A pesar del repunte de casos de coronavirus en Tudela, como todos los sábado desde que acabó el confinamiento, el mercadillo ha vuelto a ser el protagonista entre sus ciudadanos y visitantes.
Con un puesto a la entrada y otro a la salida, Protección Civil de Tudela asegura que la vida sigue con normalidad: “Se oye a la gente comentando sobre el brote, pero por ahora está todo normal”.
Epifanio González tiene un puesto de ropa en el que lleva trabajando 50 años. “Me muevo por seis pueblos de Navarra de lunes a sábado, y a Zaragoza voy los domingos. Tengo un hijo y no paso ningún domingo con él. La vida es para echarle narices”, dice.
Este hombre afirma que “preocupación tiene todo el mundo, pero miedo ninguno. Plagas ha habido en el mundo desde siempre”. “Los negocios están muy flojos, pero eso es normal. Personalmente, con cuidado y resignación y deseando que no venga”, pide Epifanio.
Además, ha querido recalcar que no va “a culpar a nadie; o mueres de una cosa o mueres de otra. Si no pasas el río, no te mojas, pero tampoco haces nada. De una manera o de otra, la vida es riesgo. Si no nos hubieran enseñado a andar y no nos dejaran caer, no hubiéramos andado. Toda precaución es poca, pero acobardarse no es una opción”.
VECINOS DE TUDELA
Entre los ciudadanos más mayores de la capital ribera se nota que hay algo más de inquietud: “Estoy preocupada por el hecho de que nos podamos contagiar todos. Tengo miedo de que volvamos hacia atrás”, asegura una señora que pasea por el mercadillo por segunda vez desde que acabó el confinamiento.
Otras tres mujeres que disfrutan del sol de media mañana afirman que también están intranquilas: “Estamos muy preocupadas porque vaya todo a más. Los jóvenes tienen que ser más conscientes de lo que hacen y llevar mascarillas. Hay mucha gente joven que se abraza, se besa y no son conscientes de que después van a casa y está su madre o su abuela, piensan que la cosa no va con ellos”, lamentan.
BARES AFECTADOS
El bar Las Cañas, situado en la plaza de la Judería, decidió cerrar sus puertas tras colgar en su puerta un cartel en el que se podía leer: “Por motivos de tener Covid-19 en nuestra terraza, hemos decidido cerrar hasta que se aclaren las cosas”.
Jesús María es socio del bar Mi Bar II, situado en la misma plaza que el anterior. “Ayer fue un día muy especial y muy raro. Mucha gente me dijo que había pocas personas para ser viernes. El viernes pasado necesitamos refuerzo y ayer nos fuimos la mitad de la plantilla a casa porque no había nadie”, explica preocupado.
Por su parte, la dueña de la farmacia Chueca Pérez afirma que no ha notado ningún cambio respecto a otros días: “Lo mismo me han pedido mascarillas que medicamentos, pero como cualquier día”.
HOSPITAL REINA SOFÍA
Desde este viernes, 10 de julio, el hospital Reina Sofía de la capital ribera ha intensificado el rastreo de contactos y la realización de pruebas PCR para tratar de acotar el brote de Tudela surgido en la boda.
Allí se encontraba esta mañana de sábado una persona que acompañaba a su padre para que se realizara la prueba: “Tiene algo de catarro y, al estar en esta situación, la doctora le ha dicho que se la haga”, cuenta.
Otra mujer afirma que ha estado en contacto con una persona infectada, aunque no tiene ningún síntoma; al igual que otro hombre que, al “trabajar de cara al público”, prefiere hacerse la PCR para “proteger” a los que tiene a su alrededor.
