• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:28
 
 

TRIBUNALES

Un arsenal de armas y munición falsas en Pamplona: condenado a dos años por manipular pistolas y balas

Compraba material en armerías para confeccionar su propia munición y adulteraba armas que luego vendía en internet. 

Una de las pistolas como las que utilizaba y manipulaba el condenado
Una de las pistolas como las que utilizaba y manipulaba el condenado.

Un vecino de Pamplona ha sido condenado a 2 años y medio de cárcel por fabricar, manipular y comercializar armas y munición de manera irregular a través de identidades falsas. 

En concreto, según la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal nº 4 de Pamplona, el ahora condenado se dedicó a adquirir por internet armas detonadoras de diversas armerías facilitando para su adquisición su identidad verdadera y su dirección, además de la de un amigo de Eslovaquia que desconocía el contenido y la finalidad de los paquetes. 

Ni el juzgado ni la policía han podido determinar el número exacto de las armas recibidas, aunque en la sentencia se hace un relato pormenorizado de pistolas y revólveres que consiguió obtener a pesar de contar sólo con una licencia para uso deportivo. 

Además, el acusado adquirió, igualmente por internet y de diversas armerías autorizadas, utilizando su verdadera identidad, elementos para la fabricación de cartuchería metálica como casquillos, puntas y proyectiles, así como elementos necesarios para la fabricación casera de munición metálica: básculas, un empistonador, etc. 

Según la sentencia, la adquisición y utilización de los artefactos es lícita para su uso por particulares, algo que el condenado pasaba por alto para la confección de la munición. 

Una vez adquiridas las armas, el acusado procedía a borrar el número de serie de las mismas. A continuación, las modificaba con la retirada de los mecanismos deflectores del arma que impedían que se pudiera alojar un cartucho de munición real en la recámara, permitiendo de esta forma disparar munición real con las mencionadas armas.

En muchos de los casos llegó a recalibrar las armas, elaborando cañones nuevos para las mismas, que permitían el disparo de munición real de calibre inferior al que estaban originariamente destinadas las armas, pasando del calibre 8 o 9 mm detonador a los calibres 6,35 mm ó 7,65 mm de munición real, dependiendo de la modificación.

Para realizar estas modificaciones, desmontaba las armas, conservando las piezas conforme las iba modificando en el garaje de una vecina.

Igualmente, según prosigue la sentencia, fabricaba munición para las armas modificadas de los calibres 6,35 mm y 7,65 mm, llegando incluso a fabricar cartuchería metálica de calibres inferiores, que fue localizada en el garaje de la vivienda de su vecina.

Para la fabricación de cartuchería metálica apta para realizar fuego real utilizaba las vainas y las puntas lícitamente adquiridas en las armerías antes mencionadas, así como pólvora y pistones (fulminantes utilizados para prender la pólvora dentro de los casquillos y provocar la salida por el cañón del arma del proyectil) que había adquirido ilícitamente.

Finalmente, utilizando sus conocimientos informáticos, procedia a poner a la venta tanto las armas modificadas como la munición fabricada en portales especializados en la venta ilícita de armas por internet en la deep web (red oscura) mostrando fotografías de las armas modificadas y llegando incluso a hacer vídeos demostrativos del funcionamiento de las mismas, colgando enlaces a los mismos en el portal donde vendía las armas.

El pago de la venta se realizaba a través de criptomonedas, estimándose que cada arma modificada podría haberse vendido por el equivalente a unos 1.000 €, desconociéndose por cuánto vendía la munición.

Una vez hecho el pedido el acusado procedía al envío del arma modificada, normalmente desmontada y en varios paquetes, y de la munición que previamente había fabricado, envuelta en papel de aluminio o en trozos de CD’s con la finalidad de evitar que los escáneres identificaran el contenido de los paquetes.

Para impedir su identificación, como remitente de los paquetes hacía constar identidades y direcciones inexistentes, bien de personas físicas bien de personas jurídicas.

Como consecuencia del examen por el personal de seguridad de ocho paquetes remitidos por medio de la empresa Correos, en el centro de tratamiento postal que la empresa estatal tiene en Navarra se observó que los mismos podrían contener lo que parecían ser partes de armas y munición metálica.

La empresa dio aviso a Guardia Civil, que solicitó la apertura judicial de los paquetes.

Bajo falsas identidades, el acusado había remitido estos paquetes, cuatro de ellos depositándolos en buzones y los otros cuatro personándose en la oficina de Correos. La Guardia Civil cotejó la caligrafía de los impresos con la de la solicitud de licencia de armas tipo F que el acusado tiene, concluyendo que, pese a las diferentes identidades que constan en ambos documentos, habían sido escritos por la misma persona.

No fueron los únicos paquetes enviados por el acusado, ya que, utilizando empresas de paquetería privada realizó nuevos envíos de armas y munición a Reino Unido, Francia (dos personas), Chipre, Suecia y Alemania (tres personas), cuyo contenido ha podido ser constatado por la colaboración policial, siguiéndose los procedimientos judiciales oportunos contra estas personas en sus respectivos países. 

Cuando la Guardia Civil accedió a su domicilio y a una nave industrial encontraron numerosos efectos, como un portátil con impactos de pistola, cañones de un revólver cortado, cargadores de pistola, armazones de armas, etc. 

El condenado no cumplirá la condena en la cárcel siempre y cuando no vuelva a delinquir durante los próximos tres años. 


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