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SAN FERMÍN 2018

"Me dedico en cuerpo y alma al encierro": los 46 años de sentimiento y emoción de El Boti

Javier Muñoz es uno de los expertos del recorrido, el pamplonés lleva desde el 72 corriendo con la misma ilusión.

Dos imágenes del encierro de la ganadería Puerto de San Lorenzo de este sábado 7 de julio en la cuesta de Santo Domingo, donde corre Javier Muñoz 'Boti' (en el centro rezando). ÁLVARO BARRIENTOS
Dos imágenes del encierro de este sábado en la cuesta de Santo Domingo, donde corre Javier Muñoz 'Boti' (en el centro rezando) ÁLVARO BARRIENTOS

El comienzo de las mañanas del 7 al 14 de julio, la cuesta de Santo Domingo es el lugar de Javier Muñoz, 'El Boti'. Este pamplonés de pura cepa siente y vibra por esa espera, esos cánticos, esa hermandad entre corredores y esos metros de carrera.

"Yo nací con esta ambición, con esta ilusión, yo ni bebo, ni fumo... Me dedico en cuerpo y alma al encierro porque me da la satisfacción de poder seguir adelante. Esto me da vida, para mí es un momento único", explica este pamplonés de 60 años, de los cuales los últimos 46 (excepto en 1978) ha corrido los encierros.

"Empecé corriendo en el año 72 en Estafeta, pero cuando cambiaron el horario se empezó a masificar. He corrido en todos los tramos, pero donde más disfruto y donde mejor me lo paso es donde ahora corro, abajo del todo (Santo Domingo)", destaca 'El Boti'. 

Sobre este tramo, 'El Boti' explica por qué tiene predilección por él: "Me gusta como sube el toro, son 20 o 30 metros explosivos, son carreras muy bonitas. Tengo recuerdos fenomenales, es muy diferente al resto de sitios, la carrera es más corta pero para mí como Sano Domingo no lo cambiaría por nada". 

Además, en Santo Domingo 'El Boti' tiene algo único: una "familia". "Es un sitio donde tienes una familia, somos una auténtica familia porque prácticamente corremos siempre los mismos", asegura.

"Nos felicitamos el año el día 7 de julio porque durante el año perdemos el contacto y no nos vemos. Cuando vas a la capilla a la bendición, el ambiente, el abrazo de cualquiera que te conoce de la cuesta te abraza de verdad, como si fueses un amigo de verdad, ese sentimiento es único", añade. 

"El sentimiento, la pureza, lo sano que es todo en el tramo de Santo Domingo", sentencia El Boti.

"SALIR VIVO ES UNA LOTERÍA"

Además de toda la emoción, todos los sentimientos y toda la hermandad, El Boti es todo un experto en los encierros. Por ello, sabe y remarca que "salir vivo de ahí es una lotería". "Pero salir y abrazarte cuando ha ido todo bien...jode eso es muy bonito", destaca.

"En Pamplona todo el mundo quiere hacer buenas carreras, pero esto es pasajero y un día sale bien y otro día menos bien", explica el corredor pamplonés para resaltar de nuevo "el momento de estar ahí, los cánticos, el abrazo del amigo, suerte, de sentir, de acabar la carrera y abrazarte".

"El encierro viene solo, si empiezas a pensar 'hoy voy a hacer esto porque ayer no hice nada y me caí...' No, no, no, tienes que pensar que esto es así y todo lo que tiene que venir, viene solo. Todo tiene que venir por su propio pie, va a venir solo, y más en este tramo que vas a encontrar algo que no te gusta", señala El Boti. 

Por ello, el corredor explica que "hay que vivir con la ilusión, pero nadie te paga por hacerlo bien. Es una cosa por afición y si te pones delante de un toro no te puedes exigir hacer algo para lo que no estás capacitado ni preparado porque un toro te mata". 

Este sábado le ha tocado vivir uno de los días no tan bueno. Un amigo ha recibido una cornada. "Los toros han salido medio tapados, luego se han abierto, con el suelo medio mojado, los toros se han caído, había masificación,...el encierro ha sido raro, rápido, los cabestros tapaban a los toros y embestían, mucha gente por los suelos", analiza El Boti.

"Ha sido un encierro de nervio, de tensión, de miedo, porque ha habido un momento en que el toro se daba la vuelta y se quedaba mirando las aceras. No sabes cómo reaccionar en ese momento, luego ves uno va por el aire y ves que es tu amigo... Es complicado", añade sobre la situación vivida este sábado en el encierro de la ganadería Puerto de San Lorenzo.

"He vivido tantas cosas, por desgracia, muy fuertes y graves, pero sí que ha habido un momento de miedo porque ha sido todo muy rápido, muy confuso. Y luego ves a un amigo en el suelo con una cornada", explica el pamplonés que ha podido saber que su amigo está fuera de peligro. 

"ME QUITÓ LOS NERVIOS Y ME DEJÓ LOS HUESOS AL AIRE"

En sus 46 años corriendo encierros, El Boti ha vivido todo tipo de situaciones "de ver lo que ha pasado y, después de que se lo lleve la camilla, quedarte cabizabajo y romper a llorar".

Como dice también le ha tocado en su propias carnes vivir el dolor y las heridas, peses a que nunca le han corneado. Una de estas situaciones la tiene grabada en la mente. Siete de julio de 2006. En ese encierro la manada le pasó por encima. "Estuve tres meses de baja, la pierna me la destrozaron, se me rompió, me quitó todos los nervios, me arrancó todo, me dejó los huesos al aire", recuerda. 

Pese a estos peligros, ese gusto, esa pasión por el encierro no desaparece. "Yo tengo respeto al toro, pero cuando echan el cohete y abren la puerta del corral tengo una satisfacción de ver subir al toro. Es algo que no puedo ni explicar, es único, me da la vida", señala. 

"Yo tengo pánico, pero en el momento en que se abren las puertas para mí en ese momento mejor estar solo, no conozco a la gente, no tengo ningún problema con nadie, subo en carrera limpia, no tengo ningún tropiezo, voy solamente a lo mío, centrado, buscar lo que quiero y hacer lo que yo sé: correr, disfrutar y lo que salga", detalla.

"HA SIDO EL AÑO MÁS EMOTIVO"

Sin embargo, para El Boti no todo son los toros. Los encierros van más allá. Los encierros tienen un carácter espiritual

"Soy muy devoto de San Fermín y cuando entro a la iglesia para el momento de la bendición para mí un sentimiento íntimo, bonito. Salgo liberado, despejado de la cabeza, salgo con una sensación de que no me va a pasar nada, salgo como en una nube, voy tan a gusto, tan bendecido hablando claramente", comenta el pamplonés sobre la tradicional bendición que reciben los mozos en la parroquia de San Lorenzo cada 7 de julio antes de comenzar la carrera.

Precisamente, la bendición de este sábado, al ser año jubilar, le ha dado un carácter aún más especial. El Boti reconoce que sigue a San Fermín durante todo el año y la tradición que tiene de llevar ocho rosas a la bendición: "Compró cuatro rosas rojas y cuatro blancas, cada una simboliza un encierro".

"Estar con ese silencio, no se respiraba más que sensaciones positivas, todo el mundo pidiendo, las caras, los gestos, la familia estamos todos juntos. Luego la bendición, con el año jubilar, llevar las flores, dedicar las palabras a todos los corredores que las tengo grabadas... Para mí ha sido todo muy bonito, ha sido el año más emotivo, más bonito para mí", valora el pamplonés. 

Una bendición que ha hecho que este sábado sea pleno para El Boti. "Ha sido emotivo en todos los sentidos, he entrado a la iglesia, el encierro he disfrutado todo lo que he podido aunque ha habido un percance con una cornada a un amigo, pero ha sido muy especial porque ha habido muchas cosas juntas en muy poco tiempo", sentencia este veterano corredor.


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"Me dedico en cuerpo y alma al encierro": los 46 años de sentimiento y emoción de El Boti