosas que se enseñan aquí es para pegar a los guardias”.

No es la única situación violenta a la que se enfrentan los guardias civiles que residen en Alsasua, según las declaraciones aportadas por los cuatro agredidos. A una de las mujeres de otro compañero de cuartel "uno del entorno abertzale” le escupió a las puertas del colegio mientras recogía a sus hijos.

LA ÚNICA MUJER AGREDIDA DE ORIGEN ALSASUARRA RECONOCE EXTORSIONES

Para María José su vida en Alsasua cambió por completo desde el momento en el que comenzó a salir en marzo con el teniente de la Guardia Civil. “Los vecinos me retiraron el saludo”, matiza y cuenta que tras la agresión se han tenido que marchar del pueblo. Pero no todo termina ahí.

Los padres de María José son propietarios de un bar en Alsasua y, desde la brutal paliza, ellos también han sufrido las presiones del entorno abertzale. "Han puesto una pancarta en el bar de mis padres que decía: Fuera de aquí”, señala.

De hecho, su madre “tiene miedo a quedarse sola en el bar” y denuncia que “un hombre se acercó a su padre para advertirle que “les dejarían en paz” si su hija “no reconocía a las personas” que habían participado en los hechos.

ANAGRAMAS DE ETA Y MOVIMIENTO 'OSPA' EN LA LOCALIDAD

“Hay gente que no te quiere allí y te lo hace saber”, afirma el teniente agredido en las grabaciones para aludir a “lo habitual” de ver pancartas con el anagrama de ETA y alusiones a la Guardia Civil.

Además, señala a uno de los detenidos como uno de los principales promotores del denominado 'Ospa Eguna' o Día de la Huida en el que, cada año, se reivindica la salida de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de la localidad Navarra.

“En algunas festividades, la gente se disfraza de Guardia Civil y besan esvásticas nazis”, destaca el teniente de la Guardia Civil.

De hecho, la Fiscalía sostiene que los actos celebrados ese día cuentan con el apoyo de las formaciones abertzales de Bildu y Sortu y en el que se realizan “acciones de protesta, presión y hostigamiento contra la Guardia Civil y sus familias”.


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