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TRÁFICO

Los falsos positivos de droga en Navarra: así se efectúan las pruebas y estos son los motivos de sus errores

Los positivos en estos test irán en aumento, pero no porque se consuma más que antes, sino porque se va a extender el uso de controles.

Drogado y borracho en Cintruénigo POLICÍA FORAL
Un agente de la Policía Foral, durante un control de tráfico. ARCHIVO

Hace décadas, la concepción en España del binomio alcohol y conducción difería enormemente de lo que actualmente está aceptado, que con una sola gota de alcohol no se debe coger el coche. A esa concienciación colectiva se llegó después de años de duro trabajo, con campañas de la Dirección General de Tráfico (DGT) cada vez más agresivas en los medios de comunicación para que el ciudadano fuera testigo directo de las terribles consecuencias que podía generar ponerse al volante tras haber bebido.

Cómo no, a esta aceptación de una realidad tan patente ayudaron también las sanciones y que el conductor asumiera como norma que podía ser sometido a un control de alcoholemia en cualquier lugar y a cualquier hora. Aunque, eso sí, los aparatos para medir ese alcohol en el organismo no nacieron exactos, rápidos y fiables de la noche a la mañana.

Esa misma concepción es la que falta cuando se introduce la droga en la ecuación. Una aceptación tanto de la influencia perjudicial que supone en la conducción (ahí están las cifras y ese contundente 43% de fallecidos en las carreteras españolas que dio positivo en drogas), como del hecho de que los controles ya han salido de las zonas de discotecas y de las horas de madrugada. E irán a más, como así lo aseguran las autoridades.

Lo primero que hay que combatir es el desconocimiento de la población. Los controles de droga tienen una primera prueba, indiciaria y que no comporta sanción, tras la que, si el conductor da positivo, se efectúa la segunda, cuya muestra se envía a un laboratorio toxicológico para que la analice y determine si existe la presencia de alguna sustancia psicoactiva. Solo si se confirma el positivo se efectúa la sanción o, en su caso, el delito, si se demuestra que la droga había influenciado la conducción.

Equipo de la Policía Foral para realizar la segunda de las pruebas en un control de droga, cuya muestra se envía al laboratorio.

No obstante, muchos ciudadanos no conocen esta dinámica, y cuando reciben el boletín por parte de los agentes después de haber dado positivo en la prueba indiciaria, piensan que efectivamente han sido multados. También existe una realidad alternativa: la del conductor que sabe que ha consumido y para evitar que la notificación de la sanción le llegue a casa, prefiere pagar la multa antes de que el laboratorio confirme el hipotético positivo. Es importante resaltar a su vez que si se tratara de un falso positivo, al conductor se le devolvería el dinero.

En los últimos meses han saltado a los medios de comunicación varias noticias acerca de personas que arrojaron un resultado positivo en controles de droga en Navarra, pero que después, una vez analizada su muestra, se estableció que se trataba de "falsos positivos", un término más complejo de lo que podría pensarse en un principio, como después se explicará.

NO HABÍA DROGA

Sirvan como ejemplo los casos de un hombre que sufrió un accidente en Ayegui en el mes de julio y que dio positivo en anfetaminas ante la Guardia Civil, para que el análisis del laboratorio rechazará después ese resultado; o el de un vecino de Lodosa que un mes antes, también después de un siniestro de tráfico, fue sometido a un test en la AP-68, en el que salió positivo tanto en anfetaminas como metanfetaminas. La multa de 1.000 euros y la pérdida de seis puntos en el carné no se hicieron efectivas, porque el laboratorio dictaminó que no había droga.

Las cifras de positivos están subiendo en los últimos años tanto en Navarra como a nivel nacional, pero eso no significa que se consuma más droga que antes. Simplemente, es la consecuencia de que ha aumentado el número de controles realizados. Lo confirma el comisario de Tráfico y Seguridad Vial de la Policía Foral, José Antonio Gurrea, que expone que "las policías locales, nosotros y la Guardia Civil cada vez incidimos más en este tema". "Hasta hace un tiempo, los controles de drogas iban dirigidos a un perfil muy específico, pero cada vez se van a ir extendiendo más", apunta.

El seguimiento de esta estrategia posee en los planes que se siguieron en su día con el alcohol un camino muy claro que emular, y que en Navarra lo llevan a cabo 120 agentes de la Policía Foral en la zona de Pamplona y 50 en la de Tudela, a la espera de que estas cifras puedan incrementarse cuando se haga efectivo el traspaso de competencias de tráfico y seguridad vial por parte del Estado central a la Comunidad foral.

"Cada vez le estamos dando más hincapié al problema de la conducción influenciada por droga -continúa el comisario-. Vemos que la gente joven va a más, y al fin y al cabo, es seguir los pasos que se dieron en su momento con el tema del alcohol. Hace décadas, conducir bebido era algo que hacía todo el mundo, y ahora, a base de campañas, de controles, de denuncias... los conductores lo tienen asumido. En las drogas, hay camino por delante".

MÁS CONTROLES

Ambas situaciones presentan similitudes en su tratamiento policial: "Antes, una prueba de alcohol podía durar diez minutos, pero ahora se hace en 20 segundos; casi cuesta más abrir el envoltorio de plástico de la boquilla que efectuar la prueba. Los controles de droga están empezando a expandirse y son más costosos en cuanto a tiempo, ya que las muestras tienen que ir después al laboratorio. Pero está claro que irán a más, porque los datos están ahí y las drogas a la hora de conducir suponen otro campo de batalla".

El comisario Gurrea se refiere a unos números dramáticos, aportados por la Dirección General de Tráfico, según los cuales, "la presencia de sustancias psicoactivas, alcohol y otras drogas es frecuente en los accidentes de tráfico, como así lo demuestra el hecho de que el 43% de los conductores fallecidos en accidentes de tráfico en el 2017 habían consumido alcohol, drogas ilegales o medicamentos".

Son datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses que miden en cifras la magnitud del problema. No solo en España se afronta esta situación, sino que hay encuestas internacionales que coinciden en el diagnóstico de que la tolerancia a consumir y conducir es muy alta, en especial en los jóvenes. Así lo dictamina un informe de la DGT, en el que también se subraya que dos de cada tres conductores jóvenes reconocen haber viajado con un conductor bebido, y uno de cada tres, con uno que había consumido cannabis.

Ante esta situación ya se han tomado medidas, como lo avanzó en unas jornadas el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, que anunció que la política de tolerancia cero con las drogas en la conducción seguirá vigente y ampliará su red de controles, pasando a realizar en el 2019 un 50% más de pruebas que un año antes y llegando hasta las 150.000.

Agentes de la Policía Foral, en una inspección en busca de drogas realizada en la estación de autobuses de Pamplona.

Hay más planes, como que aquellos conductores que en un período de un año hayan sido sancionados dos o más veces por conducción en exceso de alcoholemia o con presencia de drogas podrán quedarse sin permiso hasta que los diferentes servicios de salud autonómicos verifiquen si se trata de una adicción y realicen el seguimiento correspondiente.

En Navarra, al menos, la Policía Foral cuente desde hace un año con una sección, la del Grupo de Delincuencia del Automóvil, que se encarga de vigilar a los conductores más reincidentes, con el objetivo de sacarlos de la carretera y reducir el peligro para ellos y para el resto de los usuarios de la vía.

AUMENTO DE POSITIVOS

Pero, ¿en qué cifras nos movemos en la Comunidad foral? ¿Constatan el aumento de noticias sobre conductores que dieron positivo en la primera prueba y que después arrojaron un resultado negativo en el laboratorio? A continuación, se detallan los números cosechados por los controles realizados por la Policía Foral, a los que habría que añadir los de las policías locales (Pamplona y Tudela) y los de la Guardia Civil.

CONTROLES DE DROGA DE LA POLICÍA FORAL EN EL 2018
     Pruebas realizadas       Positivos       Falsos positivos       Porcentaje   
Enero 317 102 5 5%
Febrero 194 65 4 6%
Marzo 334 101 3 3%
Abril 366 100 5 5%
Mayo 353 106 4 4%
Junio 246 113 7 6%
Julio 461 131 7 5%
Agosto 329 144 6 4%
Septiembre 412 126 8 6%
TOTAL 3.102 988 49 5%

 

De las cifras se extrae que la media de los falsos positivos en Navarra se sitúa en el 5%, un resultado parejo al registrado por la Guardia Civil. En su caso, en el 2017 se realizaron 2.400 pruebas de drogas fuera del ámbito urbano. De ellas, 750 fueron positivas y solo un 4,2% cambiaron a negativas en el laboratorio. Eso quiere decir que el 96% de las personas que dieron positivo en la primera de las pruebas obtuvieron una confirmación también positiva en el análisis.

Sumando los datos de la Policía Foral, de la Guardia Civil y de las policías locales, un centenar de conductores da positivo al año en las carreteras navarras que después son rechazados por los análisis del laboratorio.

De hecho, hay casos sorprendentes que entran dentro de ese porcentaje de conductores a los que el laboratorio no halló como consumidores de droga. Uno de ellos es el de José López Fuentes, un vecino de Orcoyen de 41 años con un bagaje cuando menos insólito en su relación con los controles de droga.

Todo comenzó el pasado 26 de agosto, un domingo en el que este navarro trabajaba como empleado de guardia en un servicio de asistencia en carretera. "Eran las nueve de la mañana y me avisaron para un servicio. Cogí la grúa y me puse en camino, pero la Policía Foral me paró en un control que habían montado cerca de la fábrica de Volkswagen. Justo me acababa de levantar de la cama y resulta que di positivo. No me lo podía creer, así que les pedí que levantaran el control y que me llevaran al hospital para que allí me hicieran un análisis de sangre", afirma.

La grúa quedó inmovilizada, a la espera de que un compañero llegara a recogerla. Mientras, López iba camino del Complejo Hospitalario de Navarra, donde primero tuvo que orinar ante los agentes, para que después le dijeran que eso no servía y que había que realizar un análisis de sangre. Así lo cuenta este orcoyendarra, que remarca a su vez que los agentes le avisaron de que esos análisis le costarían entre 3.000 y 6.000 euros. "Como si quieren ser 15.000; me da igual", les contestó.

RESULTADO NEGATIVO

Diez días después, los resultados del hospital indicaron que el resultado del análisis era negativo. En ese período de tiempo, López había acudido a su médico de cabecera, ya que el estrés le estaba pasando factura y no le dejaba dormir. Le había jurado a su jefe que él no había consumido, pero todos estaban a la espera de los resultados, ya que, hasta entonces, no podía trabajar en la grúa.

Tampoco había estado tomando ninguna medicación, expone, algo que asimismo le preguntaron los agentes. "Incluso llegaron a cuestionarme si había alguna posibilidad de que alguien me hubiera echado algo en la bebida la noche anterior. Era algo surrealista", añade.

"Estuve esos diez días con el estrés de no poder trabajar. También fui a hablar con mi abogado, porque al pedir yo el análisis de sangre, me lo hicieron por orden judicial, pasando de la sanción al delito. Una vez que se confirmó el negativo, me llegó una carta de la Policía Foral pidiéndome disculpas por las molestias que me hubiera podido causar el positivo", matiza.

Una prueba indiciaria de un control de drogas que arroja un resultado positivo. El conductor pasa entonces a realizar la segunda prueba.

Su historia no finalizó ahí, ya que el 17 de octubre le volvió a suceder lo mismo. Así lo detalla: "Esta vez, me pararon cerca del antiguo matadero, también la Policía Foral. Yo iba hacia mi casa y serían las nueve de la noche. Les conté mi caso y todo lo que había sucedido, pero me hicieron el control, en el que volví a dar positivo. De hecho, cuando les dije quién era, ellos ya me relacionaron con el caso anterior. Les pedí de nuevo que quitaran el control y que nos fuéramos al hospital. Incluso les enseñé la foto que había hecho con el móvil de la carta que me llegó de la Jefatura de Tráfico... Al final, me dejaron ir y esa vez, la cosa se quedó en nada".

Para expresar su queja de manera formal, al día siguiente acudió al local que la Policía Foral tiene en la plaza del Castillo de Pamplona. "Allí, les expliqué todo lo sucedido, les enseñé todos los papeles y les dije que quería hacer un escrito de protesta, para que comprobaran mejor los controles de droga, porque me estoy planteando incluso hasta dejar de trabajar con la grúa, ya que en cualquier lado me pueden parar y me puedo quedar tirado en la carretera. Pero no me dejaron hacerlo", cuenta.

Ambas ocasiones, había dado positivo en anfetaminas y en metanfetaminas, y está pensado en acudir a su médico para pedirle que le haga una prueba de doping, a ver si pueden descubrir alguna razón por la que haya dado positivo en los dos controles.

DOS PRUEBAS DIFERENTES

Para trata de arrojar luz sobre esta situación y los falsos positivos en los test de drogas, el subdirector adjunto de Investigación e Intervención del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, el doctor Juan Carlos González, propone primero establecer con claridad las características de cada una de las dos pruebas.

El marco normativo obliga a realizar este doble control, en el que el primer paso es una prueba indiciaria, de cribado, que no está orientada a hacer una determinación de sustancias específicas. Se trata de una prueba de tipo inmunológico, de la que se obtiene una aproximación a una familia de sustancias. Es rápida y cualitativa, y no determina cantidades ni identifica concretamente las sustancias, ya que hay cientos de ellas que pueden afectar al comportamiento del conductor.

Después de este primer nivel, con el cual no se puede sancionar, se efectúa el segundo paso, que se realiza con otro equipo y cuya muestra se envía a un laboratorio toxicológico. "Se ejecuta de este modo por la propia complejidad de la determinación de las sustancias, pero también por darle mayores garantías al ciudadano, ya que es la única manera de poder hacer una determinación y una cuantificación de las sustancias. Solo con un positivo en esta segunda prueba se sancionaría", inciden desde la DGT.

También recuerda González que, aunque haya personas que quieran adelantarse a los hechos, reconocer el consumo y pagar tras la primera prueba, eso no las exime de someterse al segundo control. "Hay que hacerlo sí o sí, ya que si no, no tendríamos el objeto de la sanción. En la segunda prueba, podemos determinar qué sustancia ha aparecido y en qué cantidades", manifiesta.

Ahora bien, llegados a este punto, es conveniente reseñar los límites del laboratorio: "La segunda prueba es más específica, pero eso no significa que tengamos la capacidad de detectar todas las sustancias que se generan en el mercado de la droga, ya que eso es imposible; no lo puede hacer ni el mejor laboratorio del mundo".

Esta circunstancia avala que una prueba negativa no conlleve necesariamente que la persona en cuestión no haya consumido nada. "Puede ocurrir, como nos pasa muchas veces, que una sustancia se haya detectado de una manera aproximativa en la primera prueba, porque tenga una similitud química o una estructura muy parecida, y después en el laboratorio no se detecte, debido a que contamos con un determinado listado de sustancias para poder identificarlas", declara González.

¿FALLOS DEL SISTEMA?

"Hay sustancias -continúa- que se generan de una manera más actual y que pueden haber sido detectadas en la primera prueba y no por la siguiente, aunque parezca un contrasentido. El laboratorio cuenta con un panel específico de sustancias, y si la que se ha consumido no está ahí, dará negativo. Por lo tanto, no todos los positivos en la primera prueba que después no se confirman son fallos del sistema".

¿Qué puede hacer que alguien dé positivo en la primera prueba y en realidad no haya consumido nada? La primera respuesta que viene a la mente es que pudiera tratarse de un medicamento. Es posible, aunque muy poco probable, como sentencia el doctor González. "No es una cosa que ocurra con frecuencia, pero cuando hacemos 100.000 pruebas al año, pueden darse esos casos, que suceden una docena de veces todos los años. Efectivamente, puede haber medicamentos que, por su composición química o por otra serie de razones, pudieran arrojar resultados positivos", aduce.

Un agente de la Policía Municipal de Pamplona, con una prueba indiciaria de un test de drogas.

Aunque así sucediera, y de confirmarse en el laboratorio ese extremo, la labor de la DGT no acabaría ahí, concluyendo que es un falso positivo. "En realidad, no es falso, porque el control sí que ha detectado una sustancia -apunta el médico-. Entonces, le pediremos al conductor, porque así lo establece la ley, que nos presente la prescripción de ese medicamento. Puede darse el caso de que esté consumiendo un medicamento como consecuencia de una adicción, lo que es tan peligroso como un conductor drogado", asegura.

Hay más posibles respuestas, entre las que se incluye una en la que el conductor no está tomando ninguna medicación ni tampoco ha consumido drogas. La más sencilla de todas: un fallo técnico, ya que el equipo empleado en los controles no tiene la precisión de un laboratorio toxicológico. "Controlamos estas situaciones para que el porcentaje de falsos positivos, o de negativos verdaderos, sea el que fijamos como idóneo, que no es otro que un 5%", concluye.

Los datos tanto de la Policía Foral como de los agentes de la Guardia Civil en Navarra refuerzan esa tesis, aunque González remarca un hecho, que dentro de ese 5% hay casos en los que sí se ha consumido, pero en los que el laboratorio no ha sido capaz de detectarlo. Además, si la cifra de falsos positivos sufriera variaciones importantes, desde la DGT tienen protocolos preparados para retornar a la normalidad, revisando todo el procedimiento, desde la toma de muestras, hasta la primera prueba, el envío, el mantenimiento en frío, el laboratorio, los resultados... "El tema es verdaderamente complejo", sintentiza González.

TRABAJO REALIZADO

Pese a que pueda dar la impresión de que nos encontramos en los primeros estadios de los controles de droga, se ha avanzado mucho los últimos años. "Lo que ha sucedido de un tiempo a esta parte no tiene color con la fiabilidad de los equipos indiciarios, ni tampoco con la fiabilidad de los laboratorios toxicológicos. Nosotros -se enorgullece-, gracias al procedimiento de la DGT, hemos conseguido que se cree una nueva norma de homologación respecto a la detección de sustancias en saliva, ya que era una demanda del sector de la seguridad vial. Eso ha permitido que los laboratorios adquieran un nivel de detección de mucha calidad, inclusive también con niveles muy bajos. Podemos detectar, sin problemas y con todas las garantías, hasta un nanogramo".

El equipo completo que maneja la Policía Foral para un control de drogas, con los materiales para realizar ambas pruebas.

Pero hay mucho futuro por delante, sobre todo por las acciones cometidas desde el otro lado del negocio, donde hay personas que se dedican a buscar modificaciones estructurales o químicas de las sustancias, para que estas no sean detectadas en los controles. Y esto ocurre en todos los ámbitos: en el deporte, en la seguridad laboral, en la seguridad vial, etc.

La meta, en cualquier caso, merece la pena, puesto que se sabe que el consumo de sustancias psicoactivas incrementa el riesgo no solo de accidentes de tráfico, sino también de la gravedad de los mismos. En la DGT lo tienen muy claro y su objetivo es que la ciudadanía sea consciente del problema. Sin generar alarma social, pero dando cuenta de una realidad no siempre consciente: ahora mismo, si usted va circulando con su vehículo por las carreteras, tiene más probabilidades de cruzarse con un conductor que haya consumido drogas que con uno que haya bebido alcohol.

Frente a este hecho, el control es importante, pero aún lo es más explicarle al conductor que coger el coche después de haber consumido sustancias psicoactivas es un problema grave. Lo asegura la dirección de la DGT, la Policía Foral, la Guardia Civil y todas las policías locales. El mensaje lleva por objetivo calar en la sociedad para que la concienciación de ponerse al volante después de haber consumido drogas sea la misma que tras haber bebido. Miles de vidas dependen de ello.


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