• jueves, 28 de marzo de 2024
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TRÁFICO

Los '40 principales' del terror en las carreteras: así es la nueva unidad de la Policía Foral encargada de vigilarlos

El Grupo de Delincuencia del Automóvil trabaja para sacar de la circulación a los conductores reincidentes de Navarra.

Sala de Coordinación de la Policía Foral (09). IÑIGO ALZUGARAY
Sala de Coordinación de la Policía Foral. IÑIGO ALZUGARAY

Desde hace cuatro meses, tres agentes de la Policía Foral centran todo su esfuerzo en conseguir que las carreteras navarras sean más seguras. Eso no significa que hasta entonces no trabajaran para conseguirlo, ni que el resto de sus compañeros del área de Tráfico y Seguridad Vial no colaboren también en esta indispensable tarea, sino que, desde el pasado mes de octubre, forman parte de una nueva unidad, el Grupo de Delincuencia del Automóvil, el único colectivo dentro de las policías en España que contiene entre sus funciones la vigilancia a los conductores reincidentes.

A día de hoy, en la Comunidad foral hay 1.960 personas que podrían estar conduciendo (de hecho, algunas de ellas lo hacen) pese a no disponer de un permiso en vigencia. Sobre todo, debido a cinco tipologías de delitos de tráfico: alcohol, velocidad, drogas, móvil y cinturón. Ninguna de ellas puede ponerse al volante de un vehículo, y estos tres agentes se encargan de velar por que efectivamente esto sea así.

Pero, ¿quiénes son estas 1.960 personas? 276 de ellas tienen una sentencia judicial que les impide conducir; 356 se han quedado sin carné, al perder todos los puntos, y se encuentran en esos seis meses en los que todavía no pueden realizar el Curso de Reeducación y Sensibilización Vial para, posteriormente, presentarse al examen y recuperar los puntos; 980 ya pueden cursarlo y hacer el test, pero todavía no lo han terminado o no se han puesto a ello; y, por último, 348 suelen coger el coche habitualmente, pese a no disponer de carné alguno.

Sin embargo, resulta imposible vigilar a casi 2.000 personas, por lo que esta nueva unidad de la Policía Foral se dirige sobre todo a analizar los casos flagrantes, como el de un hombre que tiene retirado el carné hasta el 2031. Hasta el 2027 hay otro; hasta el 2026, otro más; dos hasta el 2025; cuatro hasta el 2024; dos hasta el 2023; tres hasta el 2022; cinco hasta el 2021; y 20 hasta el 2020. Uno de ellos tiene hasta siete condenas seguidas...

Y así se llega hasta la lista más importante: la de estos 39 grandes infractores que circulan por Navarra desatendiendo las sentencias judiciales y a los que más seguimiento especial se les hace. Forman parte de ese listado por haber cometido diferentes delitos (los ya mencionados alcohol, drogas, velocidad…). “Generalmente, las personas que llegan aquí no es porque conduzcan sin llevar puesto el cinturón, sino por realizar conducciones muy agresivas; están acostumbrados a beber y conducir, a drogarse y conducir… La secuencia suele ser: primera alcoholemia, ocho meses y cuatro días, la siguiente ya son dos años, la siguiente pasa a cinco y después ya son de cinco en cinco”, relatan desde el nuevo grupo policial.

LOS QUE NUNCA APRENDEN

La realidad, según demuestran estas cifras, es que hay conductores que nunca aprenden. Como muestra, un botón: siete personas han perdido tres veces el carné por puntos en la Comunidad foral. ¿Qué pasa con ellos? Los agentes responden: “Si se los vuelve a descubrir en la carretera, se les imputaría un nuevo delito contra la seguridad vial. Depende del juez, que puede decidir si entra o no en prisión. Pero lo que suele pedir es una pena de tiempo sin carné y una pena de dinero, si están trabajando, aunque normalmente suelen ser insolventes, por lo que se les ofrece la opción de cambiarla por una pena de trabajos para la comunidad. Cuando no hacen ninguno de esos, es cuando ingresan en prisión”.

Un agente abre una de las celdas ubicadas dentro de la comisaría central de la Policía Foral en Pamplona.

E incluso existe la posibilidad de que se les retire el permiso de conducir para siempre. “Hay nueve casos en los que ha habido pérdida de vigencia del carné por razones psicofísicas, relacionadas con personas que están muy mal y a las que se les hace un informe para que acudan a Sanidad, y el médico es el encargado de decidir si están o no en condiciones de conducir. Después es ya Tráfico el que les retira el carné por meses, por años o de por vida”, explican.

Pero aun así, el peligro no desaparece. “Hay conductores que son bombas andantes en la carretera, que no respetan nada. El juez les está diciendo que no pueden conducir y les da lo mismo. Estas son las personas de riesgo que realmente pueden provocar un accidente, con todo lo que conlleva, y sobre los que más vigilancia se hace”, exponen los agentes de la Policía Foral, que añaden que lo que habría que hacer sería “el decomiso de los vehículos, pero se trata de un tema muy complicado, porque a lo mejor los coches están a nombre de la empresa, o los usa la mujer o los hijos… Pero al final, el coche es el arma del delito”.

Porque sí, la inmensa mayoría es hombre. Varón de entre 30 y 50 años. Y la picaresca, siendo España, no falta: “Se han registrado incluso tres o cuatro casos de personas con pérdida de vigencia de puntos de más de 50 años, que sabíamos que no eran ellos, sino que los hijos les estaban poniendo las pérdidas de puntos. Es algo que, lógicamente, se intenta también detectar”.

MUERTE EN LA CARRETERA

Ante este reducido colectivo de conductores reincidentes es donde se enfoca el mayor esfuerzo. Frente a ellos, muchas veces no sirve la vigilancia, no sirve la educación, no sirven las condenas, no sirve el carné por puntos… La vida, en ocasiones, les acaba pasando la factura. “Son conductores de riesgo y, de hecho, hay varios que se han matado ellos mismos en la carretera, como un hombre que, después de siete condenas y -126 puntos, seguía poniéndose al volante. Hasta que se mató en un accidente. Era el típico conductor que siempre que se lo paraba daba positivo en drogas. Ahí no funcionó el sistema, porque una persona sin puntos, con condenas y que continuara conduciendo es algo que no debería haberse permitido”, arguyen.

Y se reafirman: “Se suele decir que los accidentes mortales son muy baratos, porque al final se trata de un homicidio imprudente, con una condena de dos años en la que no entras a la cárcel. Ahora mismo, habrá una veintena de personas en prisión por estos motivos. La mayoría, sudamericanos, porque no pueden pagar, ya que no tienen medios, ni tampoco quieren hacer trabajos sustitutivos. Los nacionales son más vivos y dicen: 'Hago trabajos para la comunidad'; les ponen 20 días, van el primero y luego no vuelven”.

Aunque el grupo comenzó a funcionar en octubre del 2017, estos tres agentes llevaban ya cinco años trabajando en esta dirección, pese a que no podían dedicarle demasiado tiempo. Ahora se ha creado orgánicamente porque había que darle un soporte normativo.

Varios de los permisos falsos requisados por la Policía Foral a conductores extranjeros.

Su principal cometido es recopilar la información, una labor que requiere mucho esfuerzo y tiempo. No hay ninguna base de datos que clasifique y recopile automáticamente a estos conductores de riesgo, por lo que los policías deben ir a Tráfico, a todos los ayuntamientos de Navarra, leerse los atestados de los fines de semana, hablar con la Guardia Civil, acudir a los juzgados para que les den las sentencias. Y, por supuesto, la coordinación con las policías municipales resulta esencial, ya que sus agentes conocen muy bien a algunas de estas personas de riesgo en las carreteras. Así que la relación con todas ellas es máxima.

ACTUALIZAR Y TRASLADAR LA INFORMACIÓN

“Nuestra rutina es recibir o buscar la información, picarla, analizarla, desglosarla y, después, repartirla. Lo importante es que esté actualizada, algo que cuesta muchísimo”, afirman. Una vez elaborada, después la trasladan, para que todas las policías de Navarra puedan servirse de ella. “En menos de dos meses, nosotros hemos detenido e imputado a 13 personas. Pero a esa cifra habría que añadir los arrestos llevados a cabo por los compañeros gracias a los listados que les proporcionamos”, informan.

Sin embargo, aclaran que su esencia no se circunscribe a la captura de estos conductores, sino a una función disuasoria y educativa. Quieren que esas personas sepan que se las vigila y se las controla. “Al final, lo que nos da alegría es ir a buscar a alguien y ver que no usa el coche, sino que lo lleva otra persona. Es lo que nosotros deseamos, el objetivo prioritario", subrayan.

Pero cuando salen a la carretera, de paisano y en misión de vigilancia, se centran en los más peligrosos, aunque en el momento en el que sean descubiertos, no estén protagonizando conducciones temerarias. "Puede que esa persona en concreto haya perdido el carné durante los fines de semana, en controles de alcoholemia, por ejemplo. Pero nosotros lo paramos después, cuando está conduciendo el vehículo de la empresa. Porque hemos de saber todo: qué coches tienen, dónde trabajan, sus matrículas...", indican.

Multitud de matriculas falsas intervenidas en vehículos que circulaban por Navarra.

Y en este caso, sí que hay variedad de nacionalidades. "Hay de todo: sudamericanos, rumanos, españoles... Los primeros, más por el tema del alcohol, mientras que a los europeos se los imputa por la falsificación de documentos. Los rumanos y moldavos venían con permisos falsos y los canjeaban aquí, mal canjeados. Te sacan el documento y, si no lo conoces, es fácil que te lo cuelen", cuentan.

UN REPUNTE DE FALSIFICACIONES

De hecho, según sus registros informáticos, ha habido un repunte de extranjeros que vinieron a España, canjearon sus permisos, perdieron todos los puntos y están volviendo a sus países de origen para volver a sacarse el carné y así poder seguir funcionando. Ahí falla la coordinación entre países, porque en teoría se tendría que comprobar, pero no se hace. Si está mal canjeado, al regresar a España, si se lo detecta al comprobarlo con la base de datos de Tráfico, se lo imputa, va a juicio y se lo condena", manifiestan.

Y después están las tácticas de los nacionales, como el caso de un pamplonés que se quedó sin puntos, se fue a Portugal, se sacó allí el carné de conducir y estaba trabajando en Navarra con el permiso de Portugal. Y al que también se lo cazó.

La falsificación de documentos comprende el otro gran pilar de la actuación del Grupo de Delincuencia del Automóvil, una labor que exige muchísima formación para poder descubrir a los infractores. "Tenemos que estar en pendiente actualización, ya que ellos juegan con el desconocimiento, y por eso debemos tener relación con policías de otros países, que son las que nos indican qué tipo de falsificaciones se están llevando a cabo en sus territorios. Nosotros después, obviamente, trasladamos esa información a los demás colectivos de seguridad vial", apuntan.

Es este trabajo el que realizan principalmente los grupos similares que existen en otras policías de España. En la Ertzaintza, por ejemplo, con ETEN, o el Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil (con cuatro agentes en Navarra), o el Grupo de Investigación y Documentación (GRD) de los Mossos d'Esquadra. "Ellos se dedican más a los coches robados o a las matrículas falsas, pero nosotros hacemos las dos cosas, y seremos el único grupo policial de España dedicado a la vigilancia de los conductores reincidentes", resaltan.

UNA CONDENA SIN CÁRCEL

Esos conductores vigilados son personas que tienen una condena, que no están en la cárcel, porque su pena es carecer del permiso para conducir. Y estos tres agentes se encargan desde octubre de tratar de borrarlos de las carreteras de la Comunidad foral. Como cuando hace dos semanas se detuvo en dos ocasiones a un vecino de Barañáin por conducir sin puntos. O en Estella a un vecino de Ancín por presentar una suspensión judicial del derecho a conducir un vehículo a motor. O en Sarriguren a otro hombre por conducir estando privado del permiso por decisión judicial, después de haber sido imputado en seis ocasiones por alcoholemias.

Para finalizar, un dato a tener muy en cuenta. El 90% de los delitos de estos 39 conductores reincidentes está relacionado con el alcohol. Una lacra que siembra de accidentes las carreteras durante los fines de semana y que los agentes de este nuevo grupo de la Policía Foral, con su esfuerzo en sus funciones educativa y disuasoria, trabajan para erradicar.

Dos agentes de la Policía Foral, en un control de carretera.


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