• martes, 19 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Un muerto y 24 sospechosos: un oftalmólogo navarro crea una serie de misterio para YouTube

Convenció a una treintena de familiares, amigos y compañeros, y la ha grabado durante su tiempo libre a lo largo de más de diez meses.

Rodaje de 'Cena en el taller de artesanía', serie para Youtube creada por Andrés Garralda (08). IÑIGO ALZUGARAY
Rodaje de 'Cena en el taller de artesanía', serie para YouTube creada por Andrés Garralda (izquierda). En la imagen, junto con Teresa Valls. IÑIGO ALZUGARAY

Una cena de vecinos. Animada, sin ningún tipo de riesgo ni peligro para ninguno de ellos. Pero de repente, sin previo aviso, uno de los comensales muere. Y todos los presentes se convierten en sospechosos. A partir de ahí, 12 episodios para ir desgranando el crimen y la investigación de dos detectives que tratan de hallar al asesino.

Esta es la somera sinopsis del proyecto audiovisual que ha emprendido el jefe de área de Polo Anterior de Oftalmología del Complejo Hospitalario de Navarra, Andrés Garralda Luquín, pamplonés de 55 años, que ha dedicado cientos de horas para dirigir una serie amateur, realizada con una treintena de familiares, amigos y compañeros, todos aficionados.

Detrás de esta docena de capítulos de 20 minutos (excepto el último, que dura media hora para explicar completamente la resolución del caso) se esconde la pasión creativa de un hombre que en su haber ya cuenta con un par de novelas publicadas y que había intentado llevar a cabo este reto en tres ocasiones anteriores.

A la cuarta, aunque sea contradecir el refrán, llegó la vencida. Las grabaciones comenzaron en mayo y, después de casi diez meses de trabajo, Garralda ha publicado la serie al completo en su canal de YouTube, que lo ha titulado de la misma manera que la serie, Cena en el taller de artesanía.

Los espectadores que se asomen descubrirán un producto que sigue los esquemas habituales de las novelas de Agatha Christie. En un espacio cerrado y con un número limitado de sospechosos, el interés radica en reunir las pistas y acompañar a dos investigadores en busca del asesino.

La primera pregunta que asalta la mente es cómo un oftalmólogo ha acabado llevando a cabo un propósito tan alejado de su campo de actuación y tan costoso a nivel económico y en horas invertidas.

DESPEDIDA DE RESIDENTES

"Todo surgió cuando hace años, grabamos unos vídeos para despedir a un residente en el hospital, y en ellos insertamos varios diálogos y una pequeña historia. Aquello me gustó. Al tiempo, elaboramos un guion para despedir a otro residente, y se nos fue de las manos, porque había hasta exteriores; era inviable", relata Garralda.

Pero el gusanillo del séptimo arte ya había anidado dentro de él. A partir de ese momento, escribió un guion para la serie que tenía en la cabeza, aunque no supo calibrar bien la extensión. "Me fui hasta los 800 minutos", confiesa. Para el siguiente intento, reparó en la gente dispuesta a apoyarlo y en los medios con los que contaba, y ese fue el germen de Cena en el taller de artesanía.

"Antes de empezar el guion, ya había buscado a la mayoría del reparto -explica-. Conocía a personas que se habían implicado en los anteriores proyectos y que querían unirse. El problema es que algunas de ellas, una vez que ya se habían comprometido, tuvieron que desmarcarse". Ese es el motivo de que la serie se rija por la cuarta versión del guion, en el que Garralda tuvo que ir adaptando los personajes a la gente dispuesta a interpretarlos.

Lo que sí que tenía claro era la estructura de los episodios. "Quería que fueran capítulos breves, de 15 a 20 minutos, porque la gente suele ver vídeos en el móvil, y más de ese tiempo no aguanta", alega.

MÁS DE 200 MINUTOS

Así que se puso manos a la obra, y entre enero y marzo de este año, redactó el guion, que consta de 220 páginas. "Los guiones cinematográficos, que es algo que he ido aprendiendo poco a poco, están diseñados para que cada hoja sea más o menos un minuto en pantalla. Y asombrosamente, se cumple bastante bien, porque la serie dura 220 minutos", expone.

En ese metraje, alrededor de 30 personajes protagonizan las imágenes. Tres decenas de personas salidas de sus círculos laborales, familiares y de amistades, tal y como indica Garralda, que confiesa que ha conseguido "engañar a mucha gente". "Algunos tienen un papel muy breve, y después hay otros que representan roles de mucho más tiempo. Pero esto es precisamente de lo que estoy más satisfecho, ya que la parte más gratificante ha sido el trato con las personas, grabar con ellas", cuenta.

La relación con ellas incluso le deparó sorpresas positivas. "Ninguno de los participantes había hecho nada de arte dramático ni ningún estudio en este ámbito. Pero creo que, como estamos acostumbrados a ver cosas así en la televisión, conocemos un poco las bases. Teniendo en cuenta que se trataba de un proyecto de aficionados, estoy tremendamente satisfecho del nivel que han demostrado. Hubo veces que ,después de grabar alguna toma, pensaba ¡madre mía, qué nivelón!", subraya.

En lo que respecta a su labor como guionista, director, productor y montador, Garralda afirma que ha aprendido sobre la marcha, afrontando las dificultades conforme iban apareciendo. Una de ellas, por ejemplo, fue el tema del sonido: "Es muy problemático, porque incluso en películas profesionales, ves que hay cosas que patinan. El objetivo que me propuse es que los espectadores entendieran lo que dicen los actores, y no ha sido una tarea fácil. De hecho, se nota una cierta progresión".

La observa él como director, aunque el público lo tendrá un poco más complicado para advertir esta progresión profesional, debido a que la grabación de los capítulos no se realizó de manera lineal, sino que se juntaban en las sesiones de filmación escenas en las que participaran los mismos protagonistas. "Lo que va a notar el espectador es que hay secuencias mejor grabadas que otras, pero la evolución es más difícil de apreciar".

También costó mucho esfuerzo el tratamiento de la luz y el color, "que hace que todo quede más homogéneo", destaca. "Veo algunos de los planos que hice al principio, y me asusto, porque sale un color y, en el siguiente plano, sale otro diferente. Lo que tenía que intentar era que toda la escena terminara equilibrada", añade.

PLANIFICACIÓN ABSOLUTA

Son defectos nimios dentro del trabajo de un aficionado que, a fuerza del autoaprendizaje, de ver vídeos en YouTube de cómo graban los profesionales y de cómo usan los planos, fue mejorando. De hecho, en las primeras grabaciones, este pamplonés preparaba el guion técnico -en el que se establece dónde se va a colocar la cámara y qué planos se van a tomar- de forma exhaustiva, de arriba abajo. "Lo llevaba todo superplanificado, porque, si no, veía que me perdía. Aunque a medida que fue pasando el tiempo, ya no lo hice tanto, porque lo tenía todo claro en la cabeza y quizá también porque filmábamos con menos personajes y en sitios concretos", manifiesta.

Los cuatro escenarios en los que se desarrolla la serie son interiores, para facilitar la grabación. Garralda contó con un verdadero taller de artesanía, cedido por unos amigos y que "se presta a la perfección para acoger eventos de misterio", la casa de un amigo, un despacho y su propio piso, en el que tuvieron que quitar todos los muebles de salón para colocar unas mesas y unas sillas, y que diera la impresión de que se trataba de una oficina.

"Lo más complicado fue grabar la cena, ya que hubo que reunir a 25 personas. Además, lo hicimos al principio, que era cuando menos experiencia tenían. Fue una locura, porque íbamos a grabar en tres horas todo el material que necesitábamos, pero para la primera hora y media, la gente ya estaba cenando y bebiendo, y se habían olvidado de la grabación. Nos lo pasamos muy bien ese día", rememora.

Una vez finalizada la serie, Garralda ha asumido una cierta visión más técnica, de la que antes carecía y con la que examina todo lo que observa. "Cuando ahora veo películas o series, lo hago de una forma más analítica. De alguna manera, las cosas que me llaman la atención, las intento imitar, dentro de las limitaciones que tengo. Hace poco, por ejemplo, vi en el cine Bohemian Rapsody y me quedé maravillado. Con los tres minutos de los créditos iniciales, ya me había conquistado. ¡Qué maravilla, menudos planos!", expresa.

INVERSIÓN ECONÓMICA

Además del aprendizaje, para afrontar la filmación, Garralda tuvo que realizar una inversión económica, tal y como matiza. "Contaba con algo de material, pero no mucho. Uno de los componentes más importante es el ordenador, porque para mover los archivos de vídeo se necesita una máquina potente. Eso ya lo tenía, ya que me gusta mucho la tecnología. También tenía una cámara de vídeo, que estaba bien, pero quería una específica de cine. Me compré la más barata del mercado, pero, aun así, fue una inversión importante, ya que no es solo la cámara, sino también las tarjetas, los objetivos... Al final, te gastas un dinero que sabes que no lo vas a recuperar. Pero eso ocurre en casi todas las aficiones", sentencia.

Tras cientos de horas acumuladas en la escritura del guion, la filmación y la posproducción -el montaje, la inclusión de la música, etc.-, ¿con qué se va a encontrar el espectador? "Posiblemente, con algo que no va a ver en la televisión, porque hay mucha espontaneidad; no hay ningún tratamiento de la imagen para que la gente salga guapa o fea, así que aparecen tal y como son", anuncia.

El hilo conductor es el asesinato, el misterio de resolver quién ha matado a uno de los comensales del banquete. Pero hay también emociones y humor. Así lo especifica Garralda, que admite que tenía muchísimas ganas de terminar la serie. "Espero que haya quedado bien. No solo por mí, sino por todos los que han echado tantas horas para sacarla adelante. Por lo menos, que guarden un buen recuerdo y que, cuando dentro de 20 años la vean, se sientan orgullosos y puedan decir bien alto que ellos participaron en la serie. A lo mejor no ha servido para gran cosa, pero ahí quedará", remarca, con orgullo.

Y mira hacia el futuro, porque su mente le reclama seguir creando. De hecho, además de las dos novelas, también posee un blog en el que cuenta sus historias e incluso publica sonetos. "Cuando empecé a filmar la serie, ya había comenzado a escribir mi tercer libro, pero lo aparté. Aunque a lo de grabar le veo muchos alicientes. Tengo también una idea bastante buena para otro proyecto, que sería grabar una obra de teatro clásica, pero con un poco de misterio. Hay por ahí varias ideas, y no creo que me quede parado", dice.

"Yo le pediría a la gente que nos dé una oportunidad, que al menos vea el primer episodio, y a ver si después hay suerte y se enganchan", concluye. YouTube espera ansioso ahora a los seguidores de Cena en el taller de artesanía, una serie creada desde la pasión por el mundo audiovisual y con la meta de hacerse un hueco en el tiempo libre de los navarros.


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