El escritor italiano habla sobre esta historia, ganadora del premio Stresa, que canta a la vida y a las segundas oportunidades.
Lorenzo Marone (Nápoles, 1974) llevaba más de diez años trabajando como abogado cuando decidió dejarlo todo para centrarse en la literatura que, hasta ese momento, solo ocupaba sus ratos libres. De esta liberación surgió La tentación de ser felices, su primera novela, recibida con entusiasmo por los lectores y la crítica italiana y que ahora llega a las librerías españolas con Harper Collins.
El libro, ganador del premio Stresa, narra la historia de Cesare Annunziata, un hombre de 67 años que, divertido y malhumorado que decide dar carpetazo a lo que ha sido su vida hasta la fecha y dar un cambio radical.
¿Por qué decidió dejar su carrera como abogado para centrarse en la literatura? ¿Fue difícil el cambio?
Decidí abandonar la abogacía porque sentía no era mi camino y me podría haber convertido en un pésimo abogado: algo que puede ocurrir cuando no amamos lo que hacemos.
Su novela también habla de elecciones y cambios. ¿Nunca es tarde para darse una segunda oportunidad?
No, por suerte no. Lo que nos enseña Cesare es que uno puede cambiar incluso al final de la propia vida. Nunca es tarde.
Cesare Annunciata es un viejo "cascarriabias". ¿Es esta actitud una coraza para protegerse del exterior, de que le hagan daño?
Sin duda. Es una coraza gracias a la cual puede no pensar en todo aquello que ha despilfarrado en su vida y con la que se defiende del dolor y de la añoranza de todos aquellos “no hechos”.
¿Cómo definiría la forma de afrontar la vida de su protagonista y el cambio?
Es un hombre que desea que se utilice más el instinto. Se lo dice a su hija Sveva: "Tendríamos a veces que pensar menos y escucharnos más".
¿Qué ha aprendido de este personaje?
Que es imposible salvar a alguien que no quiere ser salvado. Que nos salvamos nosotros solos. Yo puedo tender mi mano hacia el otro, pero tiene que ser este el que quiera cogerla.
¿Cree que nos obsesionamos con la búsqueda de la felicidad y con mostrar a los demás que somos felices? Por ejemplo, publicando fotos perfectas en las redes sociales.
Son dos cosas distintas. Una cosa es querer mostrar a los demás nuestra felicidad y otra bien distinta es tratar de ser felices. La palabra “felicidad” engaña. Se debería más bien tender más hacia la búsqueda de nosotros mismos. El mostrar a los demás no es más que una manera para no mirarnos a nosotros mismos. Escucharnos a nosotros mismos a veces es lo que más miedo da.
Dice en la novela: "Me gusta quien lucha cada día por ser feliz". ¿Dónde cree que está la clave?
La clave está en “sentir” más la vida. Vivirla con más curiosidad. Descubrir la belleza que encierran las pequeñas cosas cotidianas. Al final del libro Cesare hace una larga enumeración de “Me gusta” que no es nada más ni nada menos que un himno a la vida.
¿Tuvo miedo que caer en la cursilería o el sentimentalismo a la hora de narrar esta historia?
No, creo que la ironía está en el libro justo para evitar ese peligro.
¿Qué importancia tiene el humor?
La ironía te permite hablar del dolor, de las emociones y los sentimientos sin perder cierta “ligereza”
La trama se desarrolla en Nápoles, su ciudad. ¿Cree que podría haber elegido otro escenario?
No, porque Cesare refleja el sentimiento de Nápoles: sus ganas de rebelarse contra la melancolía con una sonrisa, con un golpe de humor
Esta historia va a ser adaptada al cine por Gianni Amelio. ¿Está participando de alguna forma en la película?
No. El director se ha inspirado libremente en la novela. En febrero veremos como.
