• jueves, 28 de marzo de 2024
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ENTREVISTA

Dolores Redondo, ganadora del Premio Planeta: "Del dolor se puede aprender a ser muy valiente o a tener mucho miedo"

La escritora afincada en Cintruénigo habla sobre la novela vencedora, 'Todo esto te daré', una historia sobre el poder, la codicia y la pérdida. 

La escritora Dolores Redondo tras recibir el Premio Planeta por su novela "Todo esto te daré", durante el acto de la 65 edición del premio literario celebrado en el Palau de Congressos de Catalunya. EFE/ Andreu Dalmau.
Dolores Redondo, escritora donostiarra afincada en Cintruénigo. EP

Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) ha cumplido uno de sus sueños de niña al ganar el Planeta. Estos días promociona la novela vencedora, Todo esto te daré, que le llevará junto al finalista, Marcos Chicot, por distintos puntos de la geografía española. Entusiasmada, la escritora afincada en Cintruénigo señala algunas claves de esta nueva historia policiaca protagonizada por un escritor que viaja a la Ribeira Sacra al recibir la noticia del fallecimiento de su marido.

En apariencia, ha fallecido en un accidente de tráfico, pero un guardia civil insiste en que hay cosas que no encajan. Así, el novelista deberá enfrentarse a una maraña de secretos dolorosos y a la poderosa familia de su esposo, con la que este no mantenía relación.

¿Qué ha supuesto para usted este premio?

Cuando era una cría y soñaba con ser escritora, era como la meta. Imagino que si te gusta mucho andar en bici, piensas en ganar el Tour o La Vuelta. Es el más representativo de nuestra literatura. Muchos de los autores que conforman mi biblioteca lo han ganado. Es normal que sea ahí donde te reflejas.

¿Cómo estás afrontando la gira?

Con la trilogía ha sido una promoción intensísima y seguida, casi promocionar y escribir a la vez. Esta es una experiencia diferente y también se encara con mucha alegría. La hago también con el finalista. Es muy chulo y se concentra en muy poquito tiempo. Estoy fuerte y tengo muchas ganas de hablar en esta novela.

¿Vendrá a presentarla a Pamplona?

Me consta que se está hablando. Ya hay peticiones y se está intentando cuadrar en la agenda.

En la nueva novela, deja Baztan y viaja a Galicia, la tierra de su padre. ¿Es un homenaje?

No, es una novela que me apetecía escribir y encajaba perfectamente en Galicia. Es verdad que desde el principio sabía que iba a ser allí. Mi padre es gallego, de la costa de Pontevedra, pero he elegido un lugar con el que no tengo ninguna relación concreta ni arraigo. Por la misma razón que elegí Baztan: me sedujo. 

¿Qué le cautivó de Ribeira Sacra?

Es un lugar muy potente, una naturaleza con una fuerza desbordante, una fuerza arquitectónica... Tiene la mayor muestra de románico de toda Europa. También la cultura del vino. Me fascinó el modo en que lo cultivan en las laderas de los montes... Pero, sobre todo, el carácter. Vivir ahí ha supuesto mucho sacrificio para generaciones y generaciones. Entonces les ha marcado de una manera y forjado un carácter especial. De todas maneras, el protagonista tampoco es de allí, es madrileño. Un hombre de 52 años y homosexual.

El protagonista es, además, un escritor que lucha por escribir una novela mejor que su éxito anterior. ¿Le ha pasado a usted?

No, por suerte nunca me he tenido que enfrentar a ese sufrimiento, que me parece de lo más terrorífico. La escritura sigue brotando como agua de una fuente, con naturalidad y tranquilidad. Hay que sacarla a cubos y a veces es trabajoso, pero siempre fluye. Este escritor sí que se ve entre la espada y la pared, pero tiene más que ver con su dolor personal y su incapacidad para aceptar su responsabilidad dentro de su vida que con que tenga problemas con la escritura. Al hacerle escritor, no quería hablar de escritura, ni de creatividad. Quería que fuese un homenaje a los que cuidan de los escritores, desde los agentes a la gente de prensa, pero, sobre todo, su pareja.

Y le dedica el libro a Eduardo, su marido...

Claro, mi marido es la persona que más ha contribuido, y contribuye cada día, a que yo pueda seguir adelante. Ahora mismo, para que yo esté aquí disfrutando del pistoletazo de salida del Planeta, él se está ocupando de nuestra vida real.

¿Le da tiempo a seguir paseando por Cintruénigo?

Créeme, es fundamental volver a casa. Aunque voy a estar muy ocupada, siempre tengo un día o día y medio para ir, tomar las energías buenas de los que nos quieren y salir de nuevo a la carretera, aeropuertos y estaciones para llevar los libros a los lectores. No tengo ninguna intención de moverme de Navarra. Estoy muy feliz y, además, ahora como nunca poder tener la tranquilidad de vivir en un lugar así, puede ser mas necesario de lo que lo ha sido hasta ahora. Es lo que te mantiene unido al suelo, a la realidad.

Volviendo a la novela, en 'Todo esto te daré' continúa con el género negro y una historia familiar. ¿Las mayores tragedias suceden de puertas para dentro?

No siempre. También hay familias en las que suceden cosas buenas y te ayudan a crecer. Pero sí creo que es dentro del ámbito de la familia donde se aprenden dos conceptos fundamentales para el resto de nuestra vida: cómo es el amor y a qué tener miedo. Es una lección que nos dan nuestros padres. Aprendes que el amor es generoso, bueno, es el que cuida, protege... O es el que somete, humilla, machaca y domina. También se aprenden los miedos, a confiar, o a estar lleno de temores, esperar el fracaso y la frustración.

¿Y a qué teme Dolores Redondo?

No es propio, sino reflejado.Todo lo malo que les pueda pasar a las personas que yo quiero y que me quieren.

En el libro habla también del poder y de la codicia. ¿Son los principales motores del reverso oscuro del ser humano?

Sí, entre otros. Por desgracia, nos ha tocado un tiempo en el que las situaciones de codicia y de gente que va como piratas está ahí. Y también de la impunidad. Algunos se han librado durante mucho tiempo y no han tenido que pagar sus deudas igual que los demás. Es la sensación de que hay dos varas de medir. Es muy triste y más aún que lleguemos aceptar que esto es así. Debemos luchar, en la medida que podamos, contra ello. Al menos, con nuestra rebeldía.

¿Tiene su novela vocación de denuncia social contra los privilegios de clase?

No va en contra de la Iglesia en su conjunto ni contra ninguna clase en particular, pero sí me parece vergonzoso los privilegios vergonzosos; aquellos por los que algunos terminan teniendo un trato de favor que ni siquiera tienen que pedir.

Habla de la muerte, de la pérdida, de dos tipos de dolor: el que está en la calle y el de casa. ¿Ve el dolor como algo que impulsa al cambio?

Del dolor se puede aprender a ser muy valiente o a tener mucho miedo. No siempre el dolor implica crecimiento o aprendizaje. Hablo del dolor público, el que se muestra, o el privado, porque sí creo que hay dos clases de dolor y, además, nuestra sociedad lo acepta perfectamente. Incluso hay una parte que se exhibe. No tiene nada que ver con la cultura del duelo, o de la muerte, como antes, sino con un llanto o queja gratuita, como vemos en los reality shows. Es un dolor que no te crees, con el que no comulgas. Y luego está el otro: un dolor profundo, que se lleva dentro y se arrastra mucho tiempo.

Y en este drama, ¿dónde está la luz?

Hay muchas luces entre todas las sombras y la confusión. Están las que surgen del propio aprendizaje, el asumir la parte de culpa que puedas tener en lo que ha terminado ocurriéndote. Y la luz surge, desde luego, de la amistad. Pero no surge de pronto, no son dos personas que se encuentran y se comunican perfectamente desde el primer momento. Los hombres protagonistas de mi novela son como trenes de mercancías peligrosas y chocan unos contra otros. Los prejuicios se producen en todas las direcciones. Creo que al lector le va a ocurrir lo mismo y se va a despojar de muchos prejuicios.

Quedan pocos meses para el estreno de la película El guardián invisible. ¿Qué nos puede avanzar?

Asistí al rodaje y he visto las imágenes de exteriores. Son alucinantes, preciosas. Ya sabemos cómo es Baztan, pues imagínatelo desde un dron, desde el aire y desde el agua del río. Otro acierto ha sido la música, que la ha grabado la Orquesta Sinfónica de Navarra en Baluarte. Para la belleza de esas imágenes, es perfecta la elección. Estoy deseando verlo en conjunto.


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