• viernes, 19 de abril de 2024
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CULTURA

El inmenso golpe del Covid-19 a la cultura: así es la experiencia de dos actores navarros de musicales

Ambos afirman sentirse "infravalorados" por lo que definen como un "clasismo" laboral.

Una obra de teatro musical de una obra de Disney ARCHIVO
Una obra de teatro musical de una obra de Disney. ARCHIVO

El inicio de la pandemia cerró las puertas de todos los teatros y mandó a casa a todos los que conforman el "precario" sector del musical, que no saben cuándo podrán volver a trabajar y que se sienten "infravalorados" por lo que definen como un "clasismo" laboral.

Dos actores navarros, Esteban Oliver e Íñigo Etayo, han confesado en una entrevista que ellos, al menos, "tienen el privilegio de poder trabajar", puesto que el 95% de los actores está en paro, aunque con unas condiciones "duras", inestables y, en muchas ocasiones, sujetas a contratos temporales.

La pandemia ha "machacado" duramente al sector del teatro musical, que ha tenido que paralizar su actividad, cancelar funciones, y giras cerradas desde hace incluso un año; y, por eso, sus actores, acostumbrados "a un ritmo de vida de no parar", han pasado "de 100 a 0" en unos pocos meses.

Así lo asegura Etayo, que desde el 2018 ha dado vida seis días de la semana a Dimitry en Anastasia: El musical, por lo que admite que el confinamiento ha sido "bastante difícil para él", al no tener forma alguna de trabajar desde casa.

Es precisamente esta cuestión la que defiende férreamente, ya que, a diferencia de otros sectores que han podido adaptar su actividad de forma telemática, el suyo "no puede funcionar de otra forma" que no sea la presencial. "Yo no pagaría por ver un musical por la televisión", afirma.

"Necesitamos un público, no podemos sentarnos en un ordenador ni ensayar de manera virtual", añade Oliver, que, en su caso, ha aprovechado la cuarentena para "escribir, pensar y avanzar en otros proyectos que está maquinando", en paralelo a Ghost: El Musical, donde interpreta al fantasma del hospital.

OLVIDO DE LOS MUERTOS

Desde que finalizó el estado de alarma, Oliver siente que la gente "actúa como si no pasara nada" y se olvida "de todos los muertos que ha habido" y de que lo que salvó a muchas familias de los momentos de tedio y aburrimiento fue, precisamente, la cultura.

En esta misma línea, también comenta que “consumimos cultura sin ser conscientes, porque lo tenemos como algo muy interiorizado” en nuestro día a día, pero, aun así, sienten que muchos, incluidas las instituciones, la minusvaloran y la consideran “secundaria” con respecto a otras profesiones como la sanitaria.

Ambos se muestran conscientes de la tragedia que ha vivido el país y manifiestan su respeto por la labor realizada por los sanitarios durante la pandemia, que también ha afectado a otros muchos sectores, los cuales, apuntan, han recibido más ayuda del Gobierno que el cultural, lo que ha provocado, "una vez más", que quede detrás del resto.

"Somos todo un sector que está forzado a no trabajar por no estar a la altura de otras profesiones", dice Etayo, que se muestra consciente de la importancia que la sanidad ha tenido en la lucha contra la pandemia, pero que asegura que esa “discriminación” laboral está hundiendo a empresas y trabajadores culturales.

MEDIDAS "PRÁCTICAS"

Por su parte, Etayo exige medidas "prácticas" y no ayudas destinadas a la cultura "que no se sabe dónde van y a quién le llegan". Prefiere "que todo el dinero que le pudiesen dar lo inviertan en una máquina de desinfección para el Teatro Coliseum" o en sufragar económicamente la reducción de aforo.

No sabe "cómo ni cuándo" va a volver a encarnar a Dimitry, pero aun así se siente afortunado: "Tengo la suerte de que, por estar en Anastasia, si vuelve, solo tengo seis meses sin saber que va a pasar, pero hay muchos compañeros que saben a ciencia cierta que van a estar año y medio sin trabajar".

Por ahora, las miras de estos dos actores navarros están en el mes de diciembre, momento en el que esperan poder volverse a subir al escenario como pronto, algo "incoherente" para ellos, que ven cómo los bares o los metros están llenos de nuevo, cuando existe más riesgo de contagio que en un teatro.

Allí, la gente tiene que estar callada y mirando al frente, "no comen ni beben, ni están enfrente como en las terrazas", manifiesta Etayo, que considera que "no hay cosa más controlable que un teatro", que, cuando vuelva, lo hará bajo medidas de seguridad como mascarilla, gel, o tests PCR para los actores.

RETO MAYOR

En un drama romántico como Ghost, donde "se besan, se tocan y se abrazan", el reto es mayor. "No sé hasta qué punto se pueden modificar algunas cosas por dirección", apunta Oliver, que llegó a esta producción tras ocho años en El Rey León en búsqueda de "nuevos retos".

El navarro ha sido nominado a los Premios Teatro Musical 2020 como Mejor Actor de Reparto, algo que espera que ayude a dar "visibilidad" a este sector y al duro trabajo que hay detrás, muy exigente para la voz y el cuerpo, que ahora, y hasta nuevo aviso, podrán tomar un respiro de las ocho funciones semanales a las que están habituados.


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