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SOCIEDAD

La pobreza severa sigue creciendo en Navarra y ya afecta a 55.000 personas

En 2015 la pobreza severa aumentó 1,7 puntos respecto a 2014, hasta alcanzar el 8,8% de la población navarra.

Un hombre rebusca en un contenedor en una imagen de pobreza
Un hombre rebusca en un contenedor en una imagen de pobreza

La pobreza severa afectaba en 2015 en Navarra a entre 40.000 y 55.000 personas, según las diversas metodologías empleadas en el Diagnóstico para el Plan de Inclusión Social que este viernes ha presentado el Vicepresidente de Derechos Sociales, Miguel Laparra, en una jornada celebrada en el Auditorio Civican.

Por un lado, según los últimos datos disponibles procedentes de la estadística de renta, en 2015 la pobreza severa aumentó 1,7 puntos respecto a 2014, hasta alcanzar el 8,8% de la población navarra. En términos absolutos supone una subida de unas 10.000 personas, hasta las 55.000 aproximadamente. Por otro lado, según los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida, afectaría al 6,4%, unas 40.000 personas, medido con umbral autonómico.

El vicepresidente de Derechos Sociales ha considerado que "en cualquier de los casos, estas cifras evidencian que la pobreza severa siguió creciendo en el año 2015 pese a la mejora económica y la disminución del desempleo, una pobreza localizada en los sectores más vulnerables, pese a la mejoría general donde el riesgo de pobreza pasa del 17,1% en 2015 al 14,7%".

La pobreza en Navarra tiene rostro infantil, de una persona extranjera y afecta más a las mujeres que a los hombres. La incidencia y crudeza de la pobreza infantil se evidencia en que la mayor tasa de pobreza severa en 2015 correspondía a las personas menores de 16 años (14,2%), frente a la media del 8,8% del conjunto de la población.

Respecto al sexo, se aprecia una mayor probabilidad de vivir situaciones de pobreza en las mujeres. Es en las personas de más de 65 años donde mayor distancia hay en perjuicio de las mujeres (14,1% hombres frente al 21,3% de las mujeres en riesgo de pobreza). La nacionalidad es un factor muy relevante para la pobreza: mientras para las personas con nacionalidad española solo una de cada 16 padecía pobreza severa en 2015 (el 6,5%) en el caso de las extranjeras eran una de cada tres (el 31,1%).

"El incremento de los hogares sin ingresos, la persistencia de altas tasas de paro de larga duración y la caída de las prestaciones por desempleo, son algunas de las principales variables que explican el incremento de la pobreza severa en el año 2015 pese a la reducción del desempleo y el crecimiento económico de ese año", ha destacado Laparra.

El vicepresidente ha señalado que "el esfuerzo de inversión social del nuevo Gobierno de Navarra para combatir la pobreza en 2015, con un incremento de fondos para la Renta Garantizada de 15 millones de euros, y de 2 millones de ayudas de emergencia social de ese año, no fue suficiente para corregir en su totalidad la falta de compromiso del Estado con los parados, cuyas prestaciones cayeron en Navarra en 73,2 millones en el año 2015". "Eso hizo que el numero de hogares sin ingresos, entendidos como aquellos que no tienen ingresos por trabajo, pensiones o prestaciones, siguió aumentando ese año pese a la reducción del desempleo", ha indicado.

La pobreza dibuja un mapa heterogéneo: el impacto de la crisis ha sido más intenso en la zona de Tudela, Tafalla y Estella. Según el umbral anclado en 2008, las diferencias territoriales se mantienen; así, la población con bajos ingresos en el año 2014 se concentraba sobre todo en las zonas de Tudela, Tafalla y Estella. En el área de Tudela el riesgo de pobreza se situaba en el 37,6% y la pobreza severa en el 13,6%.

EVOLUCIÓN DEL EMPLEO

Pese a la mejora del empleo en los últimos dos años, se ha corroborado que determinados perfiles se encuentran todavía con importantes dificultades de acceso al empleo. A la vista de la investigación ya constatada en otros casos, el crecimiento económico por sí solo no resuelve el problema estructural de pobreza y desigualdad si no va acompañado de políticas redistributivas y de lucha contra la pobreza, según ha señalado el Gobierno.

En relación con los perfiles del desempleo, el análisis ha confirmado que en muchos casos el nivel de empleabilidad es reducido. A medida que aumenta el tiempo en desempleo el peso de las personas desempleadas de 50 o más años aumenta de forma notable, de forma que el 52% de las personas desempleadas de larga duración tienen más de 50 años. Se trata de un aspecto clave a considerar a la hora de implementar líneas y medidas de actuación.

Desde la perspectiva de género, las mujeres no solo siguen encontrándose en situaciones de mayor vulnerabilidad social y mayor riesgo de pobreza, sino que dicha desigualdad parece volver a incrementarse. La incidencia del desempleo entre las mujeres es mayor, también lo es la precariedad en forma de temporalidad, jornadas parciales, menores salarios, etc.

En ese sentido, la creciente precariedad laboral contribuye al crecimiento de la desigualdad, vulnerabilidad y exclusión. Si en el año 2007 un 19,1% de los contratos de trabajo eran de una duración inferior a 7 días, en el año 2015 un 41,4% de los contratos tuvieron una duración inferior a 7 días.

PERFIL DEL PERCEPTOR DE RIS

El perfil de las personas solicitantes de renta de inclusión social entre los años 2007 y 2015 ha evolucionado hacia lo que se podría denominar como la creciente "normalización". Así, se ha producido un claro aumento de las personas pertenecientes a la población autóctona no gitana, pasando de un 27,7% en 2007 a un 41,6% en 2015. Es decir, ha aumentado casi 14 puntos porcentuales en detrimento de otros grupos poblacionales como la población autóctona de etnia gitana, que ha bajado casi 9,5 puntos, o la población inmigrante que ha disminuido ligeramente.

En cuanto a la variable sexo, es de destacar una inversión en la tendencia en cuanto a la población autóctona. En 2007 apenas había 4 puntos de diferencia de las mujeres por encima de los hombres en cuanto a solicitantes de RIS, en cambio en el 2015 la diferencia es de 5 puntos, pero en este caso en favor de los hombres.

En cuanto a la tipología del hogar no se observan cambios significativos, manteniéndose los hogares monoparentales en primer lugar como perceptores de RIS, un 25,4% de total de perceptores son familias monoparentales (con mujeres al frente en el 92,5% de los casos en 2015), seguidos de parejas con hijos sumando, un 23,8%. Se observa el aumento de los hogares con presencia de menores, los cuales suponen un 36,2% de las personas perceptoras de RIS. Es muy significativo el aumento porcentual de estos menores respecto a la población total de menores de Navarra: en el año 2007 el 2% del total de menores de Navarra vivía en una familia perceptora de RIS. En el año 2015, estos suponían el 8,5% del total de los menores.

Otros indicadores de normalización tienen que ver con los hogares que tenían ingresos previos a la percepción de la renta garantizada, que pasan de un 19% en 2007 a un 30,6% en 2015; los inscritos en el SNE-NL pasan del 51,9% en 2007 al 85,5% en 2015; y las personas con formación superior a la ESO pasan de un 7,7% a un 12,1%.


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