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SOCIEDAD

Los salmones del Bidasoa: de capturar cientos en el S.XVII a venderse por mil euros el ejemplar

Cada enero, miles de estos peces acuden a reproducirse a aguas navarra y del norte de España por un motivo que continúa siendo un misterio a día de hoy.

Un ejemplar de salmón salta en el cauce de un río.
Un ejemplar de salmón salta en el cauce de un río.

Cada 1 de mayo en Navarra se abre la veda para la pesca del salmón. Desde ese momento y durante los siguientes tres meses se permitirá su captura a orillas del río Bidasoa, con una única condición: solo se podrá pescar un limitadísimo numero de ejemplares (en 2021 fueron 51 salmones) y tras ello, habrá que esperar al próximo año.

Una decisión drástica pero efectiva que busca repoblar de salmones los ríos del norte de España después de su casi desaparición total. Presente en los ríos de vertiente atlántica desde siglos atrás, las centrales hidroeléctricas, presas, disminución de los caudales y otros muchos factores llevaron a la especie a la casi extinción tras cientos de años en nuestras aguas.

Aunque el motivo por el que recorren miles de kilómetros hasta llegar a la Península Ibérica sigue siendo un misterio se tiene constancia de procedencia de salmones de la vertiente atlántica desde el S.XVII. Cada mes de enero miles de esto peces acudían a reproducirse a las aguas del Bidasoa y otros ríos como el Miño, el Sella o el Narcea. Concretamente, retornaban a las cabeceras de los ríos que les habían nacido para tener a sus crías.

Hasta el siguiente invierno, estos salmones se agolparán en las aguas del río tratando de volver hasta el mar, recorrido en el que muchos eran pescados por los habitantes de la zona. Según los documentos que se conservan, en el siglo XVII las captura ascendían a 1500 ejemplares en el Bidasoa y se llegaban a capturas con redes.

Sin embargo, la acción humana provocó una reducción enorme de la presencia de estos peces llegando a tener que restringir su pesca y poner en marcha iniciativas para su repoblación. Una serie de medidas provocadas por la desaparición total de salmones en 29 de los 43 ríos que contaban con su presencia y una decadencia absoluta de capturas a partir de finales de los setenta.

MIEDO A LA DESAPARICIÓN DEL SALMÓN

A partir de finales de los años 70, la situación del salmón se hizo insostenible en Navarra y resto de España hasta el punto de establecerse años de prohibición de su pesca. En nuestra comunidad autónoma fue en 1982, con 0 capturas, cuando la voz de alarma se tornó más fuerte que nunca y obligó a una solución inminente.

De esta manera, siete años más tarde comenzaba a funcionar la estación de Oronoz Mugaire con cultivos propios de esta especie y un mejor seguimiento de la existencias en la repoblación.

No obstante, la situación actual está muy lejos de retornar a un punto óptimo y todavía continúan existiendo multitud de limitaciones y exigencias para la pesca de esta especie.

La más importante es el número máximo de ejemplares que se permite capturar cada año. Pero no son las únicas: licencia de pesca, tamaños establecidos, lugares concretos donde practicar la pesca son algunas de las demás condiciones para asegurar su existencia. Unos requisitos que llevan por ejemplo a que el lehenbiziko, primer salmón de cada temporada, llegue a alcanzar los mil euros en el mercado.

No obstante, parece ser que los esfuerzos de las administraciones están dando sus frutos y la conservación del salmón en los ríos de la vertiente atlántica se asienta con paso firme.

En 2019, gracias a un proyecto europeo eliminó la fragmentación de importantes tramos de los ejes fluviales permitió que los salmones alcanzaran la parte alta del Bidasoa y consolidaran su presencia en Leizarán. Una serie de puntos geográficos donde no se tenía constancia de salmones desde hace al menos 30 años y donde ahora vuelven a estar presentes.


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