• jueves, 28 de marzo de 2024
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ARTE

Las cartas nunca vistas entre Picasso y la familia Reventós

El Museo Picasso de Barcelona expone por primera vez el conjunto de misivas que intercambiaban el pintor y la familia.

 

El pintor Pablo Picasso. EFE/Archivo.
El pintor Pablo Picasso. EFE/Archivo.

El Museo Picasso de Barcelona expone por primera vez desde hoy el conjunto de cartas fruto del intercambio entre Picasso y la familia Reventós, desde finales del siglo XIX hasta la muerte del artista, en 1973.

La comisaria de la exposición "Picasso y los Reventós", Malén Gual, ha explicado en la presentación que "las cartas que el artista dirigió a sus amigos de Barcelona hablan de sus primeras vivencias en París y son una fuente de primera mano de su realidad y de su entorno cotidiano".

Las misivas enviadas por los hermanos Reventós a Picasso, que no se habían expuesto nunca antes, reflejan la amistad del pintor malagueño con Ramon y Jacint Reventós, escritor y médico, respectivamente, pertenecientes a una familia de la burguesía catalana comprometida con el arte y la intelectualidad de la época.

La Fundación Picasso-Reventós ha cedido en depósito al Museo Picasso ocho cartas escritas por Picasso a los hermanos Reventós por un período renovable de cuatro años, muchas de las cuales incluyen "magníficos dibujos de una gran delicadeza", apunta Gual.

La exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 10 de enero, incluye también los retratos que Picasso hizo de sus amigos y que mostró en su primera exposición en el café modernista Els Quatre Gats de Barcelona.

También se pueden contemplar un conjunto de grabados y una muestra de la obra literaria de Ramon Reventós a través de sus libros ilustrados con grabados de Picasso.

Entre estos grabados la comisaria destaca la punta seca "Salomé", realizada en 1905 y que pertenece a la serie "Los Saltimbanquis".

Con motivo de esta muestra se ha editado un libro en colaboración con el Musée National Picasso-Paris y con el apoyo de la Fundación Picasso-Reventós y la familia Ruiz-Picasso.

Este libro recoge la correspondencia intercambiada entre Picasso y tres miembros de la familia Reventós y desvela "una mirada íntima a las aspiraciones de este grupo de jóvenes de la Barcelona de principios del siglo XX, a la vez que pone en evidencia los lazos de amistad que les unen a lo largo de décadas", subraya la comisaria.

En el inicio de la exposición, se pueden ver las cartas escritas por la familia Reventós, conservadas en el archivo del Museo Picasso de París, que además se publican por primera vez, mientras que las cartas escritas por el pintor malagueño y su amigo Carles Casagemas se presentan en su totalidad y con nuevas traducciones según el estudio realizado por Marilyn McCully.

En este mismo ámbito se muestra uno de los primeros grabados de Picasso, "Mujer muerta" (1905), del que hizo una corta serie de doce ejemplares, que el artista donó a Isidre Reventós como testimonio de su amistad.

En el ecuador del recorrido expositivo se presenta la obra literaria de Ramon Reventós ilustrada por Picasso, mientras que el tercer ámbito está consagrado al reencuentro y la reactivación de la amistad con la familia Reventós a mediados de los años cincuenta, reflejada en numerosas fotografías de visitas a Picasso y Jacqueline en Mougins o Cannes.

La relación entre Picasso y los Reventós comenzó en 1899 cuando el malagueño conoció a Ramon y Jacint Reventós Bordoy y pronto fue admitido en el círculo de la burguesa familia Reventós, que celebraba reuniones y tertulias informales a las que asistían artistas e intelectuales.

Su relación fue muy intensa desde enero de 1899 hasta que se marchó definitivamente a París, en abril de 1904.

Una vez en Francia mantuvo contacto epistolar con los dos hermanos y se reencontraron en las cada vez menos frecuentes visitas del pintor a Barcelona en 1906, en 1909 y en 1917.

Después de volver a París en noviembre de 1917, Picasso ya no vio nunca más a su amigo Ramon, que murió en 1923, mientras que la relación con Jacint se limitó al intercambio de breves misivas, y no se reactivó hasta la década de los cincuenta, a partir de la primera visita de su hijo, Jacint Reventós Conti, al artista.

El artista apoyó los proyectos e iniciativas de la sociedad catalana para honrar y conmemorar la trayectoria de Jacint Reventós Bordoy enviando planchas calcográficas para ilustrar los libros que editaban en memoria de su amigo y, a principios de 1973, pocos meses antes de morir, con la cesión del óleo "La mujer muerta", también ahora expuesto, para contribuir a la creación de un ala de neumología en el Hospital de Sant Pau.


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