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SOCIEDAD

Los Ayudantes: la organización discreta que reparte comida a los 'sin techo' todas las semanas

Cada jueves, 'Los Ayudantes' acuden en ayuda de los más necesitados, a quienes proporcionan bolsas con productos de primera necesidad.

'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA
'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA

Jueves a las 20.00 horas, Los Ayudantes se ponen manos a la obra. Luis Miguel Sanjurjo Almonte (28), uno de los fundadores de la organización, acude al Mercadona de la plaza Leonor de Trastámara en busca de productos de primera necesidad para, una hora más tarde, iniciar el reparto a los 'sin techo' con el resto de integrantes de la organización sin ánimo de lucro: Michelle Marina Moscoso, Dayana Sánchez, Maiker Almonte y José Luis Puchaicela.

Con el eslogan "Se tú el cambio que quieres ver en el mundo", este grupo de jóvenes de entre 24 y 29 años y origen sudamericano trata de facilitar la vida de los más desfavorecidos que no están dispuestos a convivir en albergues por el control horario al que son sometidos.

Actualmente ayudan a una media de seis 'sin techo', pero antes de la pandemia llegaron a alimentar a más de quince con un gasto aproximado de 100 euros mensuales por persona. Para costear algunas de esas compras, la logia masónica Pro Libertate 181, con la que Sanjurjo tiene relación, hace aportaciones anuales. También, alguna vez han coincidido también con algún padre que, cuando se ha enterado de su labor, les ha donado dinero.

Cinco años atrás, Sanjurjo, que trabaja en una empresa de venta online de ropa, vio en Facebook una publicación de Nicole Guachon Castro, excompañera que emigró meses más tarde de la Comunidad Foral, en la que animaba a los navarros a participar en la preparación de comida caliente para los más necesitados.

"Como suelen decir, antes de cambiar el mundo da tres vueltas por tu casa, y quise cumplir el refrán. Por eso contacté con ella e hicimos una reunión en la que expusimos nuestras ideas", comenta destacando que ya había donado antes a distintas organizaciones pero sentía el gusanillo de ayudar directamente.

Siempre ha tenido ese espíritu altruista, y considera que todo ser vivo es empático. "La gente es solidaria. Quizás a veces lo olvidamos, pero si hemos crecido tanto es por generosidad. Ese gen lo tenemos y cada uno ayuda a su manera", comenta puntualizando que no deben juzgar a quienes ayudan, ya que muchos de los que hoy están en la calle han cometido errores en su vida pero "también tienen que comer".

Días después de aquellas reuniones, a las que también asistió Maiker Almonte, primo de Sanjurjo, acudieron durante dos sábados seguidos al centro de Pamplona para repartir bocadillos y bebida a la hora de comer, pero pronto se dieron cuenta de la cantidad de mafias existentes y, ante el gran número de personas que les pedían alimentos sin estar necesitadas, decidieron reajustar el horario. "Si vas muy temprano repartiendo bocadillos gratis, mucha gente arrima el hocico y se aprovecha. Por eso, decidimos hacerlo a la noche, pues quien sigue en la calle es porque no tiene a dónde ir", explica prudentemente.

Con el proyecto ya iniciado, Maiker Almonte convenció al joven José Luis Puchaicela (24), un gran amigo, para unirse al grupo. Poco más tarde, una tercera integrante decidió unirse y facilitar el gasto a los entonces presentes, Michelle Marina Moscoso Sailema (29). "No tuve siempre esa ambición de ayudar a los necesitados, pero un suceso cambió mi vida por completo, sufrí un accidente de coche. Al despertar en el hospital, pensé en que si se me había concedido una 'segunda vida' era para ayudar a los demás, y desde entonces eso procuro hacer", indica mientras recuerda emocionada lo sucedido.

Pero no todo iba a ser perfecto y, al año de fundar la organización, Moscoso y Guachon se vieron obligadas a desligarse de la iniciativa por distintos problemas. Sanjurjo, por no perder la costumbre y seguir ayudando, decidió dejar a un lado la comida caliente por falta de tiempo y empezó a comprar comida enlatada y duradera en el supermercado. Ahí se inició la tradición de repartir bolsas de alimentos todos los jueves por Pamplona.

¿QUÉ PRODUCTOS COMPRAN?

Entre los artículos que adquieren, suelen priorizar productos de primera necesidad como geles, cuchillas de afeitar, compresas cuando han habido mujeres, cepillos, pasta de dientes... En lo que a alimentación se refiere, buscan satisfacer los gustos de los ya conocidos necesitados con comidas enlatadas y duraderas que van cambiando en función de la estación y temperatura en la que se encuentran.

Alimentos como guisantes, champiñones, pimientos, espárragos, bollos, galletas, atún, naranjas, aceitunas o mejillones suelen ser habituales, aunque tienden a cambiar semanalmente para evitar ser repetitivos. Además, la ayuda no se reduce únicamente a salvaguardar su supervivencia, sino que también tratan de facilitar sus vidas adquiriendo objetos como esterillas, almohadas o sacos de dormir cuando lo necesitan y regalándoles una parte de su tiempo para hablar de lo que les apetezca.

''Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA
'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA

"Podríamos hacer más publicidad de esto y conceder entrevistas, pero no nos va el halago fácil y vacío. Eso sería para llenar el ego, y no lo hacemos por eso. Preferimos que nos descubran pocos pero prediquen con el ejemplo y ayuden a la sociedad como puedan", reconoce insistiendo en que hay muchas formas de ayudar a las personas.

¿HAN SUFRIDO ALGÚN CONTRATIEMPO?

Una de las anécdotas más curiosas es su contratiempo con la Policía Municipal de Pamplona, que a punto estuvo de hacerles un chequeo policial y sacarles de la furgoneta. "Nos llegaron a parar un par de veces porque les sorprendía ver una furgoneta a altas horas de la noche dando vueltas. Pero ya a la segunda vez les explicamos la actividad que hacíamos y no hubo problema alguno", explica mientras habla de las veces que, como si de un espía se tratase, acudió a la puerta de algunos bancos al salir del trabajo sigilosamente para evitar ser multado por el toque de queda.

No es la única situación incómoda que han sufrido. Meses antes de la pandemia, una mujer increpó a un señor extranjero de edad avanzada bajo los efectos del alcohol y le robó parte de su bolsa. "El hombre vino a decirlos que le había quitado alguna cosa y ella, histérica, se acercó a pegarle. Tuvimos que interceder para evitar un conflicto mayor y le dijimos al hombre en inglés que fuese a otro lado", comenta en referencia a los 'piques' que tienen entre ellos en ocasiones.

Pero no todas las anécdotas son negativas, y eso descubrieron al conocer a "La pareja de Mendebaldea". En este vecindario, dos enamorados que llevan años viviendo en la calle solían esperar las bolsas juntos en la entrada del banco La Caixa, pero se separaban de vez en cuando. "A veces los encontrábamos juntos y otras separados. Cuando se enfadaban, la mujer avanzaba hacia la Caja Rural de adelante. Lo bonito era que, cuando los encontrábamos solos y enfadados, lo primero que nos preguntaban siempre es si a su pareja ya le habíamos dejado la bolsa", revela demostrando una vez más que el amor puede con todo.

"A algunos no les conocemos, porque cuando vamos están dormidos o no quieren hablar. Pero la alegría de despertarse y ver una bolsa llena pensamos que a lo mejor les alegra el día", dice sonriente. Calculan que la comida que les proporcionan les dura en torno a tres o cuatro días, pero existen comedores sociales como París 365 que por un euro ya te permiten comer un 'menú del día'. 

Poco antes de las 21:00 horas, y con la compra realizada, Sanjurjo acude en busca de Moscoso, con quien llevará a cabo el reparto de hoy ya que los tres integrantes restantes están incapacitados por motivos laborales. Entonces, ante la mirada de los ciudadanos que se dirigen a sus casas, sacan seis bolsas de plástico y empiezan a ordenar todos los productos para equilibrar su distribución en las bolsas y ofrecer cantidades parecidas. 

''Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA
'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA

Pasadas las 21:15 horas, tras veinte minutos ordenando la compra, se dirigen a la rotonda de Merindades, desde donde inician el recorrido ya que tres de las seis personas en situación de vulnerabilidad son amigas y están constantemente juntas. Como si de una cuadrilla navarra se tratase, alegran sus caras al ver a Sanjurjo y Moscoso y les estrechan el brazo mientras agradecen su llegada. "Gente así hace falta en el mundo", destacan.

JUAN CARLOS HEREDIA, AMANTE DE LA NATURALEZA

Allí conocemos a Juan Carlos Heredia, navarro de 48 años que ama la naturaleza por encima de todas las cosas. Junto a Hacene Sai y Félix Revilla, dos 'sin techo' con los que entabló amistad hace más de un año, acude todos los jueves a las 21:00 horas a la rotonda de Merindades para recoger su bolsa. "A mi dame un saco de dormir y con subir el monte Ezcaba y dormir allí ya soy feliz", explica preocupado por un asunto que le quita el sueño.

''Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA
'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA

Poco antes de iniciarse la pandemia, invitó a María de Lourdes Fernández, mujer 'sin techo' que conoció en la calle y con la que entabló una relación de 'amistad íntima', a dormir con él en un piso de alquiler que le dejó su hermana cuatro meses en Jarauta. Pero, según relata, su actitud se volvió insostenible y "en cuatro meses le jodió la vida".

"Vi que empezaba a traer prendas de ropa y objetos de otros pobres y le di un ultimátum. En ese momento, se puso muy agresiva e intentó agredirme. Yo le agarré del cuello para controlarla, se tropezó y se hizo una pequeña brecha", explica Heredia señalando que semanas después le interpuso una denuncia y ahora se enfrenta a una pena de tres años de prisión y una indemnización de 9.000 euros.

Pese a su vulnerable situación, siempre que ahorra algo lo gasta en viajar, y se ha recorrido toda España. También ha visitado países como Andorra hasta ocho veces, Francia, donde ha estado en siete ocasiones, Países Bajos, cuatro veces, Bélgica, dos o Turquía, donde un amigo le regaló una piedra de sultanita tallada con valor de miles de euros que Fernández le robó antes de denunciarle.

Actualmente, tiene a disposición el piso de un amigo, pero aprovechando el buen tiempo está durmiendo en la calle con 'sus dos compañeros de viaje'. De cara al futuro, sus únicos deseos son el de poder seguir viajando y conociendo mundo y dejar atrás este asunto legal que tanto le preocupa.

Ya en el coche después de haber entregado las seis bolsas, Sanjurjo realiza, como todas las semanas, una vuelta por toda Pamplona para comprobar si en algún lugar encuentran necesitados que recientemente hayan acabado en la calle para, a la semana siguiente, actualizar el número al que ayudar. De esta forma, y tomando una cerveza si la noche y el coronavirus lo permiten, cierran una jornada de solidaridad con la mente puesta en el próximo jueves, día en el que volverán a encontrarse con sus ya amigos.

'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA
'Los Ayudantes' haciendo su reparto de productos básicos semanal a los más necesitados. PABLO LASAOSA


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