• viernes, 19 de abril de 2024
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TELEVISIÓN

Desvelado el misterio de la Casa de papel: el homenaje a Pamplona de la serie más internacional

Al menos dos integrantes del grandísimo equipo que conforma esta superproducción tienen raíces navarra: el actor Ahikar Azcona y el productor Álex Pina.

Figurada instalada en la Plaza del Castillo con motivo del estreno de la última parte de la temporada final de La casa de papel. NAVARRACOM (1)
Figura instalada en la Plaza del Castillo con motivo del estreno de la última parte de la temporada final de La casa de papel. NAVARRA.COM

Desvelado el misterio que asolaba a Pamplona.

A pocas horas del estreno de la última parte de la quinta temporada de La Casa de Papel, una 'misteriosa' figura vestida como los personajes de la serie asaltaba la capital en plena Plaza del Castillo causando estupefacción entre los pamploneses.

Ahora, después de que Netflix haya 'liberado' los nuevos y últimos capítulos, la enorme figura cobra gran sentido y supone un guiño más de la serie a la capital navarra como ya había realizado en anteriores ocasiones.

A las caras visibles de los actores más famosos que dan vida a Tokio, Nairobi, Denver o El Profesor, hay que sumar la de otro que, con el paso de las temporadas, ha ido ganando espacio en la pequeña pantalla.

Se trata del actor navarro, Ahikar Azcona, quien también forma parte de la banda que asalta el Banco de España y que, hasta ahora, no tenía un nombre en clave en la serie de fama mundial. Sin embargo, esto ha cambiado.

Durante el capítulo 8 de esta quinta temporada, el resto de ladrones pregunta al actor navarro cómo quiere llamarse y él, sin dudarlo, responde 'Pamplona' frente a las risas de los demás asaltantes y su perplejidad.

A continuación, el actor que da vida al nuevo personaje de 'Pamplona' en la serie hace un alegato y una defensa de su nombre y una de las tradiciones más famosas de la capital navarra. 

"La fiesta más brutal del mundo se hace allí, los Sanfermines y vienen hasta los japoneses a correr los toros. Hemingway escribió una novela que se estudia en las universidades americanas. ¿Sabéis cómo se llama la novela? Fiesta. ¿Queréis jarana? Pues vais a los putos Sanfermines", dice el personaje para después acabar todos con un brindis "por Pamplona".

Las alusiones a Pamplona y Navarra han sido una constante en la serie si tenemos en cuenta que, además, uno de sus productores, Álex Pina, es natural de la capital foral.

Precisamente, su productora Vancouver ha destacado que para hacer la última temporada, la quinta, fueron contratadas un total de 382 personas para trabajar en dos unidades simultáneas (dos rodajes paralelos en dos escenarios distintos) y 500 más como proveedores externos.

LAS CARAS MENOS VISIBLES DE LA CASA DE PAPEL

La dureza de este proyecto ha exigido siempre entrega y compromiso total no solo a los actores, también al grandísimo equipo que se encuentra detrás de esta superproducción española que ha dado la vuelta al mundo.

Al igual que el pamplonés Álex Pina, todo el equipo ha estado perfectamente ensamblado detrás de las cámara para realizar una serie coral como lo es 'La casa de papel'.

“Después de hacer  esto yo creo que puedo hacer 'Ben-Hur' en dos días. Ha sido una serie muy dura que nos ha puesto a todos a prueba y hemos sido capaces de hacer algo muy grande y bonito, es una experiencia muy potente para todos que nos deja un gran aprendizaje”, cuenta a Efe el diseñador Carlos Díaz, jefe del equipo de vestuario.

“¿Que si soy LCDP? Yo y todo mi equipo, desde mí hasta el auxiliar. A nivel elenco la serie era muy coral, pero a nivel de equipo también porque eran equipos muy grandes en los que ha participado muchísima gente. Aunque los responsables teníamos mucha responsabilidad porque había mucha gente dentro de los departamentos, el trabajo ha estado muy dividido”, explica por su parte Eva Martínez Álvarez, responsable de maquillaje de la serie, que dio un salto cuantitativo de la segunda a la tercera temporada (cuando entró Netflix), cuenta.

Desde el departamento de efectos especiales lo confirman. "Hay mucho detrás de todos los departamentos, todos están muy implicados con la serie y trabajan con mucha pasión y dedicación y eso se acaba notando”, agrega Javi Jal, responsable de efectos especiales. "Nos hemos juntado muchos locos por nuestro trabajo y la verdad que eso se ve y se nota".

La parte suya, apunta, es "el adorno". "Lo importante es el guion, que es lo que arma y hace de guía toda la serie, si tienes una historia buena que contar, el resto de los departamentos lucen". Pero aún así, ellos están sutilmente en todas las escenas.

“No hay casi plano en la serie que no tenga un efecto especial, donde no hay goteras hay partículas, humo, miles de cosas. Y esta temporada era de guerra y el reto era hacer algo bélico en un interior. Ningún director nunca se ha atrevido a hacer guerra en interiores, es una cosa novedosa en ficción, todas las guerras y pelis bélicas se han hecho en exteriores y nadie ha contado algo así”, explica Jal, que llegó a la serie en la tercera temporada.

También son sutiles las labores de vestuario, que van mucho más allá del icónico mono rojo. "Hay vida más allá del mono porque la serie está llena de personajes y personajillos y personajazos de todo tipo que no siempre van en mono, y hay otro vestuario que es muy interesante porque la serie va y viene entre pasado y presente", cuenta Díaz.

Aún así, confiesa que una de las cosas más divertidas de su trabajo ha sido "ambientar" el mono rojo, "lavarlo, tirotearlo, ensuciarlo"... Él fue el encargado, además, de rediseñar esta pieza cuando llegó a la serie en la tercera temporada y de hacer un mono más adaptable a cada actor.

"El mono de la primera y segunda temporada partía de un mono comprado, un mono estándar, al que se le habían aplicado una capucha y unas cremalleras y cuando nos enfrentamos a la tercera temporada quisimos rediseñarlo y confeccionarlo entero. Elegimos una tonalidad de rojo muy concreta que fotografiara muy bien y le aplicamos más cremalleras y piezas qué se pudieran quitar y poner, para que pudieran colgar con más facilidad las pistolas", explica el diseñador, que abandonó las pasarelas hace unos años para dedicarse a la ficción.

Sobre el final de la serie, todos están de acuerdo. Tenía que llegar, más antes que después. "Ya tenía que tener un final porque alargar la cosa más de la cuenta creo que no es bueno, para no defraudar y dejarlo en un nivel alto. Además, es una serie muy cansada y el agotamiento se nota con el tiempo, a nivel psicológico y físico. Así que ha acabado cuando tenía que acabar", explica Martínez Álvarez.

La serie acaba y los equipos se rompen pero "es como un campamento de verano, que al principio te pones muy triste cuando acabas, pero luego viene otro campamento y haces nuevos amigos, aunque el cariño de todo el mundo te lo guardas para siempre".


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