Existen unos martillos especiales que permiten cortar con facilidad el cinturón de seguridad y romper las ventanillas para escapar a través de ellas.
El entorno en el que sucede un accidente de tráfico es uno de los factores clave que puede condicionar que el desenlace de estos termine de forma afortunada o en tragedia. El agua, aunque no sea el lugar más frecuente al que va a parar un vehículo siniestrado, puede ser un gran enemigo de quienes lo ocupan.
Por ello, aquí se muestran una serie de consejos de la web de Motorpasión de cómo actuar en caso de terminar atrapado en el agua con tu coche:
En primer lugar es muy importante llevar siempre puesto el cinturón de seguridad ya que, al sufrir un impacto, este puede librarnos de que quedemos inconscientes o aturdidos, lo que nos dejaría incapacitados para actuar.
Una vez que el vehículo ha quedado inmovilizado, debemos tratar de quitarnos el cinturón aunque debemos hacerlo con cuidado, en especial si el automóvil está boca abajo, ya que podríamos llevarnos un golpe en la cabeza. Si no fuese posible desabrocharlo, existen unos martillos específicos de tamaño de bolsillo que permiten cortarlo de forma sencilla.
A continuación, hay que proceder a bajar las ventanillas para poder escapar a través de ellas. Si hubiese que romperlas, se puede utilizar el mismo martillo, ya que tiene un mecanismo que permite hacerlo. También puede ser útil una herramienta similar como una llave.
Si no fuese posible abrirse paso a través de ellas, no se debe tratar de salir por el parabrisas ya que están fabricados con un material distinto de vidrio laminado. En tal situación, hay que esperar a que el vehículo se llene por completo de agua.
En caso de tener que esperar, hay que colocarse en la parte más alta del vehículo para poder respirar hasta el último momento, que es cuando se podrán abrir las puertas con más facilidad, ya que cuando hay aire, la diferencia de presiones impedirá que se puedan empujar hacia fuera.
Al abrir las puertas, es importante hacerlo desde el extremo más opuesto a las bisagras para que sea más fácil y abrir las de ambos lados para dejar en equilibrio el vehículo evitando movimientos bruscos que puedan hacer que caiga a un lado más profundo, que sea arrastrado o que vuelque.
