• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Una víctima 'silenciada' de acoso laboral en Navarra: "Me agarró las manos y me dijo que tenía mucho morbo"

María José Lecuona relata su larga historia por conseguir dar voz a su historia tras años enmudecida por la empresa.

Andrea y Lunes Lilas acompañan a Mari José Lecuona en la denuncia de un caso de acoso sexual en la multinacional en la que trabaja, TRW automotive en Landaben (07). IÑIGO ALZUGARAY
Andrea y Lunes Lilas acompañan a Mari José Lecuona en la denuncia de un caso de acoso sexual en la multinacional en la que trabaja en Landaben. IÑIGO ALZUGARAY

"Fui acosada sexualmente por un compañero de trabajo. Primero me agarró las manos y después se acercó por detrás para decirme "qué morbo tienes". Denuncié lo sucedido en el departamento de Recursos Humanos, pero lo silenciaron".

Así comienza la historia de María José Lecuona, una de las muchas mujeres que han sido víctimas de la lacra del acoso laboral, en este caso en una empresa del polígono industrial de Landaben y que, de la mano del colectivo feminista Andrea Lunes Lilas, ha ofrecido una charla en el Palacio Condestable de Pamplona para concienciar sobre este problema que se sigue dando a día de hoy en muchas empresas.

Se trata de un caso que dio comienzo en el año 2010 y que, aunque haya conseguido pequeñas victorias, la ha dejado marcada "de por vida".

"Denuncié, pero mi acosador, que estaba un puesto por encima mía y sabía muy bien cómo actuar, inició una campaña de desprestigio contra mí en la empresa. Mi historia no se creyó y empecé a sentir el vacío de algunos compañeros. Incluso una persona del comité de empresa me empezó a meter más caña en el trabajo", cuenta entre pausas.

Con gran parte de la plantilla en su contra, Lecuona se había adentrado en un largo camino de duras recaídas, pérdidas de peso e incluso episodios de ansiedad.

"Yo quería que esta persona, al menos, me pidiese perdón públicamente. En Recursos Humanos dijeron que estudiarían mi caso. Sabían lo que me había pasado y cómo me sentía, pero terminaron diciéndome que un perdón público era imposible. Se limitaron a cambiarle de turno para que no coincidiese conmigo", explica Lecuona.

Pero no todo queda ahí. "Tras regresar de una baja laboral por una decaída, me pusieron en una sala junto a él. Yo eso no podía soportarlo y exigí que tomasen medidas... Se me dijo que, si no quería estar con él, me fuese a la otra punta de la empresa, apartada del resto de las personas. Me sentí humillada", afirma.

ELLA NO ERA LA ÚNICA

No obstante, Lecuona no estaba tan sola como parecía. Había más víctimas. "Tras una de mis reuniones con el departamento para llevar mi caso, me enteré de que otra compañera llevó a Recursos Humanos una historia de acoso similar por parte de la misma persona; y lo hizo acompañada de una trabajadora que había sido testigo; pero para la empresa, el caso de estas dos mujeres no ha existido", explica en este sentido.

"Al final, tras varias recaídas, abandoné la empresa aprovechando un ERE que se hizo en 2016", sentencia entre pausas. "Pero no me quedé ahí. Cuando abandoné mi puesto, conseguí que el Juzgado de lo Social reconociese que mi dimisión no fue voluntaria, sino que vino forzada por razones de acoso laboral. Por fin se reconocía lo que me había pasado", continúa.

IMPLICAR A LAS EMPRESAS EN MATERIA DE ACOSO

Alzando el tono, Lecuona señala que "la empresa en la que le ocurrió todo tenía un programa de igualdad que estaba metido en un cajón", "ni siquiera lo actualizaban cada año, que es como se debería hacer... y nunca se transmitió a los trabajadores, algo esencial. Yo me llegué a sentir sola", agrega en este sentido.

Así, con vistas a corregir los errores y a evitar que muchas tengan que pasar por el mismo camino que ella, Lecuona señala que apuesta por "obligar tanto a las empresas como a los sindicatos a que se impliquen, a que se les forme en materia de acoso laboral". "Ellos tienen que estar accesibles para atender este tipo de casos, poniendo medios y llevándolos hasta el final; no vale con decir que se tiene un programa, si se tiene guardado, sin actualizar y sin transmitirlo a los trabajadores", concluye.

A día de hoy su acosador continúa haciendo vida normal en su puesto de siempre. Ella explica que "no habría llevado este caso hasta aquí si no fuese por el apoyo que muchas personas como Andrea Lunes Lilas o incluso un miembro de un sindicato, le han dado".


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