Trabajada y vibrante victoria (22-18) de la pareja formada por Bengoetxea-Beroiz ante Iribarria-Martija, que fueron a menos en el Labrit.
Bengoetxea VI volvió a dictar una lección a Iribarria, como en la final manomanista. El leitzarra batalla cada pelota, muerde el cuero apretando los dientes, ayuda al zaguero siempre que puede, y remata. Sobre todo remata. Arriesga. Acierta o falla, pero lidera, compromete, se defiende y ataca.
Por su parte Iribarria, que empezó bien, quitando pelota a Martija y dominando con su potente golpe, se apartó del partido poco a poco. Entró menos, dejó más pelota a su zaguero, y remató a cuentagotas, cuando lo tuvo muy claro. En las demás se limitó a verlas pasar. Por ahí se le fue el partido.
No lo hizo mal Martija, que aguantó al final carros y carretas con la pelota de los colorados, más difícil de mover que el balín de Iker. El zaguero de Etxeberri respondió hasta hartarse, bajó a cubrir cancha, y apenas falló dos pelotas (e hizo el primer tanto). Dio la talla. No dominó, pero cumplió de sobra.
Tampoco lo hizo nada de mal Beroiz, que fue de menos a más y acabó imponiendo su ley. Cogió una en el txoko que levantó al frontón, de nuevo atiborrado de público. El burladés, que trabajó también duro y falló tres, una de ellas por resbalarse, lleva camino de recuperar su mejor tono pelotazale, y su izquierda marcó diferencias con la de su rival.
No obstante, el partido, que resultó bonito, emocionante, competido, duro (470 pelotazos en 62 minutos ), se libró en los cuadros alegres, con sabor a revancha de la final manomanista. Junto al frontis, resultó más pelotari el delantero navarro, que defendió mejor y atacó más y de más formas. El guipuzcoano le superó solo en el saque (2), por uno el navarro, que a cambio sacó más tajada del saque-remate.
Oinatz anotó 16 tantos con un repertorio más amplio y táctico, pillo, y todos sus errores (5) fueron en ataque porque arriesgó cuando debía. En cambio, Iker, que anotó 8 tantos, apenas sumó dos errores con un juego muy segurola. La pelota es algo más que golpearla con fuerza. Anotó tres pelotazos e hizo entregar pelota a Beroiz, pero al final hay que matar el partido adelante, y ahí el leitzarra anduvo más astuto.
Las apuestas salieron ligeramente (cienes a ochentas) por los colorados, que no se pusieron por delante hasta empatar a nueve y no volvieron a coger la iniciativa en el marcador hasta el tramo final, tras empatar a 18. La igualdad resultó la tónica en el electrónico, con igualadas a 6, 9, 12, 16, 17 y 18. A partir de ahí, Bengoetxea VI sentenció con dos cruzadas a la pared, y dos atrás tras descolocar a los azules. Inapelable. El abrazo con Beroiz premió el trabajo de ambos, más todavía que el punto conseguido.
Este sábado se estrena el Grupo B con un partido completamente diferente, con el duelo de dos de los zagueros más poderosos: Rezusta, que juega con Ezkurdia, y Zabaleta, que acompaña a Altuna III. El partido, que será vespertino marcará el destino de este grupo que también integra otra pareja de campanilla, Olaizola II-Albisu.
