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SOCIEDAD

Cientos de vecinos de la Ribera peregrinan hasta los Agustinos Recoletos de Marcilla para celebrar Santa Rita

 Al punto de la mañana comienzan a llegar los devotos de la santa para participar en la misa y en otros actos festivos.

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Imagen de la procesión del convento de los Agustinos en Marcilla. AMAYA LUQUI

El 22 de mayo es fecha marcada en rojo en el calendario agustino recoleto. Es Santa Rita, y en muchos sitios es día de multitudes. No importa que sea jornada laborable, como este año. Los fieles han acudido más temprano o ya por la tarde, concluido el trabajo, pero no han dejado de visitar a la Santa, participar en la misa y posiblemente confesarse.

Un año más el Convento de los Agustinos de Marcilla ha celebrado la festividad de Santa Rita de Casia. Numerosos vecinos de localidades cercanas se han acercado para Honrar a Santa Rita.

El convento que los Agustinos Recoletos tienen en Marcilla se convierte todos los años el día 22 de mayo, fiesta de santa Rita de Casia, en un centro de peregrinación de los pueblos cercanos de la Ribera de Navarra. Al punto de la mañana comienzan a llegar los devotos de la santa para participar en la misa y en otros actos festivos.

No faltó alguno que, después de haber presenciado a lo largo del día la afluencia de la gente a la iglesia neoclásica del convento recoleto, donde todos participaban en la eucaristía y honraban a la "abogada de imposibles", repetía una y otra vez: "todavía hay fe en la Ribera de Navarra".

El fenómeno no deja de ser llamativo: gentes procedentes de, entre otros sitios, de Cadreita, Arguedas Milagro, de Caparroso Santacara, de Funes Peralta, de Villafranca y de Falces, viajan a Marcilla -algunos al punto de la mañana-, para festejar a su “santa”, que consideran modelo a imitar en la circunstancia actual en que muchos tienen que vivir.

La comunidad recoleta responde a este comportamiento colectivo de forma que de las siete a las doce de la mañana y de las cuatro a las seis de la tarde celebran misa cada hora y ofrecen continuamente el servicio de la confesión sacramental a los fieles que desean reconciliarse con Dios.

Si en las misas menos concurridas el número de los asistentes se aproximaba al centenar, en la misa solemne de las seis de la tarde la iglesia conventual estaba a rebosar. A esta eucaristía le precedió la procesión con la imagen de la santa, que fue portada por cuatro jóvenes formándose agustinos recoletos.

Un rito típico de la fiesta de santa Rita es la bendición de las rosas, que hace referencia a un episodio "milagroso" de la vida de la santa, que ha calado hondo en el imaginario popular y que atrae a mucha gente a asistir a las celebraciones en honor de Rita. No faltaron, pues, las “Rosas de Santa Rita”, que, una vez bendecidas, se reparten entre los asistentes, que esperan con ilusión que se les entregue una, o varias, sin faltar quien pida alguna más para un familiar enfermo.

La fiesta de santa Rita es fiesta en todos los aspectos, y una fiesta popular; por esto, desde el punto de la mañana se instalaron próximos a la entrada de la iglesia una churrería y una heladería ambulantes y un puesto con frutos secos.

Dentro del claustro del convento también se ha instalado un mercadillo en el que se ofrecía a los marcilleses y foráneos variedad de objetos religiosos: rosarios, estampas devocionales y curiosas obras de arte que cada año regalan Pilar y María Jesús, hermanas de Carmelo Galdeano, agustino recoleto residente en la comunidad de Marcilla. Detrás del mostrador del mercadillo estaban los jóvenes formandos llegados a Marcilla en ayuda de la comunidad religiosa.


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