• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Esta es la etiqueta que puede hacerte ahorrar hasta un 60% en la factura de la luz

La Asociación de Consumidores de Navarra Irache señala la importancia de conocer la calificación energética de un electrodoméstico y aporta varios trucos para ahorrar.

Una persona señala su frigorífico repleto de comida. ARCHIVO
Una persona señala su frigorífico repleto de comida. ARCHIVO

El 68% de los consumidores valora la calificación energética de un electrodoméstico antes de comprarlo, según señala una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache. En un porcentaje muy similar, el 71% conocen qué significa la calificación energética de estos aparatos.

Por edades los que más tienen en cuenta este factor de eficiencia son los que tienen entre 46 y 65 años -79%- y los que menos, los menores de 30 años -48%-. Por zonas, son los residentes en la Comarca de Pamplona los que en mayor medida ponderan este criterio -73%-.

La calificación energética es una escala que indica la eficiencia de un electrodoméstico en el uso de la energía. También informa, según los casos, sobre el consumo de agua, la capacidad de almacenamiento e incluso el ruido que genera, por ejemplo. El menor gasto energético permite un ahorro económico.

Según datos de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos, si un hogar cambiase todos sus electrodomésticos viejos por otros de alta eficiencia energética, podría ahorrar un 60% en la factura de la luz; una lavadora puede gastar 60 euros menos al año; una secadora, 130 euros; un lavavajillas eficiente, ahorrar más de 100 euros. Esta organización estima un ahorro, en el mejor de lo casos, de 500 euros al año.

En marzo entraron en vigor los últimos cambios. El nuevo etiquetado elimina las clases A+, A++ y A+++ y vuelve a una escala de la A a la G, donde la clase A es la de mayor eficiencia energética y la clase G la menos eficiente. Se mantienen, pues, siete grados diferentes de eficiencia energética.

Las nuevas etiquetas incorporan además un código QR exclusivo para que el consumidor pueda acceder a través de su teléfono móvil a las características y datos específicos de cada modelo. 

La saturación de productos disponibles en el mercado de clase A+, A++ y A+++ ha sido uno de los factores para cambiar la metodología para determinar el etiquetado, que es más exigente. Puede que productos que antes tenían calificación A, ahora bajen a la B o a la C, por ejemplo.

Los colores acompañan para hacer más visual esta calificación. El verde oscuro indica un producto altamente eficiente y el rojo uno de baja eficiencia. Se tiene en cuenta el uso anual de energía y en cada programa.

Los pictogramas, en función de cada aparato, también informarán sobre la duración de un programa, el consumo de agua, la capacidad de carga, el centrifugado o el ruido que emite el electrodoméstico.

El nuevo etiquetado ya se ha implantado desde marzo para lavavajillas, lavadoras, frigoríficos, pantallas y monitores. En septiembre deberán aplicarse a lámparas y bombillas y en el 2022 a aires acondicionados y secadoras.

La eficiencia energética optimiza el consumo energético de un electrodoméstico y, por tanto, puede beneficiar a una mayor sostenibilidad medioambiental y también al ahorro económico en el hogar.

Puede que un aparato más eficiente sea algo más caro, pero, además del beneficio medioambiental mencionado, hay que tener en cuenta que a largo plazo puede suponer un ahorro en la factura eléctrica.

Por todo ello, Irache recomienda informarse sobre la calificación energética de un electrodoméstico, comprender sus consecuencias y valorarlas antes de decidirse por la compra de uno u otro modelo.

PAUTAS DE AHORRO DE ENERGÍA

Además de la calificación energética, hay otras pautas que se pueden tener en cuenta para disminuir el gasto energético en el hogar:

  • Comprar modelos con prestaciones adecuadas a las necesidades de casa.
  • Poner la lavadora y el lavavajillas cuando estén llenos.
  • Lavar a temperaturas no excesivamente altas y optimizar los programas.
  • Adecuar el tamaño del frigorífico a las necesidades del hogar. Este aparato consume entre el 10% y el 15% de la electricidad consumida.
  • Que la nevera esté alejada de zonas o aparatos calientes.
  • No abrir y cerrar continuamente el frigorífico, sino solo cuando es necesario. Dejar enfriar los alimentos antes de meterlos.
  • Conservar la vitrocerámica limpia, optimizar el calor (a veces se puede apagar unos minutos antes de que acabe la cocción) y adaptar del recipiente a la placa.
  • Llevar a cabo un periódico y correcto mantenimiento de los electrodomésticos.

Además, el 1 de marzo entró en vigor un reglamento europeo sobre la obligación de ofrecer piezas para poder reparar los electrodomésticos entre siete y diez años a partir de su compra. En esta línea, en España ya se ha aprobado una modificación normativa que obligará a partir de 2022 a que haya “un adecuado servicio técnico así como de repuestos” en los diez años siguientes a la fecha en que el producto se deje de fabricar. 

Esta modificación pretender posibilitar el derecho a reparar del consumidor y evitar que, tiempo después de comprar el electrodoméstico, cualquier avería suponga en la práctica tener que comprar otro nuevo y desechar el averiado. 


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Esta es la etiqueta que puede hacerte ahorrar hasta un 60% en la factura de la luz