Ha ocurrido en la localidad cántabra de Peñacastillo, donde la mujer acudió a recoger sus llaves tras pagar una fianza y el arrendador se había esfumado.
Las vacaciones se presuponen como un tiempo de descanso o asueto, alejado de la rutina diaria y como una vía para desconectar de los quebraderos de cabeza del resto de año. En este caso, las vacaciones han acabado convirtiéndose en un desasosiego para una navarra que ha acabado sus días descanso interponiendo una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Pamplona.
Todo se inició el pasado mes de julio, cuando la denunciante localizó a través de un portal en internet especializado en el alquiler y la compraventa de viviendas un piso que se alquilaba en la localidad cántabra de Peñacastillo.
Interesada por el apartamento en cuestión, la mujer se puso en contacto con el supuesto arrendador a través de WhatsApp y acordaron el alquiler de la finca, previo pago de una fianza a través de una transferencia bancaria.
La denunciante hizo llegar la cantidad acordada de 36 euros al supuesto arrendador a través de un ingreso en cuenta y el siguiente paso a dar sería la entrega de las llaves, ya en el domicilio en cuestión el mismo día de iniciarse el alquiler, donde se formalizaría el resto del pago.
El problema surgió cuando la vecina de Pamplona se desplazó hasta la vivienda que creía haber alquilado en Peñacastillo. Allí descubrió ser víctima de una supuesta estafa, ya que en la dirección facilitada nadie conocía al supuesto arrendador y el piso tampoco se encontraba en situación de alquiler.
A su regreso a Navarra, la mujer se ha personado en el puesto principal de la Guardia Civil en Pamplona y ha presentado una denuncia por un delito de estafa leve.
