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REVISTA

Navarra trata de recuperar una pieza de arte que iba a ser subastada: el Gobierno foral emprende acciones legales

e trata de un fragmento de pintura mural traspasada a lienzo, proveniente del refectorio de la Catedral de Pamplona, que representa al profeta Ezequiel.

Pintura mural donde se representa al profeta Ezequiel.
Pintura mural donde se representa al profeta Ezequiel.

El Gobierno de Navarra, a través de su asesoría jurídica, ha conseguido paralizar la subasta de una obra de arte de la que es titular, atribuida al pintor Juan Oliver (1332) y procedente de la colección José Gudiol. Asimismo, ha anunciado que se emprenderán las acciones legales necesarias para la recuperación de la misma.

Se trata de un fragmento de pintura mural traspasada a lienzo, proveniente del refectorio de la Catedral de Pamplona, que representa al profeta Ezequiel, según se recoge en un informe técnico elaborado por la Sección de Registro de Bienes Muebles y Arqueología del Servicio de Patrimonio Histórico del departamento, y que iba a ser ofrecida este jueves para su puja. Las pinturas murales de la catedral son propiedad del Ejecutivo foral y se encuentran expuestas en el Museo de Navarra desde que fueron donadas por el cabildo de la catedral en el año 1947.

Del informe técnico se desprende que la pintura que iba a salir a subasta tiene su origen en el proceso de restauración de las pinturas murales que, previamente, habían sido arrancadas de su lugar de origen. Debido a la técnica empleada (strappo) para traspasar la pintura mural a un lienzo, se pudo obtener el fragmento citado, ha indicado en un comunicado el Gobierno de Navarra.

DE LA CATEDRAL DE PAMPLONA AL MUSEO DE NAVARRA

Según ha explicado el Ejecutivo foral, el 19 de septiembre de 1944 se celebró un convenio entre la Institución Príncipe de Viana y Don Ramón Gudiol Ricart por el que se le encargaba a este último la realización de los trabajos de arranque, traspaso y consolidación de las pinturas murales existentes en la Catedral de Pamplona, en San Pedro de Olite y en San Saturnino de Artajona. Las pinturas, una vez arrancadas, fueron trasladadas a Barcelona donde se realizaron las tareas de limpieza, restauración y traspaso a lienzo.

Finalizados los trabajos a finales del año 1946, las pinturas murales góticas procedentes del claustro y el refectorio de la Catedral de Pamplona se expusieron en el Museo Municipal de Arte Moderno de Barcelona y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

El 5 de marzo de 1947 la Institución Príncipe de Viana informó al cabildo del fin de la exposición de las pinturas murales en Madrid y su traslado a Pamplona instando a que se autorizase su colocación en el Museo de Navarra. El 6 de marzo de 1947 el Cabildo de la Catedral autorizó que las pinturas murales se colocasen definitivamente en el Museo de Navarra.

Por Acuerdo de 21 de noviembre de 1947 la Diputación Foral de Navarra aceptó la donación de la Diócesis de Pamplona de un conjunto de bienes artísticos, entre los que se incluían las pinturas murales góticas del refectorio y el claustro de la Catedral de Pamplona, con destino al Museo de Navarra. El 12 de diciembre de 1947 se da cumplimiento a este acuerdo y por parte del obispo de la Diócesis se procede a hacer entrega en plena propiedad a la Diputación Foral de Navarra, entre otros bienes, del conjunto de pinturas murales góticas que incluyen las que decoraban el refectorio.

El Gobierno de Navarra ha explicado que "a diferencia de lo que ocurre actualmente, a mediados del siglo XX no se documentaba exhaustivamente el procedimiento seguido, entre otras cosas porque constituía un secreto de taller que se transmitía celosamente a los aprendices del mismo". "Sin embargo, es posible reconstruir el proceso seguido gracias a notas dispersas encontradas en documentación administrativa, textos especializados y prensa de la época, además de mediante el estudio actual de las obras conservadas", ha apuntado.

Las primeras referencias de traslado de pintura mural se remontan al Imperio Romano: Vitruvio relató cómo se trasladaban pinturas a la capital cortando ladrillos y enrollando las pinturas en tela. Las técnicas se fueron depurando entre los siglos XVIII y XIX, y actualmente existen tres formas posibles de arrancar una pintura mural:

- Stacco a masello

- Stacco

- Strappo

Los primeros maestros en arrancar pinturas fueron italianos, y por ello las técnicas conservan su denominación. La diferencia entre las tres se encuentra en las capas que se arrancan: con el strappo se arranca simplemente la pintura, con el stacco además de la capa de pintura se levanta la capa de preparación, y con el stacco a masello se arranca también el soporte de la pintura: la pared. La técnica empleada por Ramón Gudiol fue el strappo.

El procedimiento de arranque y traspaso se resume en los siguientes pasos:

- preparación de la logística necesaria para el procedimiento (andamiaje y acopio de material fungible, ayudantes…)

- preparación del muro: limpieza superficial y planificación de áreas de corte

- adhesión de las telas de arranque impregnadas con cola de carpintero directamente sobre la superficie mural

- extracción del muro de las telas con la pintura adherida a ellas

- repaso y homogeneización del reverso para evitar roturas y deformaciones

- enrollado, embalaje y transporte

- refuerzo de la pintura arrancada mediante entelado doble adherido con caseinato de calcio (mezcla de queso, cal apagada y leche)

- construcción del nuevo soporte con bastidores de madera

- tensado de tela nueva al bastidor mediante engrudo de harina y refuerzo de yeso por la trasera

- retirada de las telas de arranque que ocultaban el anverso

- repaso de fijación, reintegración de faltantes y “refrescado”

Cualquier hueco o burbuja de aire entre la capa de tela y la pintura hace que no se adhiera la pintura a la tela y por tanto continúe adherida al soporte, resultando un arranque incompleto. De la misma forma, cualquier hueco, burbuja o falta de adhesivo en el procedimiento de traspaso hará que no se transfiera completamente al nuevo soporte. Esta circunstancia constituye una de las mayores dificultades a la hora de que el arranque y la trasposición sea exitoso y se haga de una sola vez. Pero también puede ser utilizado, como parece que es el caso, como sistema de duplicado de una pintura única.


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