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SOCIEDAD

Adiós a un emblema de Pamplona: los antiguos alumnos se citan en Salesianos antes de su derribo

En torno a medio millar de exalumnos participará en el último reencuentro que permitirá volver a visitar las dependencias escolares creadas hace más de 90 años.

Recorrer sus pasillos es viajar en el tiempo. Un viaje que los antiguos alumnos del Colegio Salesianos emprenderán por última vez este próximo sábado en la despedida del centro escolar que les vio crecer y que contará sus horas para ser demolido tras el cierre del curso actual.

La Asociación de Antiguos Alumnos y Alumnas de Salesianos Pamplona celebra este sábado 6 de abril su fiesta anual de la unión, el último reencuentro de excompañeros que se llevará a cabo en las históricas dependencias del colegio que abrió sus puertas en 1927.

Toca decir adiós y cientos de los jóvenes que dieron sus primeros pasos hacia la vida adulta en aquellos pasillos participarán en la fiesta.

Después de 92 años desde su apertura, el colegio deja la calle Aralar y se mudará el próximo mes de septiembre al nuevo centro que ya se ultima en Sarriguren, en el Valle de Egüés.

"Por eso este año estamos desbordados", reconoce José Luis López Sordovilla, responsable de comunicación de la junta de la Asociación de Antiguos Alumnos.

Cada primavera, la asociación convoca al reencuentro a las promociones que cumplen 25 y 50 años de su graduación, pero esta ocasión ha atraído a muchos otros alumnos interesados en participar en esta fiesta de la unión.

La promoción de alumnos graduados en el Colegio Salesianos de Pamplona en 1969 posa en la escalinata de la iglesia del centro. IMAGEN CEDIDA

Si en anteriores ediciones se reunían en torno a 140 personas, este año ya hay casi 300 inscritos para la comida de hermandad y más de 500 antiguos alumnos han confirmado su presencia en la misa, el acto central de la fiesta de despedida.

Los trabajos para coordinar a todos los participantes comenzaron hace ya 4 meses. "Tenemos nuestra base de datos con los antiguos alumnos que son socios y cada año vamos actualizando la base de datos. Preguntamos con los que vamos hablando para saber a quién más se podría avisar y a partir de ahí se trata de picar piedra, ir contactando uno con uno con ellos", explica López Sordovilla.

Entre los participantes de la fiesta de este sábado se darán cita exalumnos de todas las edades: desde los más jóvenes que han dejado las aulas hace unos años hasta los más veteranos que, una vida después, volverán al lugar donde se formaron.

La promoción de graduados en 1969 en Salesianos se reunió 25 años después, en 1994, y posó en esta foto de familia en el altar de la iglesia del centro escolar. IMAGEN CEDIDA

VUELTA AL COLE A LOS 80 AÑOS

De hecho, tal y como avanza López Sordovilla, varios antiguos alumnos de más de 80 años han confirmado su presencia para participar en alguno de los actos previstos.

La celebración comenzará a las 10 de la mañana con un partido de balonmano entre los veterano y los superveteranos. A las 11.30 está previsto el acto de bienvenida a los asistentes y arrancará la última visita guiada por los talleres.

Como acto central, a las 13 horas se celebrará una misa en la iglesia del centro. La parte musical de la homilía correrá a cargo del coro San Fermín, entre los que se encuentran varios exalumnos, y uno de los veteranos del reencuentro, el barítono y también antiguo alumno Ángel Zamora.

Para inmortalizar esta jornada, a las 13.30 horas se procederá a realizar una fotografía de familia con todos los participantes y con los grupos de cada promoción.

Como colofón final se servirá una comida de hermandad en la propia cafetería del centro de los Salesianos, que contará con varias sorpresas para los asistentes.

El patio del colegio se habilitará para acoger a los participantes que se desplacen en coche y puedan así aparcar en el recinto.

"ESTO ES LO QUE QUIERO PARA PAMPLONA"

El origen del colegio y la llegada de la congregación salesiana de Juan Bosco a Pamplona se remonta más de un siglo atrás. En 1913, la capital navarra organizaba una 'Semana Social' en la que se invitó a uno de los coloquios al salesiano Rodolfo Fierro.

“Quién sabe si esta intervención será el medio, o uno de los medios, del que se valga el Señor para abrirles a ustedes su campo en esta provincia", recogía la invitación de director de la Semana Social al sacerdote, tal y como recogen los documentos archivados por el colegio.

Siete años después, en 1920, el garraldés Antonio Aróstegui visitó una de las escuelas de los Salesianos en Buenos Aires. Durante la velada a la que asistían los alumnos, que aprendían oficios técnicos en el propio centro, el navarro se quedó prendado del espíritu de la comunidad.

Foto de familia de la promoción de estudiantes que se graduó en Salesianos Pamplona en el año 1962. Foto: ANTIGUOS ALUMNOS SALESIANOS

"Esto es lo que yo quiero para Pamplona", cuentan las crónicas sobre lo que Aróstegui pronunció aquella noche en la que también pronunció unas palabras premonitoria: "Por una escuela como esta, daría yo un millón de pesetas".

La fundación de Salesianos no fue tan sencilla como se esperaba. Meses después de aquella velada, el bienhechor navarro emprendió su vuelta a España pero falleció de manera inesperada a finales de 1920 en Madrid. 

Sus hijos decidieron seguir adelante con el proyecto de su padre y el millón de pesetas comprometido fue a parar a la compra de la parcela actual en la calle Aralar, donde por aquellos años comenzaba a desarrollarse el segundo Ensanche de Pamplona.

La familia Aróstegui y los Salesianos iniciaron la construcción del centro y en 1927 arrancó la enseñanza de oficios. Un taller de sastrería, otro de talla y diseño del mueble, el histórico taller de mecánica o las galerías de maquinaria gráfica fueron las primeras dependencias, junto al internado en el que residían los chicos llegados desde los diferentes puntos de la comunidad.

En los años 40 se firmó el primer convenio con la Diputación Foral, de manera que el centro pasó a llamarse “Escuelas del Trabajo de Navarra”.

MUCHO MÁS QUE UN CENTRO EDUCATIVO

El devenir de los años fue trayendo consigo los diferentes planes de estudio. De las oficialías a las maestrías, pasando después por la formación profesional de grado medio y superior.

Las clases eminentemente prácticas fueron compartido también su espacio con la docencia de la enseñanza primaria, reuniendo a jóvenes de todas las edades en el colegio que ya cuenta sus últimos días. Además, el centro dejó de ser exclusivamente masculino y abrió sus puertas a la llegada de las chicas.

Al margen de las lecciones, Salesianos también supuso una revolución para la vida diaria y la oferta de ocio de Pamplona. Sus alumnos promovieron la creación de un torneo futbolístico que enfrentara a los equipos aficionados de toda la ciudad. Y así surgió en la temporada 1957-1958 el trofeo Boscos.

Foto del equipo de los Boscos antes de un partido disputado el 11 de noviembre de 1962 en el patio del Colegio Salesianos. Foto: ANTIGUOS ALUMNOS SALESIANOS

Convertido ahora en toda una institución deportiva de Pamplona, el torneo "nació y sigue amparado bajo el paraguas de la Asociación de Antiguos Alumnos de Salesianos, pero ya tiene entidad propia", recuerda López Sordovilla.

El campeonato que surgió con 8 equipos aglutina ahora hasta 120 conjuntos y moviliza cada fin de semana a cerca de 3.000 personas aficionadas al fútbol, contando para ello con la colaboración de numerosas entidades deportivas y de las principales instituciones navarras.

Y como muestra de su vinculación todavía vigente con Salesianos, el presidente del trofeo Boscos sigue siendo un antiguo alumno del centro, Rafael Lara González.

Una de las excursiones realizada por los estudiantes del Colegio Salesianos de Pamplona en los años 60. En la imagen, los estudiantes posan junto a los religiosos delante del autocar en el que viajaban y que se conocía como 'La rubia'. Foto: ANTIGUOS ALUMNOS SALESIANOS

Fiel al espíritu de cada centro salesiano, no podía faltar una banda de música que se mantuvo activa durante muchos años y un grupo de teatro que sigue contando a día de hoy con los jóvenes alumnos, a lo que hay que sumar otras ofertas de ocio como la de tiro con arco, una de las últimas en sumarse.

En el año 2001, tras casi tres cuartos de siglo desde su llegada a Pamplona, el Gobierno foral decidió homenajear a la congregación salesiana por su gran aportación a la comunidad y le concedió la Medalla de Oro de Navarra.

UNA TRADICIÓN QUE SE MANTENDRÁ EN EL FUTURO

A pesar de que el actual colegio de la calle Aralar será derribado en los próximos meses, la tradición de celebrar cada año una reunión festiva seguirá en marcha.

De hecho, el aliciente para el evento de 2020 será conocer las nuevas instalaciones que los alumnos estrenarán el próximo curso en Sarriguren.

"Se crea algo más allá de la fiesta", explica el responsable de comunicación de la Asociación de Antiguos Alumnos, que pone como ejemplo las reuniones informales que muchas promociones mantienen después de haber pasado por el reencuentro oficial en el colegio.

El mismo grupo de amigos del Colegio Salesianos de Pamplona inmortaliza una imagen similar en sus años de estudiantes y en el 25 aniversario de su graduación. IMÁGENES CEDIDAS

La idea de la asociación ahora es sumar a antiguos alumnos más jóvenes e ir incorporando un mayor número de mujeres a la celebración, ya que en las promociones que cumplen las bodas de oro todavía no estaban presentes en el centro.

Aunque la organización del evento es costosa, los responsables de sacarlo adelante se muestran entusiasmados: "Es un trabajo de sembrar y poco a poco ir recogiendo; después da sus frutos y ver a todo el mundo reunido y disfrutando de volver a encontrarse es muy satisfactorio".

Y para que el reencuentro no se limite solo a la fiesta, la Asociación de Antiguos Alumnos edita cada año un número especial de su revista. La publicación pone en común todas las imágenes de las promociones reunidas y facilita los datos para que todos los compañeros puedan seguir en contacto.

De esta manera, aunque el histórico colegio de la calle Aralar cierre sus puertas definitivamente el próximo mes de junio, la gran familia de sus antiguos alumnos mantendrá vivos todos los recuerdos de juventud vividos entre esos pasillos, clases y patios que se disponen a recorrer por última vez.


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