• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Sin música ni comida popular: el coronavirus obliga a cambiar una tradición ancestral en Navarra

Se recomienda la no asistencia de público al acto, limitando la presencia a las autoridades de ambas vertientes.

Momento de la ceremonia del Tributo de las Tres Vacas CEDIDA
Momento de la ceremonia del Tributo de las Tres Vacas. CEDIDA

El Tributo de las Tres Vacas se celebrará el próximo lunes, 13 de julio, adaptado a las circunstancias provocadas por el Covid-19, lo que hará que se desarrolle tan solo el acto institucional protocolario y no habrá ni música ni comida popular.

Además, en el acto institucional se sustituirá el momento de las manos superpuestas sobre la Piedra de San Martín por otro acto simbólico con el uso de lanzas, recuperando así una parte del ritual que ya se utilizó durante siglos.

Las autoridades francesas del valle de Baretous y las de los municipios de las villas roncalesas de Isaba, Garde, Urzainqui y Uztarroz han acordado mantener la celebración de la ceremonia en su fecha tradicional, pero quieren ser "ejemplo de comportamiento y de civismo ante la situación sanitaria de pandemia", según ha explicado el Ayuntamiento de Isaba en un comunicado.

Por ello, recomiendan la no asistencia de público al acto, limitando la presencia a las autoridades de ambas vertientes y a los medios de comunicación, presencia esta que estará sujeta a las recomendaciones sanitarias del momento (uso de mascarilla, distancia social, etc.).

Ese día no se organizará ninguno de los actos tradicionales, como la comida popular habitual o la presencia de grupos musicales o culturales.

Las autoridades han explicado que, "conscientes de los inconvenientes que se derivan del estilo habitual de ceremonia, incompatible en buena medida con las medidas preventivas recomendadas, de forma excepcional, igualmente, vamos a modificar el ritual recuperando para ello una parte del ritual que para esta ceremonia ha estado vigente durante muchos siglos; haciendo así un guiño a nuestra historia, y sirviéndonos de ella para cumplir con la normativa sanitaria a la vez que se proyecta hacia ambos lados del Pirineo una imagen de responsabilidad y de lealtad a nuestras raíces identitarias".

Es una parte del ritual de la ceremonia de entrega de este tributo empleada durante siglos hasta principios del XX. "Nos pone en bandeja un plan B que es perfectamente válido, en lo que a simbolismo se refiere, y perfectamente acorde con las recomendaciones de las autoridades sanitarias", ha explicado el Ayuntamiento de Isaba.

Así pues, para 2020, y de forma excepcional, pero pactada y validada por parte de las autoridades de ambas vertientes, no se van a colocar de forma superpuesta las manos sobre la Piedra de San Martín, evitando así el contacto y una excesiva proximidad.

En sustitución de esta parte emblemática del ritual, cada una de las partes, tal y como se ha hecho durante muchos siglos, se presentará allí portando una lanza.

Los representantes municipales del valle de Baretous se colocarán a un lado de la piedra, en su vertiente, manteniendo la distancia de seguridad. Lo mismo harán los representantes municipales roncaleses de Isaba, Garde, Urzainqui y Uztárroz.

A indicación del secretario de la ceremonia será primero el alcalde de Arette quien clave oblicuamente la lanza, con divisa blanca, por encima de la piedra con la punta hacía el lado de la Contienda (quedará la carretera a su espalda); y seguidamente será el alcalde de Isaba quien haga lo propio, clavando su lanza, con divisa encarnada, en el suelo, apoyada sobre la piedra, hacia el lado de Baretous (quedará el valle de Roncal a su espalda). No quedan en posición enfrentada sino perpendicular. Y con las lanzas así colocadas se pronunciarán las palabras de rigor; dando paso, a partir de allí, a la ceremonia conforme a lo acostumbrado.


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