• viernes, 19 de abril de 2024
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CINE

El cineasta colombiano Víctor Gaviria planta cara a la violencia machista con su nueva película, presentada en Pamplona

El director visitó en la Filmoteca de Navarra para la proyección de "La mujer del animal", una desgarradora historia basada en hechos reales.

La colombiana Natalia Polo en su papel de la película La mujer del animal, de Víctor Gaviria. RAÚL SOTO
Natalia Polo, en su papel de 'La mujer del animal', del cineasta colombiano Víctor Gaviria.

Al director colombiano Víctor Gaviria (Liborina, Antioquia, 1955) la historia de su nueva película, La mujer del animal, le llegó de la voz de su propia protagonista, mientras recorría uno de los barrios más humildes de Medellín. Allí conoció a Margarita Gómez, quien le contó una historia espeluznante, la de los siete años de maltrato que sufrió junto al hombre que la raptó, la hizo su mujer por la fuerza y la sometió a todo tipo de humillaciones.

Gaviria, que esta semana ha viajado a Pamplona para presentar la cinta en la Filmoteca de Navarra, quedó impactado por tan crudo relato y supo que ahí había una historia que contar, no solo la de una mujer, sino la de muchas colombianas y de otros lugares del mundo, víctimas de una violencia enraizada.

De hecho, lamenta que estos abusos, que tuvieron lugar a mediados de los 70, continúan produciéndose. "Lo que hemos visto en los últimos años en Colombia, en todos los estratos, también de clase media y alta, es que hay un machismo y un poder enorme de los hombres sobre las mujeres, sobre sus vidas. Poder que también es económico", denuncia.

La situación se agrava especialmente en las barriadas más deprimidas donde, como señala el cineasta, operan leyes propias, no escritas, "que casi siempre vulneraban a las mujeres. A pesar de estar separado por 40 años, son dinámicas idénticas de pobreza". Precisamente la historia de Margarita ocurrió en una casa muy humilde de la comuna Popular I de la capital antioqueña, aunque fue rodada en el asentamiento de Nueva Jerusalén, ambas barriadas de ladrillo y tablones azotadas por la pobreza, la violencia y la marginación.

INFIERNO EN EL HOGAR

La película, un trabajo de ficción pero basado totalmente en hechos reales, narra la historia de Amparo, que escapa de un internado de monjas por miedo a su padre. Así, pasa a vivir 'de arrimada' a casa de su hermana, donde Libardo, el primo de su marido, la secuestra y la obliga a ser su esposa y vivir bajo el mismo techo. De este infierno, donde sufre a diario un violencia física y psicológica brutal y tiene una hija con su verdugo, son testigos 'sordos' tanto la familia como los vecinos

El miedo y la cobardía del entorno es otra de las denuncias más importantes que Gaviria hace en su filme, pues contribuye a que los abusos y vejaciones se perpetúen. "Ocurre delante de todo el mundo y le parece que nadie debe meterse en eso, que es un territorio de intimidad de la pareja. Esta violencia nadie la interviene directamente, por miedo, o por un pacto de silencio, que permite que ocurra. La película señala la persistencia de esa pasividad, que incomoda muchísimo al espectador", apunta el cineasta.

A pesar de ser una cinta de ficción, Gaviria apuesta por las técnicas del documental para dotar de mayor realismo a las escenas, una simbiosis de ambos géneros que le permite "ir al drama mucho más profundamente y enganchar al espectador, que se identifique. Estos relatos impactan muchísimo, más que el documental".

Con este objetivo, y como ya había hecho en anteriores rodajes, decidió que los intérpretes no fueran actores profesionales, sino personas que nunca antes se hubiesen puesto delante de una cámara. Así, el papel de Amparo está interpretado por Natalia Polo, auxiliar de enfermería, y el de Libardo, el Animal, por Tito Gómez, conductor de autobús. "El resultado es una dramaturgia muy desgarradora, con muchísima emoción y muy natural", subraya. 

El casting para encontrar a todos los personajes, que entre protagonistas, secundarios y extras llegan al medio centenar, fue un proceso largo, "al menos tres años, mientras se consigue la plata para el presupuesto y el apoyo de los productores". En este tiempo recorrió los barrios de Medellín y habló con muchas personas. Así consiguió que el elenco estuviese "en el mismo universo de la película, sabe de qué se trata. Eso le da mucha verosimilitud".

El rodaje tampoco fue sencillo e invirtieron unas doce semanas, en las que tuvieron que lidiar con "un cierto malestar de todo el mundo por la puesta en escena del maltrato", pero con la convicción que era una historia que debía ser mostrada. Sin embargo, considera que "el reto más grande ha sido contar la historia de esta mujer y estar siempre desde el punto de vista de la mujer, sin serle infiel a esa perspectiva". La propia Margarita le ayudó durante el proceso, aunque ha decidido no ver la película.

PREMIOS INTERNACIONALES

La mujer del animal, que llega este viernes a algunos cines de España, ha tenido un fuerte impacto en las salas colombianas y también en las españolas que ya han podido descubrirlas. De hecho, fue galardonada con el premio a la Mejor Dirección y al Mejor Montaje en el Festival de Málaga y sumó otros cinco reconocimientos en la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya.

"La película es muy golpeante, sacude al espectador. Choca muchísimo ese maltrato de género y que nadie auxilie a la protagonista. Salen con la sensación de haber visto algo muy traumático pero que era necesario hacerlo, eso me han dicho allá en Colombia y mismo nos ha sucedido en España". 

Gaviria, muy conocido por su compromiso social, señala el "poder inmenso que tiene ficción sobre las personas, no solo el cine social. Se mete muy profundamente en la vida de uno, lo cuestiona y lo hace pensar".

Además de cortos y documentales, ha filmado en su carrera otros tres largometrajes, todo: Rodrigo D. No Futuro, sobre un joven en el brutal Medellín de los 80. La vendedora de rosas, nominada a la Palma de Oro como Mejor Película en el Festival de Cannes en 1998; y Sumas y restas, en 2005, sobre los orígenes del narcotráfico. Considera que su nueva película "es una secuencia del compromiso que nació en los años 80".


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