Miguel Ángel Palomino ha alcanzado la capital navarra junto a su inseparable perra Kenya y ha recibido la bendición de San Fermín por su gesta.
Más de 1.200 kilómetros subido en una bici durante casi 20 días. Es el reto que acaba de completar un ciclista que ha pedaleado desde Jerez hasta Pamplona para ayudar a una niña con Síndrome de Treacher Collins.
Miguel Ángel Palomino ha sido el protagonista de esta ruta solidaria que comenzó el 7 de abril y le ha llevado a cruzar la Península Ibérica sobre su bici para ayudar a Emma, un bebé de 18 meses aquejado con esta enfermedad.
Palomino, que desde el año 2015 se marca un reto deportivo al año dentro del proyecto solidario Quixocan, ha alcanzado la capital navarra este lunes a mediodía acompañado de su inseparable perra Kenya.
El ciclista ha recibido la bendición de San Fermín en su llegada a Pamplona, donde ha visitado la capilla del 'santo morenico' acompañado por el ex ciclista Pruden Induráin y Zaira Sardina Gil, una joven navarra de 15 años afectada por el mismo síndrome y que da nombre a la Asociación Nacional Síndrome de Treacher Collins creada por su madre, Marisa Gil, para facilitar información sobre esta enfermedad rara.
Palomino ha recorrido más de 1.200 kilómetros en bicicleta con su campaña 'Pedaleando por Emma', con el fin de concienciar a la sociedad a sobre este síndrome congénito, discapacitante e incurable que afecta a dos de cada 100.000 nacimientos.
Tras realizar esta ruta de autosuficiencia, el ciclista ha recibido una recepción oficial en el Ayuntamiento de Pamplona. Palomino ha asegurado que busca fomentar a través del deporte, la solidaridad y la ilusión. Por ello, busca que esta iniciativa tenga la misma o mayor repercusión que sus anteriores retos deportivos.
El Síndrome de Treacher Collins es una malformación craneofacial congénita rara que se debe a una mutación genética del cromosoma 5 y que afecta al desarrollo facial. Se trata de un síndrome discapacitante e incurable. Las personas afectadas nacen sin pómulos, hay casos en que no tienen una o las dos orejas, la mandíbula no les crece, su faringe es estrecha y pueden tener el paladar abierto. Todo esto provoca unos rasgos faciales característicos y problemas oculares, auditivos, digestivos y respiratorios.
