• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

El presidente de los obispos lamenta en Pamplona el "silencio humillante" ante abusos sexuales en la Iglesia

El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha inaugurado en la Universidad de Navarra un curso sobre la protección de los menores.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, en su visita a la UNAV EUROPA PRESS
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, en su visita a la UNAV EUROPA PRESS

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha destacado que la Iglesia ha afrontado con "decisión y a fondo" los casos de abusos a menores, "metiendo el bisturí hasta donde haya que meter el bisturí", y ha lamentado que esta cuestión en la Iglesia, la sociedad y las familias se hubiera "ocultado" de "una manera muy estudiada" y promoviendo "un silencio humillante".

"Hay que desenmascarar estos hechos que han dañado profundamente a las víctimas y humillado a sus familias, que han contaminado a la Iglesia y a la sociedad", ha subrayado el presidente de los obispos españoles.

Blázquez ha sido el encargado de abrir este jueves en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra el XXX Curso de Actualización: 'La protección de los menores en la Iglesia. Otras cuestiones de actualidad', que ha reunido a más de 260 personas, en su mayoría sacerdotes.

En su intervención, el cardenal Blázquez se ha referido a la cumbre antipederastia celebrada en febrero en Roma, una cita que, según ha dicho, supuso "un gesto" que evidencia "el valor y la humildad para plantear estas cuestiones abiertamente". "Fue un encuentro inédito y sin precedentes, un encuentro inolvidable por la actitud de los participantes", ha comentado.

Para el presidente de los obispos españoles, "es una obligación por parte de la Iglesia que estas cuestiones hayan sido afrontadas con decisión y a fondo". Y ha destacado que tanto el Papa emérito Benedicto XVI como el Papa Francisco "lo han afrontado con una decisión realmente admirable, metiendo el bisturí hasta donde haya que meter el bisturí, con respeto, con sinceridad, preparándonos para que no existan casos de este estilo y afrontando el diálogo con las víctimas".

"Fue un encuentro en el que nos sorprendimos todos de que en la Iglesia, la sociedad y las familias esto se hubiera ocultado de una manera muy estudiada y que se hubiera promovido un silencio humillante", ha remarcado el cardenal Blázquez, quien ha destacado que en la cumbre "convergieron muchas miradas, la mirada a lo ocurrido, a las personas víctimas o las perspectivas de futuro para cambiar también las formas pastorales".

En opinión del presidente del CEE, "aquel encuentro era una deuda que todos habíamos contraído, con la responsabilidad que cada uno tuviera, ante Dios en primer lugar, ante las víctimas, ante las familias, ante la Iglesia y ante la sociedad en la historia". "Tenemos la confianza de que afrontar esta cuestión con decisión, con sinceridad, sin escabullirse nadie, era también una forma de ganar libertad humana, evangélica y social", ha enfatizado.

Ha remarcado el cardenal Blázquez que los abusos a menores es "un fenómeno que nos afecta a todos, que no es exclusivamente de las iglesias evangélicas y de la iglesia católica, pero por desgracia también en el ámbito eclesial ha tenido lugar". Y ha lamentado "el abuso de poder aprovechando la posición de inferioridad del indefenso".

Según ha expuesto, "en estos hechos se percibe el poder destructivo del pecado como su dimensión social" y si bien ha señalado que "en este pecado también hay perdón" de Dios, ha remarcado que esto "no quiere decir que se allane el perdón de dios con la impunidad".

Por todo esto, ha puesto en valor que en la cumbre celebrada en Roma "hemos dicho sí a las víctimas, a escucharlas, a acompañarlas y defenderlas ante los abusos de cara al futuro; hemos dicho sí a las familias; hemos empatizado con su sufrimiento; y hemos garantizado la colaboración con las autoridades civiles para que no queden impunes ni se oculten estos atropellos vergonzosos".

"Correlativamente a esos síes", ha agregado el presidente de la CEE, "hemos pronunciado un no tajante a los abusadores, a los encubridores, al silencio cómplice y al tratamiento inadecuado de los hechos delictivos". "Hay que desenmascarar estos hechos que han dañado profundamente a las víctimas y humillado a sus familias, que han contaminado a la Iglesia y a la sociedad", ha subrayado.

EL SILENCIO, "UN ARMA TERRIBLE"

En este sentido, el presidente de la Conferencia Episcopal Española ha lamentado que el silencio fue "un arma terrible de humillación de las víctimas y de autodefensa de los abusadores". Según ha dicho, "la misma sociedad y no sólo la Iglesia tenía una forma de actuar convergente", ya que "sería un desdoro para tal familia que esto se supiera y no digamos para tal parroquia".

"De esta forma, la víctima quedaba aprisionada en estas redes de poder sagrado y de conciencia", ha afirmado Blázquez, para agregar que esta "capa de silencio todavía humillaba más a las víctimas que o no se atrevían a hablar o les estaba radicalmente prohibido y vetado".

"Podemos comprender qué duro será sobrevivir en soledad, aisladamente, con este peso que no puede descargar la víctima confidencialmente en otras personas en las que sí que descarga otras inquietudes y dificultades de la vida", ha agregado.


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