En la restauración, se ha utilizado un chorro de silicato de aluminio para eliminar toda la suciedad acumulada en la fachada de la plaza.
La Casa de la Misericordia ha inaugurado este martes la restauración de la puerta principal de la Plaza de Toros de Pamplona.
Las obras comenzaron a finales de marzo y han finalizado en el plazo previsto, antes del inicio de las fiestas de San Fermín. El coste previsto ha superado los 200.000 euros, sufragados en su totalidad por la entidad benéfica.
En los trabajos de restauración han intervenido la empresa constructora Leache con Francisco Javier Vidal como jefe de obra y los técnicos redactores como los arquitectos Amaia Prat Aizpuru, Aitor Ramírez Rico y Miriam Laruembe Vinuesa.
Amaia Prat ha destacado las diferentes actuaciones llevadas a cabo en el proceso de restauración. "Lo primordial ha sido la limpieza de la fachada. Se ha utilizado un chorro de silicato de aluminio para eliminar toda suciedad acumulada", ha explicado. La contaminación y los restos biológicos como hongos, líquenes y musgo han acrecentado el desgaste de la materia prima.
"El hormigón con el que se construyó la plaza hace 100 años está armado con hierro que se ha ido oxidando", ha matizado la arquitecta. El hierro aumenta su volumen al oxidarse y puede llegar a fisurar o reventar el propio hormigón.
Las cornisas han sido las más afectadas y han intentado "recuperar las líneas de construcción originales dada la gran importancia desde el punto de vista estético".
La crestería, sin embargo, no ha corrido la misma suerte y dado su mal estado de conservación se han sustituido por unos nuevos de idénticas características. Prat ha querido recordar que al tratarse de un edificio historicista, donde la simetría y la composición juegan un papel muy importante, se consideró adecuado recuperar la silueta original de la puerta.
Por otro lado, se han llevado a cabo una serie de trabajos en las terrazas de coronación: se ha sustituido el sistema de impermeabilización, se ha modificado el sistema de evacuación de aguas pluviales, se ha cambiado y mejorado el sistema de arriostramiento del escudo y se ha colado una escalera de acceso para trabajos de mantenimiento.
Se ha instalado además un nuevo sistema electroestático antipalomas. "Los excrementos de las palomas han ayudado a agravar el deterioro de la fachada, por lo que hemos decidido eliminar el sistema de pinchos por este más eficaz y estético", ha aclarado Prat.
Por último, la arquitecta se ha sentido muy satisfecha del trabajo realizado destacando personalmente la recuperación de la imagen monumental de la puerta. "Cuando se construyó el actual acceso a los palcos, se perdió el concepto de arco de triunfo que tenía la fachada restándole profundidad", ha lamentado.
La propuesta de intervención ha pretendido recuperar esa continuidad original de la galería sin modificar su volumen y jugando únicamente con el color. José María Marco, presidente de la Comisión Taurina ha recordado cómo la plaza fue en su momento "uno de los edificios más relevantes a nivel nacional proyectado por el arquitecto donostiarra Francisco Urcola".
El vicepresidente de la Casa de la Misericordia, Michel Iturralde ha afirmado que había una "necesidad urgente de actuación", debido principalmente al peligro de que la deteriorada parte superior de la puerta se rompiera y cayera encima del público, tras lo que Marco se ha presentado optimista, asegurando que la plaza podrá acoger al público durante otros cien años más.
Con el propósito de que la Plaza de Toros presente un aspecto cuidado en la celebración del centenario de su inauguración en 1922, la Casa de Misericordia llevará a cabo toda una serie de trabajos de limpieza y restauración durante los próximos años.
