• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Revelan que el 67% de las familias monoparentales en hacinamiento mejoran tras ir a una nueva vivienda

Casi un 94% de las familias participantes en el programa aseguran que su vida ha mejorado.

Un padre con una niña pequeña subida a una bicicleta en la calle. Europa Press.
Un padre con una niña pequeña subida a una bicicleta en la calle. Europa Press.

Un estudio del Departamento de Derechos Sociales revela que un 67% de las familias monoparentales en situación de hacinamiento han experimentado una mejora en el rendimiento escolar de los menores a su cargo, tras la ayuda recibida por el Gobierno de Navarra para acceder a una vivienda más adecuada.

Casi un 94% de las familias participantes en el programa aseguran que su vida ha mejorado.

Estas son algunas de la conclusiones de un informe elaborado por el Observatorio de la Realidad Social, de Planificación y de Evaluación de las Políticas Sociales titulado 'Evaluación de las ayudas económicas, de pago único, para facilitar el alquiler de viviendas a familias monoparentales con ingresos insuficientes'.

El estudio analiza tanto los resultados derivados de esta iniciativa pública, como su diseño y relación con otras actuaciones similares, cumplido el tercer ejercicio tras la puesta en marcha en 2017, para favorecer el acceso a viviendas de alquiler de familias monoparentales que se encontraban en situación de hacinamiento.

DEL HACINAMIENTO A LA INTIMIDAD

Un alto porcentaje de las familias beneficiarias, concretamente un 93,8% de 180 personas pertenecientes a 77 unidades familiares, han mostrado "una alta satisfacción" con estas ayudas que les ha permitido acceder a una vivienda por familia y superar situaciones previas de hacinamiento.

La encuesta de satisfacción a las personas implicadas destaca igualmente que un 95,1% de las familias afirme que "se siente mejor psicológicamente", un 93,8% diga que su situación "es mejor ahora" y un 67,7% estime que "ha influido positivamente en el rendimiento académico de sus hijos o hijas".

La concesión de esta ayuda y el acceso a la nueva vivienda reporta una gran tranquilidad y bienestar psicológico a las familias. Así lo constata un 31,3% de las personas encuestadas, que afirman "sentirse tranquilas" y un 25% "mucho mejor".

En lo emocional se ven ahora: muy bien, el 18,8%; feliz, el 15,6 %; siento que es mi casa, el 12,5%; o siento que puedo salir adelante con mi hijo o hija y tengo un estilo de vida mejor, un 6,3%.

Prácticamente la totalidad de respuestas apuntan a un escenario actual mejor para los hijos e hijas que el vivido con anterioridad en los pisos compartidos.

Solo en dos casos se manifestan en sentido negativo, declarando no tener espacio (un 6,3%) o una situación difícil (un 3,1%).

El resto resaltan los aspectos positivos, destacando que su escenario y situación tras recibir la ayuda son: muy bien/mucho mejor (el 40,6%); más independiente/libre, (el 28,1%); y feliz (un 15,6 %).

Por último, en la valoración general de la situación familiar actual respecto a la anterior las respuestas indican casi unanimidad en la mejora, ya que el 93,8% por ciento la consideraba "mejor".

En sentido contrario, sobre las situaciones de hacinamiento vividas con antelación, un 75% de estas familias refieren que sintieron falta de intimidad en viviendas compartidas, o constituyó una experiencia negativa en convivencia (73,5%), sufrieron malos tratos de ex - pareja o familia (68,6%), o sintieron miedo por ellas o sus hijos e hijas (46,9%).

Si se atiende a la superficie de las viviendas a las que estas personas han accedido, un 46,9% de los pisos alquilados con el apoyo del Gobierno de Navarra dispone de menos de 70 metros cuadrados y un 34.4% disfruta de una vivienda de entre 71 y 85 m2. Por encima de los 86 metros se encuentra el restante 18,8%, lo que arroja una media de superficie de las viviendas de 75,3 m2.

INFORMACIÓN SOBRE LAS AYUDAS

En cuanto a las vías de acceso al programa, el estudio muestra que el 59,4% conoció las ayudas a través de los Servicios Sociales de Base (SSB).

Las siguientes respuestas más citadas han sido: por familiares y/o amistades, búsquedas en Internet, los Equipos de incorporación social a través de la vivienda (EISOVI) y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

En lo que respecta a la calidad de la información recibida sobre la normativa y las condiciones para acceder a las ayudas, el 81,3% considera que fue clara y suficiente. El porcentaje restante emite una valoración negativa.

El informe también se interesa por las facilidades o dificultades encontradas a la hora de realizar las gestiones, y concluye que en tres cuartas partes de los casos resultó sencillo, mientras que a un 25% no le resultó fácil.

Mayores dificultades se dieron a la hora de dar con una vivienda ajustada al condicionado de la ayuda: frente a un 40,6% que no encontró dificultades, un 59,4%, manifiesta haberlas tenido.

Sólo el 6,2% de las familias ha accedido a su actual piso a través del censo de viviendas del Gobierno de Navarra o de los Servicios Sociales de Base. Mayoritariamente, en un 50% de los casos, se utilizan las redes de amistad, seguida por la opción de las inmobiliarias (un 31,3%) o internet (el 18,8% restante).

Una vez encontrada la vivienda, y llegada la hora de la firma del contrato de arrendamiento, lo habitual es la exigencia de una nómina como garantía, así lo señalan el 57,9% de las personas. La segunda cuestión que plantean son los elevados precios, aspecto que señalan el 47,4%, mientras que un 26,3% indican que se les solicita un contrato laboral. Un 15,8% apunta que el hecho de ser mujer extranjera supone una dificultad añadida.

RECOMENDACIONES

La evaluación del Observatorio se completa con un capítulo de recomendaciones, entre las que señala la necesidad de ampliar políticas dirigidas a este colectivo de familias monoparentales, por las especiales dificultades que tiene en el acceso a la vivienda y, en general, a empleos de calidad que garanticen la plena inclusión social y laboral.

Asimismo, remarca que, al tratarse de un programa con una duración máxima de tres años, es necesario contemplar acciones para garantizar el acceso a la vivienda una vez concluido ese periodo.

En ese sentido, está previsto un trabajo con las familias beneficiarias para reorientarlas hacia otros programas de alquiler social de vivienda para familias de bajos ingresos.

La evaluación también resalta la necesidad de disponer de un mayor número de vivienda que destinar a este programa, ya que la falta de viviendas ha hecho que no se haya podido ejecutar el 100% del presupuesto previsto, aunque la ejecución del mismo ha sido creciente en los tres años de funcionamiento de este programa.

También contempla la posibilidad de que, dependiendo del tamaño de la vivienda y las características de las familias, puedan compartir vivienda, siempre que sea beneficioso para su inclusión social y, por supuesto, que no signifique una vuelta a la situación de hacinamiento.

Finalmente, concluye que es necesario reforzar el seguimiento en materia de inclusión social de estas familias, y se recomienda que este programa de vivienda pueda ser dirigido por las secciones que gestionan otros programas de inclusión social en materia de vivienda como el programa VAIS (Vivienda de alquiler e integración social) y/o DAVID (programa de Deducciones para acceso a la vivienda).


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