• jueves, 28 de marzo de 2024
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TOROS

La terna resuelve con oficio y entrega ante los desrazados novillos de Cruz en Bilbao

Los novilleros se entregaron en cada faena pero los astados no respondieron ni estuvieron a la altura en Vista Alegre.

Alejandro Marcos en su primer toro de la tarde en Bilbao. (Mundotoro).
Alejandro Marcos en su primer toro de la tarde en Bilbao. (Mundotoro).

La terna de novilleros que actuó en Bilbao, aun sin cortar trofeos por sus fallos con la espada, resolvió con muy buen oficio y no poca entrega ante los desrazados utreros de la ganadería de los herederos José Cruz, que se presentaba en la tierra de sus propietarios.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis novillos de José Cruz, de correcta aunque desigual presencia -con más cuajo los tres últimos- y de juego muy deslucido por su absoluto falta de raza y, en algunos casos, también de fuerzas. El tercero se lidió como sobrero al sustituir a un titular devuelto por invalidez.

Alejandro Marcos, de verde manzana y oro: bajonazo (ovación); estocada desprendida perpendicular y atravesada (ovación).

Pablo Aguado, de corinto y oro: pinchazo, dos pinchazos hondos y descabello (silencio); estocada desprendida y cinco descabellos (ovación tras aviso).

Luis David Adame, de carmín y oro: dos pinchazos y estocada (ovación); dos pinchazos y media estocada y cuatro descabellos (silencio tras aviso).

Tras la lidia del tercero, Adame fue atendido en la enfermería de un corte en la mano izquierda sufrido al entrar a matar.

Entre las cuadrillas, Manuel Ángel Gómez, Sánchez Araujo y Miguel Martín saludaron en el segundo tercio y Rafael González bregó con efectivo temple al segundo.

Segundo festejo de abono de las Corridas Generales de Bilbao, con un cuarto de entrada en tarde fresca y con rachas de viento.

UN DECEPCIONANTE DEBUT

Durante los días previos al festejo se había creado una cierta expectación entre los aficionados de Bilbao por la presentación en Vista Alegre de la ganadería de José Cruz, propiedad de una conocida familia de taurinos locales. Pero por mucho que, por aquello del orgullo local, algunos de los novillos se ovacionaran en el arrastre, su juego resultó francamente decepcionante.

Le faltó casi de todo a la novillada, dentro de su correcta pero dispar presentación, en tanto que su descastamiento derivo en un comportamiento afligido y endeble o llevándoles a rajarse apenas salían al ruedo para defenderse después con brusquedad y sin clase.

Ante tan negada actitud de los utreros, la terna tuvo que tirar de entrega y oficio como única fórmula para sobresalir en una cita tan importante como la de Bilbao, sólo que los tres noveles echaron por tierra todo su esfuerzos con sus generalizados fallos a la hora de matar.

El salmantino Alejandro Marcos le puso temple y gusto a los medios muletazos que pudo arrancarle, siempre con firmeza de plantas, al desclasado y reservón primero de la tarde, al que mató de un feo bajonazo. Y se mostró igual de seguro y con un gran dominio de los resortes técnicos de la muleta ante un cuarto que topó más que embistió.

El primero de Pablo Aguado, ayuno total de raza y de fuerzas, respondió con medias embestidas tambaleantes a los persistentes intentos del sevillano, que sólo pudo dejar breves esbozos de su calidad.

Tuvo que ser con el quinto, al que saludó con cuatro largas afaroladas de rodillas, cuando Aguado pudo llegar algo más al tendido a base de aguantar y someter el mal estilo de un utrero rajado desde su salida pero al que sujetó lo suficiente como para cuajarle naturales excelentes pero contados, antes de marrar varias veces con el descabello.

También los errores al entrar a matar le impidieron "tocar pelo" al mexicano Luis David Adame, quien hizo la faena más estimable de la tarde al sobrero que sustituyó al inválido tercero.

No fue tampoco este un novillo fácil, sino que, rajado también desde el primer momento, no tuvo más remedio, aunque a regañadientes, que embestir a la poderosa y hábil muleta del americano.

Pero ni ese oficio de torero cuajado que ya tiene Adame le sirvió con el sexto, uno más de los vacíos novillos de la divisa local pero que además acabó enseguida refugiándose en tablas. 


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