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SALUD

“Un milagro de los médicos y de Dios”: Denis ha superado el coronavirus tras 60 días en la UCI en Pamplona

El joven, que lleva casi 20 año viviendo en Navarra, ingresó el pasado 20 marzo y está a horas de recibir el alta.

GRAFCAV6294. PAMPLONA, 05/06/2020.- Denis Cirpaci (d) en la Clínica San Miguel de Pamplona tras salir de la UCI. Sesenta días separan a Denis Cirpaci del día que entró en la UCI hasta el momento en que salió de ella, "un milagro de los médicos y de Dios", resume su mujer Heidi. Denis Cirpaci es un joven de origen rumano, que lleva casi veinte años residiendo en Navarra y muy conocido por regentar varios negocios automovilísticos. Durante días fue el paciente por coronavirus más joven ingresado en una UCI navarra. "El coronavirus me ha pegado muy fuerte", reconoce en una entrevista concedida a Efe. EFE/ Iñaki Porto
Denis Cirpaci (d), un joven de origen rumano que lleva casi veinte años residiendo en Navarra, en la Clínica San Miguel de Pamplona tras salir de la UCI después de 60 días. EFE/ Iñaki Porto

Sesenta días separan a Denis Cirpaci del día que entró en la UCI hasta el momento en que salió de ella, “un milagro de los médicos y de Dios”, resume su mujer Heidi.

Denis Cirpaci es un joven de origen rumano, que lleva casi veinte años residiendo en Navarra y muy conocido por regentar varios negocios automovilísticos. Durante días fue el paciente por coronavirus más joven ingresado en una UCI navarra. “El coronavirus me ha pegado muy fuerte”, reconoce en una entrevista concedida a Efe.

El 20 de marzo, recuerda, entró en la Clínica San Miguel de Pamplona, después de notar “fiebre de 39 grados durante unos cuatro o cinco días”.

Entró a planta, pero el 23 de marzo, a la 1 de la madrugada, su estado empeoró e ingresó en la UCI. Lo hizo con 28 años y salió con 29, dos meses después de su entrada “y varias subidas y caídas” en su estado de salud. “Han pasado tantas cosas…” resume.

De esos dos meses, estuvo dormido cuarenta días en los que su mujer, Heidi Dragan, pudo estar cerca de él. “No podía pasar a verle, pero me dejaban asomarme a los cristales y eso es algo que otras personas no han podido hacer”.

“Situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales”, cuenta Txuma Urtasun, jefe del Servicio de Intensivos en la Clínica San Miguel. Denis, cuenta el médico, “se convirtió en el representante de la pandemia” en el centro y se marcaron como objetivo sacarle adelante.

Más aún cuando estaba intubando a Denis y su teléfono móvil sonó en la habitación de la UCI donde se encontraba ingresado con grandes dificultades. En la pantalla, recuerda Urtasun, había una foto del joven al lado de unos niños. "Al ver esa foto supe que teníamos que salvarle".

La situación al llegar a la UCI fue empeorando y necesitó una aportación de oxígeno de entre el 80 y el 100 % durante muchos días. Por ello decidieron realizar la técnica del ‘decúbito prono’, que consiste en poner boca abajo al paciente “para liberar los pulmones y facilitar la entrada de aire”.

En su caso se añadía una dificultad: la obesidad mórbida. “Existe mayor incidencia de gravedad en casos de coronavirus” en personas con obesidad, apunta Urtasun.

Esta técnica trajo consigo una mejoría de Denis, que se vio truncada cuando se encontraban “a punto de desconectarle” ya que se le reprodujo una neumonía que obligó a volver a sedarlo e intubarlo.

Denis cumplió 29 años el 20 de abril, cuando aún estaba ingresado en la UCI. El día anterior había tenido una pequeña mejoría así que Heidi decidió hacerle un bizcocho para celebrarlo.

“Como estaba tan bien, pensé en verle, pero me dijeron al llegar que había empeorado, que no podía verle, que tenía los pulmones otra vez duros como piedras”.

VIDEOLLAMADAS INTERNACIONALES PARA REZAR POR ÉL

En esos días de recaídas los médicos les dijeron que “solo quedaba rezar, prácticamente estaba todo hecho”, recuerda la mujer de Denis, que agradece al equipo médico “y sobre todo a Dios, que nos ha movido a todos” la recuperación de su marido.

Denis Cirpaci (d) junto a su mujer Heidi en la Clínica San Miguel de Pamplona tras salir de la UCI. EFE/IÑAKI PORTO

Tanto Denis como Heidi eran católicos al llegar a España, aunque ahora pertenecen a la Iglesia Evangélica, con mucho arraigo en su país de origen, Rumanía.

Durante dos meses, tanto su mujer como la madre de Denis se refugiaron en el rezo. En la habitación de la clínica tienen un ejemplar de la Biblia en rumano, guardado y cuidado en una funda de piel, que Heidi enseña.

Busca con esmero el Salmo 91, que comienza: “Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío". Es el Salmo que han leído durante todo el ingreso.

El apoyo no solo ha llegado desde su familia y desde el personal médico, sino que familiares y amigos que viven en otros países como Italia, Francia o Bélgica han organizado rezos. “Hacían videollamadas en directo y rezaban por él desde otros puntos del mundo”, cuenta Heidi.

A ellos les llegó una de las primeras imágenes de Denis al salir de la UCI. Heidi se acercó a la camilla de su marido, activó la cámara frontal de su móvil y mandaron un saludo a toda la comunidad que se había reunido durante días para pedir por la vida del joven.

También estuvo su madre Simona, que pasó junto a Heidi las recaídas de Denis y que el día en que él salió de cuidados intensivos se arrodilló frente al equipo médico que había trabajado para salvar la vida de su hijo y frente a Urtasun.

Ya en la habitación, su madre le besó los pies y los hombros. “Somos una familia muy unida, hacemos todo juntos”, cuenta Denis. Son sus padres quienes le acompañan todos los días en su recuperación y también quienes se encargan ahora de sus dos hijos pequeños.

Esa es una de las imágenes que más lleva grabadas en la mente Urtasun: la de la madre de Denis arrodillada delante del equipo médico de la clínica. “Todos estábamos llorando”.

El otro momento que quedó grabado en su memoria ocurrió días después del ingreso. En esa llamada les comentó que el estado del joven era grave y “Simona, su madre, preguntó si ella podía donar uno de sus pulmones para salvar la vida de su hijo”.

Los dos hijos de Denis estuvieron también presentes en el momento en que salió de cuidados intensivos, y durante su estancia en ella, aunque de manera simbólica. Le prepararon con mimo tres collages con fotografías de ellos, corazones, y mensajes de ánimo que cuelgan en su habitación. En uno de ellos han escrito “Te quiero papi” y han dibujado un arcoíris.

A 24 HORAS DEL ALTA

El día en que recibe a EFE, Denis está a 24 horas de recibir el alta, que acaba de llegar, y visiblemente tocado por el virus, con una profunda cicatriz fruto de la traqueostomía que le practicaron para conectarle el ventilador y un temblor en las manos provocado por su larga estancia en la UCI.

Ahora tiene ganas de volver a casa, aunque antes pasará unos días en la casa de sus padres, en Zizur. “Ya vale, estoy harto de estar tantos días aquí, tengo ganas de salir y de estar con mis hijos".

El agradecimiento al equipo médico de Heidi es constante durante la conversación y afirma que todos los profesionales “han ido más allá y han puesto todo, incluida su vida, para poder salvar la de mi marido”.

Hoy Denis solo pide que “nadie más pase por esto, porque no es fácil” y se muestra esperanzado a la hora de volver a casa porque le esperan sus hijos. También agradece al equipo médico de la Clínica San Miguel su trato. “Han sido como una familia”.


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