• viernes, 19 de abril de 2024
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SOCIEDAD

Investigadores de la UPNA analizan en Navarra un tipo de contaminación que será "un desafío clave del agua"

Su objeto de estudio es un elemento esencial para el crecimiento de las plantas y aumentará a medida que la población mundial siga creciendo.

El río Aragón, a su paso por Sangüesa ARCHIVO
El río Aragón, a su paso por la localidad de Sangüesa. ARCHIVO

Investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), liderados por Maite Martínez Aldaya, han analizado, por primera vez en la Comunidad foral, la contaminación difusa por nitrógeno de las aguas superficiales y subterráneas, a través del concepto de huella hídrica gris.

Este indicador mide el volumen de agua requerido para asimilar la carga de contaminantes, provenientes, en este caso, de las actividades agrícolas y ganaderas. "Dicha huella hídrica gris y los niveles de contaminación del agua son más altos en el sur de Navarra, particularmente, en zonas agrícolas intensivas de la Ribera, lo que se traduce en un mayor volumen de agua dulce necesaria para asimilar la carga de contaminantes generados y una menor cantidad de agua disponible para su asimilación", explica la UPNA.

Los resultados de este trabajo, que ha sido financiado en parte por la Obra Social la Caixa y la Fundación Bancaria Caja Navarra, han sido publicados en la revista científica Science of the Total Environment.

Además de Maite Martínez Aldaya, firman el artículo, por parte de la UPNA, María José Beriáin Apesteguía, investigadora del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (IS-FOOD), y el investigador Daniel Merchán Elena, así como científicos adscritos a instituciones españolas (la Universidad de Oviedo, la Real Academia de Ciencias y el Observatorio del Agua de la Fundación Botín) y argentinas (la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).

"La contaminación difusa por nitrógeno, un elemento esencial para el crecimiento de las plantas, es un desafío clave del agua en el siglo XXI y es probable que aumente a medida que la población mundial continúe creciendo y la dieta promedio se vuelva más intensiva en carne", expone Maite Martínez Aldaya, que investiga en el Instituto IS-FOOD de la UPNA gracias a una beca de captación de talento de la Obra Social la Caixa y la Fundación Bancaria Caja Navarra.

Las investigadoras del Instituto IS-FOOD de la UPNA Maite Martínez Aldaya y María José Beriáin Apesteguía. CEDIDA

"Las ineficiencias en el manejo de fertilizantes minerales y de estiércol hacen de la agricultura la mayor fuente de contaminación por esta sustancia. Más de la mitad del nitrógeno aplicado a las tierras agrícolas no se destina al crecimiento de plantas y animales, sino que se desvía al aire y al agua, lo que produce impactos ambientales adversos no deseados en los suelos y la contaminación de las aguas subterráneas y de los ecosistemas de agua dulce. Se prevé que las descargas de nitrógeno en las masas de agua aumenten entre un 35% y un 46% desde el año 2000 al 2050 en un escenario de cambio climático", señala.

BAJO CONTROL

Según esta investigadora, "las fuentes puntuales de contaminación están, en gran medida, bajo control, porque son más fáciles de identificar y más rentables de cuantificar, gestionar y regular". "En comparación, la contaminación proveniente de fuentes difusas, como, por ejemplo, la escorrentía agrícola o urbana, y sus impactos en los ecosistemas siguen siendo poco estudiados", resalta Martínez Aldaya.

"Esto se debe a que son difíciles de vigilar y regular debido a su alta variabilidad en el espacio y en el tiempo, a los altos costes de tratar grandes cantidades de contaminantes heterogéneos y porque el control de la contaminación puede requerir la cooperación y el acuerdo de diversas autoridades dentro de una misma cuenca hidrográfica o de diferentes gobiernos e, incluso, países", indica.

Por ello, el equipo de investigadores firmantes de este artículo ha recurrido, como medida para cuantificar la presión que el nitrógeno adicional ejerce sobre los recursos de agua dulce, al indicador de huella hídrica gris, que han relacionado con el del nivel de contaminación del agua, utilizado para determinar si existe suficiente flujo de agua para diluir y asimilar la contaminación por nitrógeno.

"En Navarra, el 64% de la huella hídrica gris relacionada con las cargas de nitrógeno proviene de fertilizantes artificiales; el 16%, del estiércol; el 11%, de la deposición atmosférica; y el 9% restante, de la fijación biológica, semillas y otros fertilizantes orgánicos. Entre los cultivos, la producción de cereales tuvo la mayor contribución a dicha huella, con un 54%, seguido de las verduras, con un 17%, y el forraje, con un 11%", describe Martínez Aldaya.

MEJORAR LA COMPRENSIÓN

Para esta investigadora, los conceptos de huella hídrica gris y nivel de contaminación de agua podrían "ayudar a mejorar la comprensión sobre el vínculo entre la presión humana y los impactos del nitrógeno en el agua".

"Cuando no se disponga de datos reales, ambos podrían ser indicadores teóricos útiles para predecir y anticipar, grosso modo, los puntos críticos de contaminación por nitrógeno, donde la calidad del agua se degrada debido a fuentes difusas. Aplicados al sector ganadero, estos enfoques podrían también ser valiosos para articular mecanismos destinados a una distribución más equilibrada de las granjas ganaderas", concluye.


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