• martes, 19 de marzo de 2024
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TOROS

Tarde maldita en Zaragoza con los toros de Fuente Ymbro: cogidas de Javier Jiménez e Iván Fandiño

El mexicano Joselito Adame fue el único de los tres toreros anunciados en Zaragoza que consiguió salir andando de la plaza, y con una oreja en la mano.

El diestro Javier Jiménez es cogido en la faena al primero de su lote. Javier Cebollada EFE
El diestro Javier Jiménez es cogido en la faena al primero de su lote. Javier Cebollada EFE

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Fuente Ymbro, muy desiguales de volúmenes pero todos de feas y descompensadas hechuras. En cuanto a juego, salvo el tercero, que se movió con algo más de entrega y nobleza, la corrida defendió sin clase y mal estilo su falta de raza y/o de fuerzas.

Iván Fandiño, de vainilla y oro: estocada (ovación); estocada trasera (silencio); dos pinchazos y media estocada caída (silencio), en el que mató por Jiménez.

Joselito Adame, de azul noche y oro: estocada desprendida (oreja); estocada atravesada que asoma, estocada tendida y descabello (ovación tras aviso).

Javier Jiménez, de verde manzana y oro: pinchazo y herido. Fandiño remató al toro de un bajonazo (silencio).

Entre las cuadrillas, destacó picando Óscar Bernal al segundo, e Iván García, Víctor Manuel Martínez, Lipi y Rafael Limón saludaron en banderillas.

Javier Jiménez fue corneado al entrar a matar a su primero, resultando, según el parte médico, con una herida grave en el tercio inferior, cara interna, del muslo derecho con dos trayectorias, una ascendente de 21 centímetros que desgarró el músculo vasto interno y otra externa, de 10 centímetros, con destrozos en vasto interno y externo y que llegó hasta la cara externa del muslo.

Iván Fandiño sufrió una cornada, también grave, en la cara anterior interna del tercio superior del muslo derecho, con orificio de entrada de 15 centímetros de extensión y una trayectoria descendente e interna que afecta al músculo abductor mediano, contundiendo el paquete vascular

Por su parte, el quinto toro infirió al banderillero Rafael Limón una cornada a nivel del triángulo de Scarpa del muslo derecho, con orificio de entrada de 12 centímetros y dos trayectorias, una ascendente que llega a la espina del pubis y otra descendente que afectó al abductor mediano, de pronóstico menos grave.

Tercer festejo de abono de la feria del Pilar, con algo menos de media entrada en los tendidos.

JIMÉNEZ, MÁS ALLÁ DE LA SANGRE

El triunfo del mexicano Joselito Adame en Zaragoza no fue tanto cortar la única oreja de la tarde sino salir de la plaza por su propio pie, que fue lo que no pudieron hacer sus dos compañeros ni tampoco el banderillero Rafael Limón, atendidos de sendas cornadas en la enfermería.

Fue, por tanto, tarde accidentada esta tercera de la feria del Pilar, en la que se cobró su tributo de sangre una corrida fea y destartalada de Fuente Ymbro, que dio un juego acorde a su presentación: casi todos se defendieron sin clase y con mal estilo ante los esfuerzos que les exigió la terna.

Adame fue quien resolvió la papeleta con más habilidad, contando además con que le tocó el único toro que se movió con cierta nobleza y un mínimo de entrega.

El acierto del mexicano fue no exigirle demasiado en cada pase a ese boyancón que salió en tercer lugar, para no agotar sus escasas reservas de raza en una faena ligera pero en la que supo conectar con el tendido hasta rematarla de una fulminante estocada en la suerte de recibir, para así poder pasear el trofeo.

Pero el mejor toreo de la tarde llevó la firma de Javier Jiménez, que con un valor sereno y reposado, y con una sincera naturalidad, fue encelando a un ejemplar alto y corto de cuello al que costaba emplearse en la muleta.

Con paciencia y un pulseado mando el joven sevillano acabó por llevarle sometido en pases de largo trazo, aun a pesar de que el animal se fue desengañando a medida que Jiménez le podía, pero sin que por ello bajara el nivel ni el mérito de la faena.

El único error del torero de Espartinas fue, quizá, entrar a matar en la suerte natural, porque al atacarle con la espada el toro le cortó el paso hacia las tablas, le prendió, le derribó y le buscó con saña en el suelo hasta herirle de gravedad y dejarle sin la que hubiera sido una oreja merecida y de mucho peso.

A Iván Fandiño, por su parte, le correspondieron en el sorteo dos toros muy deslucidos, pues ambos se afligieron a las primeras de cambio, sin fuerzas ni raza que los mantuvieran en la lucha, a pesar de los intentos del diestro vasco por asentarlos.

Pero, por el percance de Jiménez, aún tuvo que pechar con un sexto que expresó su mansedumbre sin pasar y con constantes cabezazos hasta que en un descuido hizo hilo con Fandiño que, al tropezar, no pudo escaparse de la cornada, justo el día en que reaparecía de otra sufrida hace apenas una semana.

Cuando el torero vasco entró a la enfermería tuvo que esperar turno, porque los médicos aún estaban interviniendo al banderillero Rafael Limón, corneado por el quinto cuando el animal le arrolló en su huida a la salida del segundo par. Trabajo a destajo, pues, para el equipo del doctor Val Carres.


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