• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

El pequeño comercio de Navarra ve su reapertura con incertidumbre, pero con ganas

La Comunidad foral inicia este lunes su fase 0 que permite la apertura de pequeños comercios con unas estrictas condiciones de higiene.

Las calles de de Pamplona se llenan de gente el primer día del nuevo desconfinamiento por franjas horarias durante la crisis del coronavirus. Miguel Osés
Las calles de Pamplona recuperan su gente tras iniciar la fase 0 del denominado desconfinamiento por el coronavirus. MIGUEL OSÉS

La reapertura controlada en aforos y medidas de seguridad a la que desde hoy se pueden sumar numerosos pequeños comercios y establecimientos se vive entre sus responsables con incertidumbre ante la cierta desinformación de las medidas legales y las expectativas de negocio, aunque las ganas de volver a la normalidad priman en todos ellos.

Marisela Etxeberria regenta desde hace tres décadas una peluquería en Olite y tiene muy claro que a partir de ahora debe extremar las medidas de higiene y desinfección, aunque también que esto obligará a invertir un tiempo entre cada cliente que no hace rentable la reapertura de su negocio en estas circunstancias.

"Rotundamente no es viable económicamente" subir la persiana de su negocio, pero "tal y como los sanitarios y los médicos han estado ahí, creo que es hora de que nosotros también pongamos nuestro granito de arena. Y si en vez de cinco clientas hacemos dos, pues hacemos dos. Hay tiempos malos y tiempos buenos, qué vas a hacer", dice a Efe sobre las repercusiones del coronavirus.

Etxeberria como autónoma titular y con una trabajadora a su cargo, ahora en ERTE, ha invertido tiempo en informarse sobre las medidas que debía tomar para funcionar en la "nueva normalidad", que pasará por la protección con mascarillas de trabajadoras y clientas, frecuente lavado de manos, desinfección de peines, tijeras, lavacabezas y sillones que use con cada una de ellas, y por la cita previa para no acumular esperas en el local.

"Tengo claro que si quiero que salgan las cosas bien debo intentar tener control, y para eso es necesario que en vez de tres clientas haya dos, bien controladas al igual que nosotras, las trabajadoras", lo que restará volumen de negocio, asume.

Sin embargo, también reconoce: "A mí no me obligan a abrir. Si no quiero no abro hoy, pero lo voy a hacer porque creo que también hay que asumir otras necesidades, y las personas nos necesitan", dice para reconocer que la crisis va a afectar a todos y que también se notará en una ciudad como Olite, con mucha hostelería que se nutre del turismo.

Por su parte, Carlota Mateos trabaja en el negocio familiar de Villa Miranda, una floristería del centro de Pamplona y un vivero de plantas en Ororbia, cuyo cierre por el coronavirus no ha tenido en la venta a los clientes habituales la mayor repercusión, ya que esta se deriva del cambio en el modelo de velatorio y funerales.

El cierre de tanatorios y cese de ceremonias fúnebres impide la mayor incidencia de su negocio, que a pesar de ponerse en marcha de nuevo hoy no recuperará el grueso de su facturación.

Con dos propietarios autónomos y seis trabajadores, ahora en ERTE, la floristería ha podido funcionar algo por pertenecer a una red internacional de envío de ramos por internet, y este pasado fin de semana ha despuntado con los encargos por el Día de la Madre, que les ha llevado a trabajar como lo harán desde ahora, con pantallas faciales y otros equipos de protección individual.

La idea es funcionar sobre todo con encargos telefónicos y evitar al máximo la presencia física de clientes, ya que "al ser una tienda pequeña creemos que es lo mejor", señala a Efe una Mateos "positiva" ante la reapertura: "Ojalá todo vaya bien, aunque dudo de que con las circunstancias que estamos pasando, no sé si el tema de las plantas y las flores será para la gente algo tan necesario como para salir, venir y comprar".

Al respecto, recuerda que cuando comenzó el confinamiento, "pensábamos que la clientela que compra más habitualmente, al pasar más tiempo en casa la querría tener más alegre, con más flores, pero no ha sido así porque se han primado otras cosas, necesidades más básicas. Sin embargo, la perspectiva es intentar que todo vaya normalizándose", desea.

"Hemos pasado unas semanas muy duras y ahora mismo tenemos ganas de volver a la normalidad", insiste, una normalidad que en su caso pasa porque "lamentablemente muere gente, y en el tanatorio se quiere tener todo lo más bonito posible, con flores que lo hagan agradable. Y en el día a día de la tienda, seguir vendiendo un ramico, una planta, aunque eso no es tan determinante para nuestro negocio".

Con una ferretería en un barrio de Pamplona, negocio del que viven ella como titular autónoma y dos trabajadores que se han acogido a un ERTE, Noelia Idoate ha decidido retrasar la reapertura del negocio por la "incertidumbre, desinformación y dudas" legales sobre la vuelta al trabajo más que sobre las medidas de seguridad e higiene.

En su caso, la idea es acercar el mostrador hasta la puerta del comercio, de forma que la clientela podría pedir de forma ordenada y sin necesidad de coincidir con otras personas, señala para explicar que sí tiene dudas sobre la posible desprotección laboral a la que se arriesga con una apertura apresurada este mismo lunes, sin el respaldo de una normativa detallada.

Sobre las perspectivas, reconoce a Efe que "no son malas" en su caso por el tipo de negocio que regenta, donde vende productos que "no son artículos de lujo ni supercaprichos. Son cosas que se van rompiendo en casa, más aún cuando estos días la gente ha estado confinada un tiempo, ha cocinado mucho, se ha desgastado el menaje y se ha dedicado a hacer mucho más bricolaje que antes", lo que le hace augurar que cuando abran la ferretería "vamos a vender".

Sin embargo, lamenta que la situación general dejará a "mucha gente sin trabajo o con ingresos reducidos por estar en un ERTE, y a lo mejor evitan despilfarrar y miran más lo que gastan, menos alegremente de lo que estábamos acostumbrados hasta ahora". 


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