Los radicales abertzales han tomado el barrio pamplonés de la Chantrea, donde están tratando por todos los medios de inocular su odio hacia la democracia y su adoración hacia personas que se valieron del terrorismo y de los asesinatos para imponer sus modos de pensar.
Durante las tardes del jueves y el viernes, alrededor de 300 personas se dieron cita en calles y plazas del barrio para concentrarse a favor del etarra Patxi Ruiz Romero, que acabó vil y cobardemente con la vida del concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona Tomás Caballero en el año 1998.
Por esa acción realizada a tiros y por la espalda, la Justicia lo condenó a 30 años de cárcel, que el etarra navarro está cumpliendo en la localidad de Campos del Río, en el centro penitenciario Murcia II.
Ruiz es uno de los etarras más adheridos a la violencia. Tanto que, en el 2016, la banda terrorista lo expulsó después de que, en una carta, el navarro criticara la estrategia que estaba desarrollando la izquierda abertzale. ETA, que tiene entre sus principios que sus miembros no pueden expresar públicamente una posición contraria a la de la línea que esté ejecutando la izquierda abertzale, su brazo político, lo echó inmediatamente fuera de la banda.
Originario de la Chantrea, Ruiz formó parte del comando de ETA que asesinó al subteniente del Ejército Francisco Casanova el 9 de agosto del año 2000. Además de Ruiz, en él se encontraban Alberto Viedma y los hermanos Mikel e Ibai Ayensa Laborda.
Ahora, el etarra ha iniciado una supuesta huelga de hambre y sed para denunciar la gestión que en el centro penitenciario en el que cumple condena se está realizando sobre la crisis sanitaria del coronavirus. Una enfermedad que, curiosamente, no ha contraído ningún recluso de esa cárcel, según indicaron fuentes penitenciarias.
APOYO AL ASESINO
Motivados por esta supuesta huelga de hambre y sed, jóvenes de tendencia abertzale han salido a las calles de la Chantrea estos días para mostrar su apoyo al asesino al que consideran su héroe y al que glorifican con el término gudari, la palabra en euskera que emplean para identificar a sus presuntos guerreros.
Durante estas concentraciones, autorizadas por la Delegación del Gobierno, en manos del PSOE, no se guardaron ninguna de las medidas de seguridad del estado de alarma por el coronavirus: se reunieron grupos compuestos por más de diez personas, no se respetaron las distancias de dos metros entre cada uno de los manifestantes, y el uso de mascarillas fue, sino inexistente, totalmente anecdótico.
Ante la gran cantidad de protestas que, por un lado, partidos políticos navarros y asociaciones de víctimas han hecho públicas por la exaltación del terrorismo; y, por otro, formaciones nacionales que claman por que en Pamplona se permita una concentración en apoyo a un asesino y en Madrid se impidan marchas en contra del Ejecutivo de Pedro Sánchez, la Delegación del Gobierno ha decidido prohibir la concentración prevista para esta tarde de domingo.
Esta institución, no obstante, ha esgrimido en su argumentación que la ha prohibido porque sus organizadores le habían comunidado que estaba previsto que a ella asistieran unas 2.500 personas. La ha cancelado por "razones de salud pública", ha manifestado.
MENSAJES DE ÁNIMO
Sin embargo, los radicales abertzales ya habían tratado de imponer su opinión en el barrio ensuciándolo con infinidad de pintadas por los muros y fachadas de sus calles. Unas pintadas en las que animan a su paisano.
En las frases, todas escritas en euskera, se leen diversos mensajes a Ruiz, al que se le apremia a continuar con la lucha, se le dice que el pueblo está con él, que su lucha es el modelo en el que fijarse... Además, se reclama la amnistía para todos los presos de la banda terrorista.
En algunas de esas pintadas, además, aparece el logotipo de Gestoras Pro Amnistía, una organización que, presuntamente, ayudaba a los familiares de los presos, pero que, según confirmó la Justicia, formaba parte del entramado de ETA.
