• viernes, 19 de abril de 2024
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SOCIEDAD

El navarro Daniel Ramírez se estrena con la poesía: "Si fallas con un adjetivo, estás muerto"

El periodista pamplonés publica su quinto libro, el primero en el género de la poesía, "Es sólo vivir", con el que trata de reflejar “disparos” de vida cotidianos.

Entrevista con el periodistas navarro Daniel Ramírez sobre su nuevo libro publicado de poesía. MIGUEL OSÉS
El periodistas navarro Daniel Ramírez presenta su nuevo libro de poesía en Pamplona. MIGUEL OSÉS

El periodista Daniel Ramírez García-Mina (Pamplona, 1992) ha presentado en el Nuevo Casino Principal su primera publicación en el género de la poesía: “Es sólo vivir”.

El libro, publicado por la editorial Penguin Random House, trata de plasmar la poesía en tiempos de cólera y convertirse en un “espejo” que haga sentir los poemas como propios y ofrezca escenas cotidianas que puedan resultar familiares a todos los públicos.

La acogida, que generó cierta inquietud en el periodista de EL ESPAÑOL los días previos, ha sido muy positiva, y la publicación, estrenada el jueves 3 de junio, ha cumplido las expectativas. “Estoy muy contento. A diferencia de la prosa, este género es un precipicio en el que se puede hacer el ridículo muy fácilmente porque es muy exigente con las palabras”, comenta Ramírez sobre el género “más arriesgado”.

Según el navarro, este gran recibimiento supone mucho y resulta emocionante ya que los mensajes recibidos demuestran la gran variedad de sensaciones que ha podido despertar entre los consumidores. “Recibo textos que me emocionan, ya que cuando escribes poesía generas una serie de sentimientos en el lector que pueden avocarles a recuerdos pasados o despertarles sensaciones que desconocían, y eso es algo único”, confiesa.

Desde siempre había estado vinculado a la poesía, pero el respeto a su complejidad le mantuvo alejado de la publicación. Eso sí, las imágenes o escenas que presenciaba y no podía incluirlas en ninguno de los géneros que practicaba las apuntaba en una libreta que, llegado el día, empezó a estirarla y pulirla encontrando una luz en la que encajar esas situaciones que se encontraba.

“Llegó un momento en el que me vi con un volumen suficiente de poemas en mi libreta y empecé a compartirlos con gente cercana. Todos me animaron a publicarlos y así es como decidí enviarlo a la editorial”, explica sobre una idea en la que empezaron a trabajar tras el flechazo y surgió de forma natural.

Respecto a sus principales referentes, Ramírez se inspira en figuras como Karmelo C. Iribarren por su poesía mezclada estrechamente con la vida, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio Villena, Idea Vilariño o Francisco Brines, a quien pudo entrevistar antes de su fallecimiento. Además, destaca a su particular “Club de los poetas muertos” donde, además de Vilariño, añade a Jaime Sabines y Gabriel Celaya.

En cuanto al proceso de escritura, confiesa que, a diferencia de la prosa, donde trata de ser lo más disciplinado y metódico posible, es muy anárquico y no fuerza los momentos de escritura, sino que deja que lleguen a él. “Veo en la calle, en el tren o en un bar una imagen que me genera conexión con una emoción y mi mente empieza a escribir algunos versos del poema que me escribo en la libreta o el móvil”, comenta respecto al primer paso en su elaboración.

A partir de ahí, trata de escribir ese mismo día la pieza y dejar el esqueleto del poema redactado, aunque este es el género que “más relectura y reescritura exige”. Ese “anarquismo” le lleva a redactar en ocasiones durante varios días seguidos.

Los temas, teniendo en cuenta el “momento de guerra cultural muy fuerte en el que nos encontramos”, han obligado al pamplonés a alejarse y la poesía es el género que más libertad le aporta. “Los poetas no miran por el retrovisor y no piensan en el qué dirán”, comenta. Cada poeta trata de encontrar su voz propia, y en su caso no existe una restricción de temas ya que sería una contradicción del género que intenta practicar, el de plasmar esos disparos de vida cotidianos que todos sufrimos.

Uno de los versos que mejor condensa el espíritu del poemario que ofrece es el siguiente: “Empuñemos la vida, aunque vayamos a perderla”.

Así, y con la introducción en prosa expresando el “cómo es posible que el cometa de la vida tenga tanta fuerza como para iluminar el agujero negro de la muerte”, el escritor trata de compensar el gran misterio de la vida con los momentos de luz y felicidad que todos vivimos y nos ayudan a no dejar de vivir. “Es un misterio que, a pesar de saber que pronto nos iremos, estamos muy conectados a la vida”, admite.

Una de las cuestiones que más atañe a los poetas es la supuesta valoración que se hace de sus piezas respecto a las novelas. Ramírez cree que, a pesar de poder incluir las segundas en un marco más convencional y familiar, el proceso de elaboración de la poesía también tiene una gran dificultad y puede llevarte a la absoluta “paranoia”. “Los puntos de elaboración son distintos y la poesía te hace estar atado a algo, con los ojos abiertos y el corazón limpio”, explica respecto a un proceso totalmente distinto.

Como periodista político, una de las grandes ventajas es su conocimiento del adjetivo a la hora de elaborar diferentes artículos, del que recibió un gran consejo: “Daniel, los adjetivos son lo que lo jode todo”.

El tiempo le ha ayudado a entender esta frase, y tanto en el periodismo como en la prosa o la poesía, considera que un mal adjetivo puede arruinar un texto. “Un adjetivo mal puesto a ojos de un lector chirría muchísimo. Cuando aciertas el adjetivo no se produce una victoria absoluta, pero si fallas estás muerto”, comenta respecto a una clase de palabra que trata de cuidar en exceso.

“Una de las claves de la polarización actual es la profusión e irresponsabilidad con la que se adjetiva desde el propio Congreso de los Diputados, que es nuestro reflejo. Vivimos la era de los adjetivos desacertados, y eso nos arruina como sociedad”, confiesa respecto a un problema del que también forma parte el mundo del periodismo.

En relación a qué podemos encontrar en su libro que le diferencie de otros autores, Ramírez habla del “efecto espejo”. “El lector va a sentir los poemas como suyos y muchas veces se dará con situaciones que le resultarán extremadamente familiares”, explica en relación al “sueño cumplido” de su nueva publicación.

No se plantea en exceso su futuro, y prefiere vivir en el día a día. Eso sí, tiene claro que en diez años se ve ligado a los tres géneros que ama: la novela, la poesía y el reportaje.


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