• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Las suaves temperaturas traen a Navarra más procesionaria del pino

Medio Ambiente no considera necesario adoptar este año medidas especiales contra esta especie.

Orugas de procesionaria.
Orugas de procesionaria.

El Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local ha constatado una mayor incidencia de la procesionaria del pino en Navarra, debido a las suaves temperaturas de este invierno, aunque sin poner en riesgo la estabilidad de sus masas forestales.

Por ello, Medio Ambiente, que realiza tareas de seguimiento de los niveles de infestación, no considera necesario adoptar este año medidas especiales contra esta especie, ha señalado hoy en un comunicado el Gobierno de Navarra.

Sin embargo, ha advertido que estas orugas en este momento son visibles en los árboles y en el suelo, y tienen pelos urticantes que provocan reacciones alérgicas, por lo que ha recomendado no tocarlas ni permitir que los animales de compañía lo hagan.

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa shiff) es un lepidóptero del ámbito mediterráneo, presente en todos los pinares de Navarra, principalmente en las variedades de pino laricio (Cuenca de Pamplona y Zona Media), y de pino silvestre (Urraul, Roncal, y Salazar).

Entre finales de junio y primeros de julio aparecen los primeros adultos, es decir, las mariposas, cuya vida tiene una duración de uno o dos días. Tras el apareamiento, las hembras fecundadas vuelan hacia los pinos, donde depositan los huevos y mueren.

A finales de julio y principio de agosto aparecen las primeras orugas (larvas), que se alimentan de las hojas de los pinos (acículas), y sirven de alimento a otros pequeños animales, por lo que son importantes dentro de la cadena alimentaria de la naturaleza.

Posteriormente, a mediados o finales del otoño, las orugas construyen un bolsón sedoso de refugio a modo de nido, generalmente en zonas altas y soleadas de las copas, fácilmente visibles en los pinos. Durante su permanencia en los bolsones, salen por la noche para alimentarse de las hojas de los pinos, mientras que durante el día se refugian en el bolsón.

Tras completar su desarrollo en los bolsones de las árboles, a final del invierno (habitualmente entre mediados de enero y finales de marzo, dependiendo de las condiciones meteorológicas) las orugas descienden hasta el suelo en procesión (de ahí el nombre coloquial de "procesionaria del pino") a enterrarse (pupar), momento en el que son visibles, por lo que desarrollan vellosidades urticantes para defenderse de sus depredadores que, al contacto con la piel o mucosas, pueden producir reacciones adversas.

Este invierno, debido a que se están registrando temperaturas más suaves, las orugas han sufrido menos mortandad natural, por lo que muchos más nidos han estado ocupados, mientras que, de forma paralela, los enterramientos se están concentrando durante un período más corto de tiempo.

Dicha fuente ha señalado al respecto que las bajas temperaturas son uno de los principales factores que afectan al desarrollo y la supervivencia de las orugas, ya que se consideran los -7 ºC como comienzo del umbral mortal en cada ejemplar, y de -10 ºC para toda la colonia.

Una vez que las orugas se entierran ya no salen al exterior, y comienzan su transformación para convertirse en mariposas, que saldrán de la tierra a principios del verano, para completar así un nuevo ciclo.


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