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SOCIEDAD

¿Por qué se le llama plaza de los Txistus a la plaza de la Paz en Pamplona?

Se inauguró el 5 de junio de 1989 con el nombre de plaza de la Paz, dos años más tarde de la colocación de las esculturas y farolas.

Plaza de la Paz de Pamplona durante la crisis del coronavirus. MIGUEL OSÉS
Plaza de la Paz de Pamplona durante la crisis del coronavirus. MIGUEL OSÉS

A la actual Plaza de la Paz de Pamplona se le sigue llamando popularmente la plaza de los Txistus porque fue el nombre por el que se la conoció, mucho antes de su inauguración oficial el 5 de junio de 1989 y de tomar su nombre oficial. Como es habitual, las autoridades municipales y forales suelen ir por detrás de la sociedad en estos aspectos.

Muy cerca del paseo de Sarasate de Pamplona, conecta la avenida del Ejército con la avenida Conde Oliveto

Para explicar bien la historia de la actual Plaza de la Paz en Pamplona, hay que retroceder al 15 de marzo de 1986 cuando se hizo público en rueda de prensa un acuerdo entre el Ayuntamiento de Pamplona, la antigua Caja de Ahorros Municipal de la capital navarra y el artista Rafael Lozano Bartolozzi.

El objetivo era crear una nueva plaza en la intersección de la avenida del Ejército con las calles Conde Oliveto y Yánguas y Miranda, y una sala de exposiciones y conferencias en los bajos del edificio de la Caja de Ahorros Municipal. (CAMP). 

Tanto Julián Balduz, alcalde de Pamplona, como López Merino, director de la caja, aseguraron que ambas actuaciones se iban a llevar a cabo con un coste aproximado de 28 millones de pesetas. La mitad correspondía a la habilitación del cruce como Plaza, con dos fuentes y otras tantas estatuas, además de una enorme cornisa elevada sobre el suelo. Casi todo su coste fue aportado por la CAMP (12 millones), que también financió la construcción de la sala. El Ayuntamiento únicamente abonaba un máximo de tres millones de pesetas para el proyecto urbano.

Una cornisa de 32 metros de longitud y a 12 metros del suelo, fue el principal elemento arquitectónico en la nueva plaza, según el proyecto elaborado por el artista navarro Rafael Lozano Bartolozzi, que explicó su contenido de forma detallada. "En sendas fuentes, se situarán dos estatuas, una simbolizando al hombre navarro y otro a la mujer de esta tierra, de mármol y unos tres metros de altura cada una".

Hubo que esperar al 5 de febrero de 1987 para colocar los nuevos elementos en la plaza: las dos esculturas y las cinco farolas con diseño de txistu, motivo por el que se comenzó a conocer de manera popular como la plaza de los txistus. 

Lozano Bartolozzi, que dirigió personalmente, durante todo el día, los trabajos de ubicación de las farolas y de las esculturas, manifestó: "Probablemente hasta la próxima semana no se podrán poner las estructuras. Asimismo, indicó que quedan algunos detalles más para concluir la ornamentación, como pintar parte de las columnas de la mitad hacia arriba, ya que la otra será tapada por una cortina de agua que caerá de unas aberturas hechas en cada columna".

Para enfado de Rafael Lozano Bartolozzi, el 14 de febrero de 1987, apenas nueve días después de colocar las esculturas y las cinco farolas, todas ellas aparecieron manchadas de arriba a abajo con pintura negra de spray. Un acto vandálico que incluyó también una pintada injuriosa contra el alcalde Julián Balduz.

Finalmente, el domingo 4 de junio de 1989, casi dos años y medio después de colocar las esculturas, se celebró la inauguración oficial de la plaza de la Paz tras la firma del Acuerdo por la Paz y la Tolerancia entre los partidos políticos. Los niños Marta González y Miguel Itoiz, entonces de 6 años, descubrieron la placa conmemorativa del acto entre los compases del Himno de Navarra y los aplausos de un nutrido grupo de pamploneses.

Hubo discursos del presidente del Gobierno Foral, Gabriel Urralburu, y del alcalde de Pamplona, Javier Chourraut, quien subrayó que "bautizamos con su nuevo nombre a una plaza que es el centro neurálgico de la ciudad, recogiendo así el anhelo de las gentes que quieren para esta tierra una con vivencia pacífica". Chourraut finalizó haciendo referencia a las formas propias autóctonas de la original construcción de Rafael Lozano Bartolozzi: "Cinco txistus que son cinco notas musicales para recordar a los que por aquí paseen que Pamplona canta la sinfonía de la paz".

La Plaza de la Paz de Pamplona (Navarra), además de acoger dos extrañas rotondas-isletas, es el lugar en el que se expone el Monumento a la Paz de Rafael Bartolozzi, un conjunto formado por dos figuras (mujer y hombre) de unos 3 m de altura, situadas al pie de dos columnas de 12 metros de altura equidistantes de una mediana en la que se erigen cinco farolas-chistu del mismo tamaño cuyos anillos de acero inoxidable actúan como lámparas fluorescentes y marcan el ritmo de su disposición alternante.

En las caras de los capiteles de dichas columnas, de dos metros de arista, va inserta con letras del mismo material de acero la palabra «paz» en ocho idiomas (en uno en castellano, euskera, inglés y latín, y en el otro en alemán, árabe, francés y japonés).

Rafael Bartolozzi planteó su intervención escultórica de Pamplona condicionado por su enclave. Su combinación se centró en el juego de elementos tradicionales arquitectónicos, escultóricos y pequeñas fuentes con otros nuevos en colorido y materiales con el fin de remover el urbanismo ciudadano, añadiendo la simbología del elemento folclórico (como es el txistu). Con su proyecto buscó decididamente la ruptura y se situó en línea con el trabajo desarrollado por sus padres, los pintores Pedro Lozano de Sotés y Francis Bartolozzi, en cuanto al arte aplicado se refiere.


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