• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Un policía foral con dos denuncias archivadas por violencia de género: "No soy un maltratador"

Su exmujer le interpuso también una tercera denuncia por apropiación indebida que ha sido igualmente archivada. 

Un policía foral muestra las dos denuncias por malos tratos, ya archivadas, que le interpuso su exmujer. IRANZU LARRASOAÑA
Un policía foral muestra las dos denuncias por malos tratos, ya archivadas, que le interpuso su exmujer. IRANZU LARRASOAÑA

Cuando Hugo —nombre ficticio— se divorció, en 2019, ya atisbaba el infierno que se le venía encima. En el último año, la relación con su entonces mujer había empeorado, hasta el punto que ella le amenazó en varias ocasiones con denunciarle por malos tratos. Cuatro años después, este policía foral adscrito a la comisaría de Estella muestra las dos denuncias, ya archivadas, que le interpuso por violencia de genero y cuenta a Navarra.com cómo vivió este proceso. "No soy un maltratador", recalca. Dos jueces distintos ya le han dado la razón. 

Prefiere mantener el anonimato para preservar su intimidad. Pero le parece importante contar su historia para visibilizar situaciones como la suya. La primera denuncia por malos tratos llegó el 20 de febrero de 2021. En ella, la denunciante describe, entre otras escenas, tal y como aparece reflejado en un auto, un episodio ocurrido cuando todavía eran pareja. "Dice que la zarandeé y que le agarré de los brazos", especifica Hugo. "No es cierto. No hubo ningún forcejeo, solo una discusión de pareja como las que tenemos todos", puntualiza. 

En la misma denuncia, la exmujer de Hugo se refiere a otra discusión: "Asegura que yo le empujé y ella cayó al pie de la cama haciéndose un moratón en una pierna". Durante la declaración, el abogado del denunciado le preguntó en qué pierna tenía la marca, a lo que ella contestó que no se acordaba. "Si tu marido te ha empujado y te ha hecho un moratón, lo más normal es que de acuerdes dónde y luego vayas al médico y lo denuncies en el momento", opina Hugo. 

Sobre las declaraciones de los dos en sede judicial, la juez sostiene en el auto que "no se desprende la concurrencia de ilícito alguno, ni indicios de haberse cometido". Por ese motivo, la juez acordó el sobreseimiento provisional y el archivo de la causa. 

"Yo lo único que he hecho ha sido aguantar amenazas de denuncias hasta que, efectivamente, me interpuso una", se defiende él. Y explica que tiene constancia de que su exmujer acudió a su comisaría en varias ocasiones previas a la denuncia: "Los compañeros que le atendieron no recogieron la denuncia porque no eran los hechos para denunciar", explica. "Podría haber puesto la denuncia en la Guardia Civil, pero viene siempre a mi comisaría", lamenta.

Tras la comunicación del sobreseimiento definitivo de esa primera denuncia el 17 de noviembre de 2021, Hugo respiró tranquilo. Pero esa tranquilidad duró poco. Justo un mes después, el 17 de diciembre del mismo año, su exmujer le volvió a denunciar a raíz de un encuentro fortuito

EL ENCUENTRO FORTUITO EN UN BAR

"Coincido en un bar con ella", reconoce Hugo, quien se encontraba acompañado por un amigo. "Estábamos haciéndonos selfies y demás", cuenta. Según su relato, ella se acercó y le dio un manotazo en la mano con la que sujetaba el teléfono móvil. "Después, me empezó a grabar".

Dicha grabación fue aportada por la denunciante. Sobre ella, el juez dice en el auto que en estas imágenes "se aprecia únicamente al investigado en actitud tranquila o sosegada, saludando finalmente a cámara, al tiempo que la denunciante manifiesta algo similar a 'si quieres jugamos'". Por su parte, la exmujer de Hugo declaró que él la persiguió y comenzó a gritarle en el baño y en la barra. 

Dos amigas de la denunciante, que se encontraban con ella en el local en el momento de los presuntos hechos, declararon como testigos en sede judicial. Y manifestaron no haber escuchado o reconocido frase o expresión alguna dirigida por el investigado a la denunciante. 

La exmujer pidió también en esa segunda denuncia una orden de alejamiento. Hugo declaró por ese motivo el 4 de enero de 2022 y, finalmente, la orden de alejamiento no fue concedida

Un policía foral muestra las dos denuncias por malos tratos, ya archivadas, que le interpuso su exmujer. IRANZU LARRASOAÑA
Un policía foral muestra las dos denuncias por malos tratos, ya archivadas, que le interpuso su exmujer. IRANZU LARRASOAÑA

Llama la atención que esta segunda denuncia se puso diez días después de que Hugo y su exmujer se encontraran en el bar. De hecho, él lo achaca a un incidente ocurrido ese mismo 27 de diciembre. "Teníamos una cuenta compartida con los hijos en la que el dinero lo ingresábamos a medias", indica él. Después de la primera denuncia en febrero, y tras ser asesorado por su abogado, él decidió sacar su parte del dinero y ponerlo en otra cuenta compartida con los hijos. "Es lo último que tenía en común con ella y ya no quería seguir teniendo esa vinculación", sostiene. 

Esta acción la llevó a cabo en marzo de 2021, pero ella fue consciente ese 27 de diciembre. Tal y como relata Hugo, ese día su exmujer revisó la cuenta porque su hijo mayor se acababa de sacar el carné de conducir y ella quería comprarle un coche. A su juicio, ese fue el detonante para que ella interpusiera esa segunda denuncia por violencia de género, relativa a unos hechos presuntamente ocurridos diez días antes y que ya ha sido archivada.

Paralelamente, la exmujer también denunció a Hugo por apropiación indebida en relación a la situación de la cuenta compartida. Una denuncia que también ha sido archivada. "Ese dinero sigue ahí para mis hijos y lo destinaremos, como se quedó en su día, para estudios y formación", promete él. 

POLICÍA FORAL Y VECINO DE UN PUEBLO PEQUEÑO

Así las cosas, en menos de un año Hugo ha sido denunciado en tres ocasiones y todas esas denuncias han sido archivadas. Pero las consecuencias de esta desagradable situación se han visto agravadas por dos factores: Hugo es Policía Foral y vive en un pequeño pueblo de la Ribera de Navarra, donde también residen su exmujer y sus hijos. 

"Algo habrá hecho". Hugo agradece que se ha encontrado con muchas muestras de apoyo en ambos ámbitos. Pero también es consciente de que las denuncias han dañado, por lo menos en parte, su reputación. "Me he planteado denunciarla por denuncias falsas y lo he hablado con varios abogados. Pero no lo voy a hacer", confirma. ¿El motivo? "Es políticamente muy incorrecto porque parece que voy contra ella. Además, es muy difícil de demostrar". 

En su caso, al ser archivadas las denuncias y no haber estado detenido en ningún momento, no le suspendieron de empleo y sueldo, por lo que no tuvo que entregar el arma reglamentaria como ha ocurrido en otros casos de policías denunciados por violencia de género. 

"Sí que entregué voluntariamente un arma personal al ser notificado de la primera denuncia", confirma. "El instructor del atestado siempre mira si el denunciado tiene armas. Le dije que no se preocupara, que no tenía que hacer ningún documento para venir a quitármela. Fui y entregué la pistola al comisario", detalla ese momento.

Hugo conoce bien cómo es ese proceso. "Yo mismo he realizado atestados por casos de violencia de género y mírame ahora", comenta. Y es que, aunque las denuncias archivadas por malos tratos no se han saldado con la retirada de su arma reglamentaria, sí que le han limitado en el desarrollo de sus funciones: "Tengo perjuicios en los temas de violencia de género porque no puedo acceder al sistema por estar implicado en estas denuncias de malos tratos". 

AHORA CON ANTECEDENTES

Además, se le han quedado grabados tres antecedentes. Hugo se puso recientemente en contactó con el Ministerio de Interior para solicitar que se borrasen del sistema de violencia de género, pero le explicaron que solo podrá solicitar la cancelación cuando pase un tiempo determinado. "Yo no he cometido ningún delito, no ha llegado ni a juicio, pero voy a constar ahí por ese tiempo", lamenta. "Lo veo totalmente injusto porque, si yo no he hecho nada, no tiene por qué pasar ese tiempo", apostilla.

Asegura que no ha tenido problemas con sus compañeros. "Llevo aquí mucho tiempo y me conocen bien. Además, les enseño esto —señala hacia la documentación— y ya ven que se han archivado todas las denuncias", indica. En el pueblo sí que ha notado cierto rechazo, alguna mirada. "Existe ese etiquetamiento y no, no soy ningún maltratador", subraya. Y en ese sentido, considera que se hace demasiado hincapié en su profesión: "Se incide mucho en esto. ¿Y si fuera carpintero?". De hecho, recuerda que cuando fue a declarar una de las primeras preguntas que le hizo el abogado de su exmujer fue relativa a su profesión. 

Asimismo, pone el foco en la indefensión de los hombres que sufren estas situaciones. "Solo con estas denuncias he perdido más de 3.000 euros", informa. "Entiendo que ella se ha gastado cero. El Servicio de Atención a la Mujer les pone abogados a las mujeres víctimas de violencia de género, aparte de más ayudas", explica. "Me parece genial que existan esos recursos para las mujeres que realmente los necesitan, ¿pero qué pasa cuando las denuncias se archivan?", se cuestiona. 

Hugo y su exmujer tienen en común tres hijos: uno de 19, otro de 17 y la pequeña de 12. "Cuando te denuncian por violencia de género, te quitan la custodia y el régimen de visitas", recuerda Hugo. En su caso, el proceso se ha alargado durante año y medio, periodo en el que no ha podido disfrutar de ellos.

En su caso, además, las denuncias han hecho mella en la relación entre padre e hijos, por lo que sigue sin tener apenas relación con ellos. "Los veo cuando me los cruzo por el pueblo y poco más, pero tampoco los quiero forzar", puntualiza. 

A Hugo todo este proceso le ha creado una cicatriz interna que le afecta especialmente a la hora de plantearse rehacer su vida. " Me separé y estaba feliz y contento. Después de todo esto, tuve que buscar una psicóloga, a la que he ido unas cuantas sesiones para hablar del tema", pone de relieve. "Ahora desconfío más de la gente", reconoce. "Sobre todo, cuando pienso en tener una nueva pareja. Pienso que estoy muy bien así y no quiero meterme en otra zambra de estas".


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