• jueves, 28 de marzo de 2024
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TERRORISMO

El asesino de Tomás Caballero reconoce ahora desde la cárcel que su huelga de hambre era un fraude

Patxi Ruiz se burló de sus seguidores con una huelga de hambre que propició manifestaciones de humillación a las víctimas jaleadas por Bildu. 

Cientos de personas se manifiestan en Pamplona a favor del preso Patxi Ruíz, asesino de Tomás Caballero. PABLO LASAOSA
Cientos de personas se manifiestan en Pamplona a favor del preso Patxi Ruíz, asesino de Tomás Caballero. PABLO LASAOSA

Una tomadura de pelo hasta para sus seguidores. El asesino y terrorista abertzale Patxi Ruiz, ha reconocido que su huelga de hambre era falsa y que nunca quiso llevarla hasta el final. Una auténtica humillación a las víctimas jaleada por Bildu y los radicales vascos, que defendieron al terrorista que engañó a todos con una huelga de hambre fraudulenta. 

Ruiz, que cumple condena en la prisión de Murcia II por su participación en el asesinato del concejal de UPN Tomás Caballero, ha difundido una carta en la que explica que abandonó la huelga de hambre y sed que inició en mayo al "comprender que un agravamiento o fatal desenlace" en su salud podría generar "una situación que nunca" pretendió.

El recluso llevó a cabo una supuesta huelga de hambre y sed desde el 11 de mayo y hasta el 10 de junio para denunciar la situación en el centro penitenciario. Durante el periodo de huelga fraudulenta, se convocaron diversas movilizaciones y también fueron atacadas más de medio centenar de sedes del PNV, del PSE-EE y de Podemos, además de la casa particular de la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendia.

Este miércoles ha difundido una carta para explicar las razones por las que abandonó la huelga. En ella, defiende la necesidad de iniciar su protesta ante "las condiciones de vida en las que nos encontramos toda la población reclusa, más aún con la llegada del covid-19, y con la incidencia añadida en el caso de presas y presos políticos que venimos padeciendo una auténtica política de excepción y de exterminio".

"Todo lo ocurrido a partir de ese momento, tanto desde aquí dentro como desde ahí fuera, ha sido lo que ha conseguido hacerme sentir que la elección de desarrollar esta protesta extrema ha merecido la pena, y tengo que valorar positivamente el cambio habido", asegura.

El preso valora la "repercusión" que tuvo su protesta y el hecho de que "ha servido, desde el compromiso militante existente previamente, para que, de nuevo, el tema de la situación que sufrimos los presos políticos, a todos los niveles, haya vuelto a salir del cajón donde quedo encerrado y para volver a situarlo encima de la mesa, dándole de nuevo la visibilidad y la urgencia que merece".

A su entender, durante los últimos años, "se ha generado cierto 'caldo de cultivo'" debido a "la inoperancia, o falta de frutos, en la gestión realizada en esta materia por parte del sector oficialista, así como gracias al trabajo realizado por organizaciones que nunca dejaron de lado las reivindicaciones históricas en este tema".

Ruiz destaca la importancia de la movilización y, en este sentido, señala que da, "en el estado actual de las cosas, mayor importancia a salir a las calles de manera continuada" que a "hacerlo como una pequeña élite ha decidido: una vez al año por enero, y con anuncios de campañas que casi nunca llegan a materializarse".

Según explica, aunque tenía "la firme convicción de continuar la lucha el tiempo necesario", decidió abandonarla al "comprender que, "de seguir en la lucha, un agravamiento o fatal desenlace en lo relativo a mi estado de salud podría generar una situación que nunca pretendí ni deseé".

Por ello, "con sabor amargo por no haber conseguido los objetivos marcados", considera que ahora tiene "un mayor valor volver a reencontrarnos en la calle, organizados, que a las consecuencias ante un fatal desenlace". "Creo que es el momento de que el movimiento surgido crezca, no que implosione", asegura.

En este sentido, confía en que se seguirá "saliendo a la calle hasta conseguir la liberación del conjunto de presos políticos, sin distinción en cuanto a nuestros diferentes modelos de militancia política". "No es aceptable la paz de los cementerios, ni la pax-romana que opresores ofrecen y reformistas aceptan", concluye.


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