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TRIBUNALES

"Ella pudo denunciar para que no se difundieran los vídeos", los 17 puntos de la defensa de la Manada

"Todo es compatible con una relación consentida, no se ha podido probar lo contrario", han esgrimido los abogados de los acusados.

Ilustración de los miembros de 'La Manada' durante el juicio
Los cinco acusados durante la sesión del juicio celebrado este lunes en Pamplona. Ángel Boza, Jesús Escudero, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo. ILUSTRACIÓN: GUILLÉN ZAZPE

Los tres abogados de la defensa se han esforzado este martes en Pamplona en demostrar por todos los medios que las relaciones sexuales entre los cinco acusados de la supuesta agresión sexual en San Fermín y la mujer fueron consentidas. 

Durante más cuatro horas los letrados han expuesto en la sala los principales argumentos, centrados en mantener que los vídeos no reflejan sometimiento alguno a la mujer, que todos entraron al portal de una manera conjunta y sin ejercer fuerza, que se marcharon del portal sin huir y que el robo del móvil fue tan sólo una reacción casi pueril sin relación alguna con los hechos. "¿Acaso el hurto de un teléfono puede presuponer que hubo una violación?", han señalado.

Los medios han vuelto a poder acceder a la sala, por segunda jornada consecutiva en un juicio que ha quedado visto para sentencia. El tribunal conformado por los tres magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra decidirá esta misma semana si acceder a la libertad provisional de los acusados. La sentencia definitiva no se conocerá hasta dentro de varias semanas, lo más probable después de Navidad. 

Prenda y sus amigos se han emocionado con la intervención de los abogados, en especial con el turno de Agustín Martínez Becerra, que defiende también a Ángel Boza y Jesús Escudero. Los tres han llorado y se han abrazado durante un receso fuera de la mirada de la prensa, según han confirmado sus defensas. "Me declaro inocente, espero que todo termine cuanto antes. Confío en la justicia", ha dicho Ángel Boza en un discurso casi calcado al de sus compañeros. 

Todos han pasado, uno por uno, por el micrófono de la sala a preguntas del presidente del tribunal para su turno y derecho de última palabra. Han caminado despacio, nerviosos en su última oportunidad para mirar a la cara y los ojos de los tres jueces que determinarán su destino: culpables de un delito de agresión sexual (22 años de cárcel) o inocentes y volver a pisar la calle. 

Al igual que ocurrió en la sesión del lunes con el turno de las acusaciones, que aseguraron que hubo intimidación, vejación y humillación a la víctima, se repasa a continuación los principales puntos utilizados por las defensas para intentar demostrar la inocencia de los cinco acusados. "Todo es compatible con una relación consentida, no se ha podido probar nada de lo contrario". 

Existe presión social y el caso está viciado. Los abogados han asegurado que en Pamplona se creó un caldo de cultivo contra las agresiones sexuales que desembocó en un un "río de agua turbia" con filtraciones sobre el caso que desembocó en un "mar de condena" popular que señala ya como culpables a los detenidos. "La intolerancia no puede quebrar ni amedrentar el criterio de los jueces y confiamos en el recto proceder del tribunal", ha asegurado Agustín Martínez Becerra, que ha denunciado el "escrache" sufrido la semana pasada que obligó a paralizar el juicio o la performance con cinco muñecos ahorcados que simulaban a los cinco hombres ajusticiados. 

Los acusados no declararon tras ser detenidos. Las defensas han culpado de esta situación a la abogada del turno de oficio que aconsejó a los cinco detenidos no declarar cuando pasaron a disposición judicial el 8 de julio, un día después de ser detenidos. El juez los envió a prisión. Los actuales abogados entraron en escena a partir de ese momento y han denunciado que solicitaron declarar ante el juzgado de instrucción nº 4 con fecha 12 de julio. "Sin embargo, no se les llamó a declarar hasta el 2 de septiembre", han dicho como crítica contra el juez instructor. 

La instrucción sacó a relucir temas sin relación. Ha sido también criticado que durante el proceso de instrucción salieran a relucir fotografías, conversaciones y todo tipo de datos de los teléfonos móviles de los acusados que no guardaban relación con los hechos investigados y que finalmente no han sido admitidos en el juicio. "Los presentaron como unos criminales, en ese momento comenzó la caza de la manada", han esgrimido. 

No hubo agresión sexual. "El 7 de julio de 2016 no hubo ninguna agresión sexual en la calle Paulino Caballero", ha mantenido Agustín Martínez Becerra. Según las defensas, se le preguntó a la denunciante cómo podían saber los acusados que ella no quería mantener relaciones sexuales, algo que no supo responder y reconoció que ellos pudieron entender cualquier cosa. Tampoco dijo la chica si hizo algún gesto de reprobación ante las relaciones sexuales. "No hablé, no grité, no hice nada", ha mantenido el abogado para resaltar la declaración de la víctima. 

Consentimiento de la mujer sobre las relaciones. "El no consentimiento de la mujer debe manifestarse con palabras o acto de manera clara y sin matices", algo que según la defensa ha quedado demostrado durante el juicio y la declaración de la víctima que no ocurrió. La propia denunciante contestó que no hubo ningún acto del que se pudiera desprender su negativa al sexo en grupo. 

Entraron al portal de manera voluntaria. Las defensas han narrado que, tras conversar sobre mantener relaciones sexuales, las seis personas entraron al portal de manera voluntaria. "¿Dónde está la violencia o la intimidación en este caso? La denunciante no la contempló". Las defensas han indicado que la mujer declaró en el juicio que ella se estaba besando con Ángel Boza cuando, "cogidos de la mano", accedieron juntos al portal. "Subió también voluntariamente las escaleras del rellano y negó también que la tiraran al suelo", tal y como declaró en un principio. 

La chica lideraba el camino hacia el portal. Las imágenes de las grabaciones también han desmotando, según las defensas, que los cinco acusados fueran por delante en su camino de la búsqueda de un lugar para mantener relaciones. "¿Por qué miente? Ella era la que iba por delante, era la líder del pelotón con uno de ellos. No dice la verdad", han mantenido. Además, también han resaltado que los recorridos tampoco se corresponden con la voluntad de la mujer de ir hacia el coche (Soto de Lezkairu) y que podía perfectamente haber dejado de caminar con los acusados si hubiera querido, dado que no era difícil dejar de seguir al grupo en una calle con más gente alrededor. 

Los cinco acusados no huyeron del lugar. Los abogados de los cinco acusados han explicado que no es normal que cinco personas que han cometido un delito salgan andando, sin huir, se paren a pocos metros del lugar de los hechos, entren a varios hoteles de los alrededores y sigan en la misma ciudad a las pocas horas de los hechos. "Esto es porque ellos sabían que no habían cometido ningún delito, porque las relaciones eran consentidas. No tenían por qué salir corriendo y no lo hicieron. Ellos no tenían miedo a nada, no habían agredido sexualmente a nadie".

La mujer no recuerda nada. Los letrados han señalado algunas incoherencias y cambios en el discurso de la mujer durante el proceso en sus tres declaraciones, la primera cuando fue atendida por la Policía Municipal, la segunda ante el juez en una videoconferencia desde un juzgado de Tudela y la tercera en la sesiones de este juicio hace ahora dos semanas. "Primero dijo que la metieron a la fuerza, luego que iban agarrados. Que le taparon la boca, luego que eso no fue así. Que le tiraron al suelo, pero esto tampoco ocurrió. Que utilizaron intimidación, para reconocer después que no la sintió. Tampoco ha recordado que le practicaran sexo oral, si fue penetrada, etc. Toda la declaración de ella es sorprendente". 

No hay lesiones físicas. El informe de los médicos forenses que la reconocieron señalaron que la mujer no tenía lesiones en el ano (fue penetrada) y que sólo presentaba un "eritema" en sus partes íntimas, algo compatible con relaciones sexuales consentidas. Los forenses, además, "hicieron su informe que estaba viciado de origen porque lo basaron ya en una agresión sexual". Han indicado que los síntomas se podrían corresponder con una experiencia sexual "perturbadora". 

Secuelas y estrés postraumatico. También se ha puesto en duda que la mujer haya sufrido problemas psicológicos por los hechos ocurridos, ya que las acusaciones no han presentado ningún tratamiento médico en todo este tiempo ni ella ha sido visitada por ningún médico desde entonces. Sobre la fotografía de Instagram colgada por la mujer un mes antes del juicio, se ha señalado como "poco normal" que alguien que ha sido violada cuelgue una foto con este mensaje: "Hagas lo que hagas, quítate las bragas". Se trata de un eslógan de un programa de televisión de MTV en el que los protagonistas "hacen tríos sexuales con devaneos lésbicos". 

Las grabaciones como posible motivo de la denuncia. Las defensas se han esforzado en demostrar que ella sabía que le habían grabado en vídeo y que pudo ser uno de los principales motivos de la desazón de la mujer tras salir del portal. "Ella pensó que le habían grabado con su móvil, que después se lo habían llevado y tenían unas imágenes suyas comprometidas", han expuesto. Se ha criticado de forma muy dura que la Policía Municipal no reflejara en el informe que ella declaró que sabía que la grabaran y que la única agente que lo ha confirmado no fue llamada a declarar por las acusaciones, sólo por las defensas. "Yo no creo en las casualidades", ha dicho Martínez Becerra. 

Marcas en el cuerpo. Se ha puesto de manifiesto que los agentes de la Policía Municipal también se contradijeron sobre las supuestas lesiones de la víctima, hasta el punto de que uno declaró que la mujer tenía una marca en el moflete, que otro dijo que era en la mandíbula y, finalmente, otro dijo que no había ninguna marca. Además, los mismos informes policiales señalan que ella lloraba descontrolada pero que a los 10 minutos había cesado el llanto. 

Informe policial contaminado sobre los vídeos. Las defensas han asegurado que los policías forales que elaboraron el informe lo hicieron bajo la premisa de que ya era una agresión sexual. "Hay una interacción clara de la mujer cuando masajea un pene, hay gemidos de mujer que se han tratado de explicar como de dolor cuando la relación era consentida y placentera. En su cara no se observa ningún gesto de asco, ningún rictus de dolor, sufrimiento, pena o cualquier otro movimiento de rechazo al ofrecimiento de un pene en su boca". 

Los tres abogados de la defensa durante el juicio celebrado este martes en Pamplona. 

La llamada a un chico que había conocido esta noche. Esta llamada, según las defensas, demuestra que la mujer no quería irse a dormir, sino que su intención era quedarse de fiesta en Pamplona. La joven había conocido al joven en la verbena de la Plaza del Castillo, se intercambiaron los números y hablaron para quedar cuando la joven ya estaba con los acusados. Por el ruido no se llegó a concretar la cita. 

La mujer no pudo rectificar una denuncia en marcha. Las defensas han insistido en que había en Pamplona una necesidad por cortar de raíz el tema de los abusos sexuales, algo que sirvió en este caso para propiciar una corriente sobre un supuesto sexual sin que ella hubiera denunciado. "Ella no dio detalle de lo ocurrido, habló del robo del móvil y al poco tiempo ya estaba la policía en el lugar y ella en el hospital examinada por una agresión sexual. Nadie le dio tiempo para rectificar. Se fomentó en la mujer el ánimo para denunciar, aunque ella no quería. Existe una clara interferencia de terceros para guiar su testimonio". 

Una experiencia sexual no satisfactoria. También se ha señalado en el juicio que la mujer pudo sentirse decepcionada por las relaciones sexuales en grupo que había decidido tener con los acusados. "Pudo tener un malestar tras los hechos y un arrepentimiento tras una experiencia sexual primeriza y no satisfactoria", ha dicho Jesús Pérez. "En los vídeos se puede ver a una mujer activa, que hace movimiento rítmicos con la pelvis propios de sexo consentido. Sin embargo, se llevó el informe policial hacia donde se quería, para decir que era algo forzado". 


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"Ella pudo denunciar para que no se difundieran los vídeos", los 17 puntos de la defensa de la Manada