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Corrupción y tráfico de órganos en el nuevo libro de Rebeca Viguri: 'La decisión que Olivia nunca tomó'

La autora pamplonesa ha presentado este jueves su último libro, una novela negra con carácter de denuncia.

Presentación del libro 'La decisión que Olivia nunca tomó', de Rebeca Viguri (01). IÑIGO ALZUGARAY
Presentación del libro 'La decisión que Olivia nunca tomó', de Rebeca Viguri. IÑIGO ALZUGARAY

La autora pamplonesa Rebeca Viguri ha presentado este jueves su último libro, después de la novela La condesa de Padura, ha escrito una novela de género más negro llamada La decisión que olivia nunca tomó.

"El tráfico ilegal de órganos humanos se dio a conocer en los medios de comunicación durante los años ochenta y noventa del siglo XX. El trabajo de la periodista francesa Marie Monique Robin fue crucial: comenzó a destapar casos en Latinoamérica que cuajaron en un documental y un libro", explica la autora.

"Voleurs d ́yeux (Ladrones de ojos) le valió el premio Albert-Londres en 1995, el galardón más prestigioso del periodismo galo. En 1996 publicó Ladrones de órganos, una estremecedora crónica sobre crímenes cuyo objetivo era convertir en donantes forzosos a las víctimas".

"Se ha demostrado que el tráfico internacional de órganos tiene ramificaciones por todo el mundo y son varias las voces que se han alzado para denunciarlo en países tan distintos como Colombia o Afganistán", explica la pamplonesa.

"Periódicos españoles como El Mundo recogen casos de prácticas por parte de los talibán (12 de noviembre de 2001), así
como también han destapado la existencia de redes mafiosas en Ucrania o México (El País, 7 de marzo de 1992 y 5 de septiembre de 2005)".

"El asunto es muy espinoso y su vinculación con las mafias internacionales lo hace especialmente complejo. El trabajo periodístico se ha probado imprescindible para sacar a la luz esta barbarie y denunciar las brutalidades a que son sometidos los seres humanos en países en desarrollo, de los que se nutre un mercado tan cruel e inhumano".

Si bien la documentación para esta novela ha procurado ceñirse al máximo al contexto de los años noventa, todos los personajes y la trama son ficticios.

Aunque hay continuas referencias a políticos, jueces, periodistas, cantantes, lugares y empresas que existieron y existen, la autora expresa que "la historia es inventada y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia".

Pretende ser una novela ágil, de trama lineal (la anterior, la de 2016 era circular), que presenta similitudes con la corrupción en la financiación de partidos vivida en España.

Hay también bajos fondos, del estilo en los que ahora mismo estaría demostrando que se movía el comisario Villarejo.

En cuanto a la trama del tráfico ilegal de órganos, el caso (cerrado, pero que en julio se hablaba de que la Fiscalía lo podría reabrir) más reciente creo que es la acusación al ex presidente del club de fútbol Barcelona Sandro Rossel por el trasplante de hígado de Abidal.

Es decir, que los temas son actuales y candentes, si bien los personajes son ficticios, pero la recreación de los hechos históricos es, como la vez anterior, fidedigna.

Ambientada en Atenas y Roma, es también un guiño a la cultura mediterránea, alejada de escenarios anglosajones, que gustan mucho, (al igual que los nórdicos) y que se están "comiendo" el espacio de la novela europea del Sur.

"Para documentarme de los lugares viajé por Italia durante dos meses. Tengo material fotográfico del que te adjunto alguna pieza", cuenta la autora.

En cuanto a los capítulos, cada uno comienza con una cita de una novela escrita por una mujer (Mary Renault, Marguerite Yourcenar, Mary Shelley, Edith Wharton, Jane Austen, Charlotte Brontë...), como homenaje a la narrativa femenina. 


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