Vecinos de los alrededores del paseo del Castillo de Tudela, en el Casco Viejo y a solo unos metros de la entrada a la ciudad por el puente del Ebro, llevan años esperando a que el Ayuntamiento actúe en un edificio deshabitado, fuente de insalubridad y porquería, y con el que tienen que convivir a diario.
Este inmueble, ubicado en el número 2 de la calle y que en su día albergó unas bodegas y un establecimiento de hostelería, el bar restaurante El castillo, ya no tiene uso y sus cuatro plantas se encuentran vacías. Sin embargo, el consistorio no se ha decidido a proceder a su derribo.
Varios de los vecinos de la zona ya han avisado en más de una ocasión al Ayuntamiento de Tudela y también a algún concejal del peligro que representa este edificio.
Además de que se acumula basura y suciedad tanto en su interior como en los alrededores (con hasta neumáticos abandonados al pie de la fachada, según apuntan vecinos de la zona), durante mucho tiempo ha estado repleto de ratas.
"Ahora hay una manada de gatos que, por lo menos, se ocupa de que la población de roedores no aumente, pero siempre está todo lleno de basura y no es plato de buen gusto vivir al lado de un sitio así", confiesa una vecina que lleva más de 20 años residiendo frente al edificio.
El problema no solo es la suciedad, sino que el inmueble suele ser frecuentado por jóvenes y por vagabundos, algunos de los cuales acceden al interior para pasar allí la noche, con el peligro que conlleva al estar el edificio en un estado ruinoso.
Tras varios años reclamando al Ayuntamiento de Tudela que actúe, los vecinos se encuentran desamparados. "Hace tiempo nos dijeron que querían tirarlo para adecuar un acceso al Corazón de Jesús, pero pasa el tiempo y la situación no cambia. Queremos que hagan algo ya, porque llevamos ya mucho tiempo soportando esta situación", concluye.
