• jueves, 28 de marzo de 2024
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SALUD

Un médico navarro frente al Covid-19: "He vivido momentos de mucho miedo, pero también historias de satisfacción"

Ángel Parra, médico de familia en el centro de salud de Iturrama, ha tenido que atender durante la pandemia a pacientes contagiados en sus propios domicilios

El médico de atención primaria, Angel Parra, con la la pantalla protectora durante una visita médica en un domicilio. Miguel Osés
El médico de Atención Primaria Ángel Parra, con su equipo de protección, durante una visita médica en un domicilio. MIGUEL OSÉS

Ángel Parra, haciendo honor a su nombre, ha sido uno de los muchos sanitarios que, contra su propia salud física y mental, llevan cuidando, acompañando y siendo una protección casi divina entre la enfermedad y los pacientes durante la crisis sanitaria por el coronavirus.

A sus 62 años y con más de 30 de experiencia, este médico pamplones no se imaginaba tener que vivir una pandemia como la actual. "Ha sido un momento en el que los sanitarios hemos tenido que actuar con rapidez y adaptarnos constantemente, porque no sabíamos a qué nos estabamos enfrentando realmente", asegura.

Tras su graduación en la Universidad de Navarra, se especializó en medicina de familia y comunitaria. Ahora mismo, trabaja en el centro de salud de Iturrama, donde durante la pandemia ha sido un punto clave en la Atención Primaria.

Este servicio consiste primero en recibir llamadas de posibles contagiados y, a través de esta, hacer un diagnóstico precoz. "Si la persona indicaba que tenía la sintomatología del Covid- 19, lo diagnosticábamos y le explicábamos todas las medidas necesarias para que se mantuviera aislado".

Después, "empezabamos un seguimiento, también vía telefónica, de acuerdo con la intensidad de los síntomas y, en caso de complicarse, le pedíamos que viniera al centro de salud o íbamos nosotros directamente a su domicilio para decidir si debía ir a un hospital o podíamos seguir manejándolo nosotros", explica el médico.

El equipo de la Unidad de Básica Asistencial, con un simple pinchazo en el dedo y una gota de sangre, detecta si el paciente esta infectado de coronavirus. MIGUEL OSÉS

La atención telefónica ha sido clave durante la lucha contra el Covid-19. Parra podía llegar a diagnosticar hasta diez casos diarios, y entre todo el equipo llegaban hasta aproximadamente unos 100 diarios durante el pico de la enfermedad en Navarra. Entre estos enfermos había algunos con sintomatología leves, pero también otros con síntomas muy graves.

ATENCIÓN DOMICILIARIA

En esta variedad de casos, algunos optaban por preferir la atención personalizada y asistian al centro, pero algunos, sobre todo las personas mayores, por sus limitaciones físicas, no podían acudir a los ambulatorios, lo que llevó a los médicos a decidir hacer atención domiciliaria.

"Ir a las casas era la mejor medida cuando los pacientes se complicaban, pero no era una decisión fácil, ya que nos estábamos exponiendo de frente al virus tanto las enfermeras como los médicos", expone el doctor. A lo que añade que "debíamos ir muy bien preparados, con EPI y productos de desinfección".

Los médicos que llevaron a cabo este tipo atención se estaban enfrentando a una zona de alta contaminación. Un artículo del biólogo Erin Bromage en el World Economic Forum asegura que los hogares son "sitios de alta probabilidad de contagio y donde las personas más están contrayendo el virus por el alto contacto que se genera".

La UBA (Unidad Básica Asistencial) formada por el médico Ángel Parra y la enfermera Inma Iragui, del centro de salud de Iturrama, se dirige al domicilio de un paciente con posible Covid-19. MIGUEL OSÉS

Así pues, para mantener bajas las probabilidades de contraer el virus, el médico apunta que "tenemos un carro de compra donde hemos estado llevando todos los implementos necesarios tanto de protección como de atención. Antes de entrar a cualquier casa, nos tenemos que poner los EPI, los guantes y la mascarilla".

HASTA LA HABITACIÓN

En cuanto llegaban a la puerta de la casa, "veíamos si las condiciones del enfermo le permitian salir al recibidor; si no era así, entrábamos hasta la habitación para realizar la revisión y allí decidíamos si lo mejor era que fuera a un hospital o si podiamos manejarlo nosotros".

Todo este proceso lo realizaba un médico junto a una enfermera. Al salir del domicilio, ambos debían quitarse la bata y los demás materiales de protección. "Era el momento más importante, porque ahí era donde podíamos contagiarnos. Lo que fuera desechable, lo poníamos en bolsas de plástico dobles, y lo que no, como el fonendo, se llevaba en un tupper o en algo que lo aislara, para desinfectarlo en cuanto volviéramos al centro", relata.

Un paciente es atendido por los sanitarios mientras su mujer los observa desde la distancia. MIGUEL OSÉS

Este médico pamplones, que llegó a ir en un solo día a tres casas distintas, asegura que realizando este proceso vivió momentos de miedo, pero también historias de satisfacción.

"En una casa a la que fuimos, nos encontramos con una señora de 90 años y, contra todo pronóstico, pasó el contagio sorprendentemente bien y se recuperó. Pero también me ha tocado ver casos de adultos mayores con cuadros de neumonía que debieron ser transladados al hospital".

"LOS GRANDES OLVIDADOS"

El trabajo de la Atención Primaria fue fundamental durante el pico epidémico, porque permitió hacer una barra de contención estricta de las personas que presentaban síntomas más leves. Además, el seguimiento telefónico y domiciliario permitió que los hospitales se mantuvieran con los casos más delicados y, por lo tanto, estuvieran menos abarrotados de pacientes.

Sin embargo, Parra considera que "los médicos de Atención Primaria hemos sido los grandes olvidados en esta pandemia. Las portadas de los medios de comunicación en el punto álgido de la crisis la ocupaban la saturación hospitalaria y el colapso de las UCI, pero creo sinceramente que nosotros no lo hemos hecho nada mal".

Debido a la baja movilidad del paciente, la mujer tiene que ayudar al médico y a la enfermera para poder examinar al hombre en la espalda. MIGUEL OSÉS

Quien sí salió en su defensa fue el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que resaltó el pasado 16 de abril que la Atención Primaria ha sido la que "ha evitado un mayor número de ingresos hospitalarios y la mejor preparada para atender esta crisis".

La importante labor de estos profesionales sanitarios ha consistido en hacer un diagnóstico precoz, un aislamiento inmediato como muro de contención, un seguimiento estricto y una capacitación detallada de cómo manejar el virus en casa, lo que ha evitado que muchos pacientes contagien a sus familiares o amigos. "En general, opino que podemos estar orgullosos", reflexiona.

SIN SATURACIÓN EN LOS HOSPITALES

Parra afirma a su vez que "hemos ayudado a que no se saturen los hospitales, porque, si los contagiados no tenían sintomas que requirieran una atención más especializada, lo mejor era hacerles el seguimiento desde su casa, evitar que salieran y que las plazas de los hospitales las ocuparan los pacientes realmente graves".

Llevar a cabo toda la labor descrita requirió que el centro de salud de Iturrama se adaptara para tener un circuito respiratorio en la planta baja, separado de otros pacientes y de las consultas habituales. Allí llegaban los sospechosos de tener el virus que requerían de un diagnóstico más detallado, y, en él, 12 médicos del equipo se turnaban para realizar esa atención.

La enfermera y el médico se ponen los EPI en el recibidor de la casa antes de entrar a la habitación a mirar al paciente. MIGUEL OSÉS

Los sanitarios han realizado una tarea de valientes, tal y como narra: "Es difícil tener que enfrentarte al miedo de poder infectarte y de no saber nunca si llevarás el virus a casa. Aunque yo no me contagié en el centro de salud, varios médicos y enfermeras han pasado el virus".

El tema de la familia es una dificultad añadida a la presión del trabajo que han desarrollado los sanitarios estos meses. En varios hospitales, tanto de España como alrededor del mundo, se han dispuesto centros de ayuda psicológica, porque las posibilidades de inestabilidad emocional son muy altas. De hecho, el Laboratorio de Psicología del Trabajo y Estudios de Seguridad de la Universidad Complutense afirma que el 53% de los trabajadores sanitarios están presentando signos compatibles con estrés postraumático.

APOYO FAMILIAR

En cuanto a Parra, el contar con el apoyo de su familia ha sido la mejor terapia ante la incertidumbre y el exceso de trabajo. "Eran días muy duros de trabajo y, además, tenerle que agregar el no poder estar con tu familia podía hacer todo mucho más dificil. Por eso, la mía ha asumido el riesgo de apoyarme y tenerme en casa, a pesar de las probabilidades de contagio".

A diferencia de él, otros médicos tomaron la decisión de aislarse por completo de su familia por precaución. Por eso, en Navarra se dispuso de cuatro hoteles en Pamplona, con un total de 100 plazas disponibles, para que todos los sanitarios que quisieran un lugar para descansar y proteger a su familia pudieran acceder a ellas.

El doctor Ángel Parra revisa al paciente mientras la mujer espera en la distancia. MIGUEL OSÉS

Para no tener que recurrir a este extremo, el sanitario decidió establecer medidas de seguridad en su hogar. "El día que había estado en contacto con posibles contagiados, llegaba a casa, ponía toda la ropa en la lavadora, me daba un baño y trataba de minimizar los contactos".

"Tenemos a la entrada de casa una caja de cartón para el calzado de calle; no sabemos si sirve, pero da seguridad -continúa-. Además, hacíamos una limpieza cuidadosa con lejia y seguíamos las recomendaciones generales".

"LOS SANITARIOS ESTAMOS AGOTADOS"

Para los sanitarios, esta crisis ha sido un tiempo de grandes cambios y retos. "Nos ha supuesto adaptarnos con mucha rapidez a los cambios de protocolos, a las modificaciones organizativas dentro del equipo y a una sobrecarga de tareas. Hemos atendido una pandemia a través de un montón de llamadas", detalla Parra.

Por otro lado, "tuvimos que aprender a trabajar con equipos de protección extremos, que no facilitan el trabajo. Por ejemplo, los EPI son un rollo y dificultan el acceso al paciente", manifiesta. Además, está la carga emocional constante de soportar el peso de la salud de miles de personas y de ser el centro de una de las peores crisis que se han vivido.

Tras la visita médica, el matrimonio se mantiene a distancia de Ángel Parra mientras este se quita los EPI auxiliado por la enfermera. MIGUEL OSÉS

El trabajo no cesa, puesto que ahora se están volviendo a ver los pacientes que dejaron de asistir a los hospitales y centros médicos por miedo al contagio. Lo que supone que los médicos están tenido que dividir sus esfuerzos para atacar todos los frentes de acción.

"En la época del brote clínico, no teniamos otro tipo de pacientes, porque la gente estaba asustada y no iba al médico, tal y como acostumbra. Yo me preguntaba dónde estaban los demás pacientes. A algunos empezamos a atenderlos también por telefono para promover el confinamiento, lo que era un trabajo adicional", alega.

UNA LABOR TITÁNICA

Más que aplausos e historias de héroes, el médico asegura que los sanitarios han hecho una labor titánica que merece un reconocimiento más palpable. "Merecemos unas vacaciones y un incrmento de salario, pero estamos lejos de conseguirlo", avisa.

Mientras, países como Francia han decidido hacer inversiones masivas en el sector de la salud como recompensa por estar en la primera línea de fuego de la crisis sanitaria del Covid-19. El presidente del país, Emmanuel Macron, aseguro que se llevará a cabo "un plan masivo de inversiones y revalorización, y una prima de hasta 1.500 euros para todos los trabajadores de los centros sanitarios". Parra espera que el Gobierno de España pueda tomar estos ejemplos y trabajar por el bienestar actual y futuro de los sanitarios en España.

La duda de dónde estamos parados frente a la evolución de la pandemia continúa siendo una incognita. De hecho, la incertidumbre ha sido una constante desde el inicio de la enfermedad.

Por ahora, Parra afirma que, "al no haber contagios, practicamente la gente ya se está animando a salir, pero puede darse un repunte en cualquier momento. Por eso, nosotros continuamos con el circuito respiratorio habilitado".

La enfermera asiste al médico y le ayuda y le supervisa a la hora de ponerse los EPI. MIGUEL OSÉS

MEJOR PREPARADOS

Aún hay pacientes en seguimiento en el centro de salud de Iturrama, pero su número va en descenso y se encuentran en la fase final de recuperación. Aunque no hay que olvidar, como dice el médico pamplonés, que "hay que evitar los sitios cerrados, con poca ventilación, aglomeraciones de personas y contactos cercanos".

Lo positivo es que ya somos más experimentados, estamos mejor preparados y tenemos que mantener la identificación precoz de los posibles pacientes, subraya Parra. "Ya tenemos acceso a pruebas y podemos saber inmediatamente si una persona tiene o no el virus, para poder aislarla inmediatamente", concluye.


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