Este lunes 13 de julio de 2020 se cumplen dos años de una fecha y tarde que ha pasado ya a la historia de la Feria del Toro de Pamplona. Juan José Padilla se despidió de San Fermín en una corrida de triunfo y gloria que certificó con una salida a hombros acompañado por Roca Rey.
Dos años después y, cuando menos se lo esperaba, un gran amigo de Pamplona le llevó hasta su casa de Sanlúcar de Barrameda las cabezas disecadas de los dos toros de Jandilla que mató esa tarde, su última en Pamplona después de 27 paseillos en la feria.
Iñaki González Cestau fraguó su amistad con Padilla a través de un amigo común de Jerez que le presentó al diestro cuando acudió por primera vez a Pamplona en 1999. "Recuerdo que vino un día antes de debutar y, claro, íbamos por Pamplona para que fuera viendo el ambiente y todavía no lo conocía nadie", recuerda con cariño González sobre aquellos años en los que el Ciclón de Jerez se hizo un nombre en San Fermín.
Aquel año de su debut Padilla triunfó en Pamplona con tres orejas a dos toros de Miura, Bombito y Alcaparrito, que desde ese momento lucen en el salón principal de la casa del torero, al igual que imágenes relacionadas con San Fermín, la feria que le catapultó, primero por las ferias del norte, y después por todo el país.
Desde entonces, Padilla y el pamplonés han mantenido la relación y lazos de amistad, inalterables a pesar de todos los avatares vividos. Entre su primera corrida en Pamplona y la última pasaron 19 temporadas con un total de 20 orejas y 7 puertas grandes en los Sanfermines. Unas cifras de peso para un torero que sufrió cornadas de máxima gravedad, en el cuello en Pamplona en 2001 y en Zaragoza en la cara en 2011, que fue la que le hizo perder el ojo izquierdo y tornar en Pirata.
Si Pamplona hubiera celebrado este año sus Sanfermines, cancelados por la crisis sanitaria del coronavirus, a buen seguro que Padilla habría vuelto a Pamplona para recorrer junto a los pastores las calles del encierro y ser aclamado por los pamploneses. Sin embargo, cuando casi se cumplían dos años de la despedida, se encontraba en su casa cuando ocurrió la sorpresa más inesperada.
Tras debutar en 1999 en Pamplona, Juan José Padilla se ha despedido este viernes 13 de julio de 2018 de la plaza de Pamplona, donde tantas alegrías ha regalado a la afición. 'El Pirata' se ha bajado del barco con un baño de gloria.
La madre de todas las corridas ha dejado imágenes para la historia después de unas faenas impresionantes.
Iñaki González pidió guardar las dos cabezas de los toros de Jandilla en 2018 y encargó a la taxidermia Ibernatur que trabajara en ellas. "Les dije que no tenía prisa, quería que quedaran muy bien", explica. Padilla nunca supo donde habían acabado esos dos toros, porque entre su apoderado y cuadrilla le quitaron de la cabeza la idea de guardarlas. Ya sabían que estaban a buen recaudo y que llegarían al torero a través de su amigo pamplonés, que en su momento ya obsequió al torero un capote de paseo con la imagen de San Fermín.
"Se ha llevado una gran sorpresa cuando las ha visto, ha sido emocionante y ya ha anunciado que las va a colocar en el salón de Pamplona, junto a las de los dos toros de Miura con los que debutó. En las dos tardes cortó tres orejas y salió a hombros", comenta también lleno de felicidad González, emocionado por a alegría y la sorpresa que le dio a su amigo.
Las cabezas disecadas de los toros de Jandilla Decano y Jugoso portan una placa que recoge el número, peso y la fecha y resultado en la que fueron lidiados por Juan José Padilla.
Sin embargo, hay una frase que aparece en esas placas pero que no recogieron las crónicas taurinas de aquella tarde en Pamplona y que quedarán desde ahora sólo para la historia del pamplonés que llevó las cabezas hasta Sanlúcar y del torero Juan José Padilla: "Regalo de Iñaki por nuestra gran amistad".
