El clásico sonido atronador de los fuegos ha dado paso a los incesantes silbidos de las miles de personas que esperaban que arrancase el espectáculo.
23.10 horas de la noche del 6 de julio en los alrededores de la Ciudadela de Pamplona. El clásico sonido atronador del lanzamiento de la primera colección de fuegos artificiales del concurso pirotécnico de Sanfermines ha dado paso a otro sonido casi tan penetrante como éste: los silbidos de las miles de personas que seguían esperando que el cielo se tiñese de color.
La colección de la pirotecnia valenciana Brunchú Pyro Experience ha tenido que retrasar el lanzamiento por causas ajenas a la organización y el jurado del concurso internacional de fuegos artificiales. Cuando los relojes marcaban las 23.12 minutos, el primer cohete ha surcado la noche pamplonesa.
Según han explicado desde la organización del concurso, los fuegos artificiales se han retrasado porque la torre de control del aeropuerto de Noáin ha informado de la entrada de un avión, y al encontrarse la Ciudadela de Pamplona en espacio aéreo, se debía esperar al aterrizaje de la aeronave para proceder al inicio de los fuegos sin generar ningún tipo de situación de riesgo.
Tal y como explican desde el concurso internacional de fuegos artificiales de autor, como se ha bautizado este año al certamen sanferminero para dar mayor énfasis al diseñador de las colecciones de luz, estruendo y color, el Ayuntamiento de Pamplona se encarga cada día de pedir permiso previo para el lanzamiento de las colecciones. Y hasta que desde el aeropuerto no se ha dado el visto bueno, la pirotecnia ha tenido que esperar para mostrar su obra.
12 minutos más tarde de las 23 horas, Pamplona ha vuelto a encenderse en plena noche con los fuegos que ha diseñado Luis Brunchú Martí, que da nombre a esta pirotecnia, para arrancar la primera noche de los Sanfermines de 2017.
