• martes, 23 de abril de 2024
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SOCIEDAD

El dentista de Pamplona en las antiguas oficinas del DNI: así ha sido el trabajo durante la pandemia

Ignacio Sainz de Murieta tiene su consulta en el local de la calle Bergamín y explica cómo ha sido el último año ante la crisis del coronavirus. 

Ignacio Sainz de Murieta en su clínica dental de la calle Bergamín en Pamplona. Navarra.com
Ignacio Sainz de Murieta en su clínica dental de la calle Bergamín en Pamplona. Navarra.com

Los médicos estomatólogos navarros también han vivido el Covid-19 con incertidumbre, sobre todo durante el confinamiento cuando todo eran incógnitas en su trabajo y el 'tradicional' miedo de los pacientes a ir al dentista se multiplicó.

Una vez terminado el confinamiento, los dentistas recuperaron su ritmo normal de trabajo. No obstante, el virus sigue contagiando y se extreman las precauciones. Es el caso de la clínica dental Sainz de Murieta en la calle Francisco Bergamín número 31 de Pamplona, que ha explicado su experiencia con el Covid-19.

Ignacio Sainz de Murieta Iriarte es el propietario de la clínica, tiene 53 años, y asegura: "Fueron unos días muy complicados durante el confinamiento. Solo atendíamos urgencias de pacientes con mucho dolor y casos muy puntuales".

"Veníamos con mucho respeto, mucho miedo porque no se conocía nada del Covid realmente y pensábamos que se contagiaba con superficies. Al principio era un poco estresante y veíamos virus por todas partes. Era una incertidumbre. La gente en ese momento tenía mucho miedo y venir al dentista era una aventura y un riesgo".

Ignacio Sainz de Murieta junto a una de sus trabajadoras, Inma Puertas, en la clínica dental. Navarra.com

"A partir de mayo pasado se acabo el confinamiento y empezamos a trabajar normalmente. La respuesta de la gente ha sido muy buena, todos han empezado a vivir otra vez de nuevo y no hemos notado ningún descenso de trabajo. Más bien al contrario, hay más trabajo que antes del confinamiento. La gente se preocupa más por estar bien, por la salud. La cantidad de trabajo es igual o superior a antes de la pandemia", afirma Ignacio.

En cuanto a las medidas sanitarias que toman, son las siguientes: "A los pacientes se le hace un pequeño test sobre el covid cuando entran por la puerta, si tienen algún síntoma, y en caso negativo se les pregunta si han estado en contacto con algún positivo en los últimos días. Se les da gel hidroalcohólico. Se les pasa al gabinete".

"Están los horarios más organizados para que en la sala de espera haya solo dos pacientes sin acompañantes. Las clínicas dentales ya estaban muy preparadas para otras enfermedades infecciosas como el sida o hepatitis y ha habido más limpieza de superficie".

Además, indica: "Todo el material que va a la boca ha pasado un proceso de esterilización y no ha habido tanto cambio. Nos ponemos unos trajes impermeables, la mascarilla FP2 y pantallas. El nivel de contagio es mínimo. No se han dado casos en clínicas dentales y estamos ya tranquilos. Hay muy pocos que tengan temor a contagiarse en el dentista. La mayoría ha venido sin ningún problema y sin ningún temor", asegura Ignacio.

"Estamos trabajando cuatro personas. Yo con dos higienistas Oriana Flamez y Alicia Martínez, y una recepcionista Inma Puertas. Hace cuatro años hicimos el traslado del local de la Plaza del Castillo. Mi padre acabó la carrera en el 68 y en el 69 inauguró la clínica en el segundo piso de la Plaza del castillo 25, segundo piso. Hasta hace cuatro años hemos estado allí trabajando muy a gusto y muy bien en lo mejor de Pamplona, pero con unas limitaciones de espacio y de accesibilidad importantes para los pacientes".

Curiosamente, el actual local de la clínica dental es el mismo donde se ha expendido el DNI durante muchos años antes de su traslado. "Hemos venido aquí para mejorar la calidad de la atención al comprar el local al ministerio del Interior. La verdad que estamos muy a gusto en el Ensanche y la acogida ha sido muy buena en la calle Bergamín".

"No hay ni un escalón, todo a pie llano y hemos pasado de dos a cinco gabinetes con más limpieza y más seguridad. Estamos más relajados trabajando. Empecé a trabajar con 27 años en el 94 con mi padre. Ha sido una muy buena experiencia para los dos".

"Tenemos otra consulta en Huarte donde trabaja mi mujer en la calle Ugarrandía 21 en un bajo. Llevaremos unos doce años y también muy contentos. Yo trabajo un día y medio en Huarte y cuando estoy en Huarte ella sube aquí y hace tratamientos que yo no hago".


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